Jack Palance

RESCATE (Los profesionales)

1. Acción y resultado de rescatar a una persona o cosa.
2. Precio que se pide o se paga para rescatar a una persona. (Larousse Editorial)

«El corazón, mientras late, sueña con amanecer abrazado a una mujer que lo bese y lo rescate y, aunque pierda la fe, nunca da por perdido el combate» (canción Sin pena ni gloria)
Joaquín Sabina (1949-) Cantautor, poeta y pintor español

LOS PROFESIONALES (The professionals) – 1966

Director Richard Brooks
Guion Richard Brooks
Fotografía Conrad Hall
Música Maurice Jarre
Producción Columbia
Nacionalidad Estados Unidos
Duración 117m. Color
Reparto Burt Lancaster, Lee Marvin, Claudia Cardinale, Robert Ryan, Jack Palance, Ralph Bellamy, Woody Strode, Joe De Santis, Rafael Bertrand.

«Nos quedamos porque nos enamoramos, huimos porque nos desencantamos, regresamos porque nos sentimos solos, morimos porque es inevitable»

A propósito del peligroso cometido de rescatar a su atractiva esposa que un potentado terrateniente texano encomienda a cuatro curtidos y desencantados mercenarios en plena revolución mexicana, según la modesta novela de Frank O’Rourke A mule for the marquesa, Richard Brooks realizó esta amarga y furibunda reflexión desmitificadora en torno a la intrínseca épica del western, a menudo dilucidada como una solapada metáfora acerca de la intervención estadounidense en la guerra de Vietnam. Provista de una poética crepuscular de notoria influencia peckinpahiana, diseminaba entre grandes escenas de acción nostálgicos raciocinios en torno a los viejos ideales, la lealtad, la camaradería o el eterno enfrentamiento de clases a través de unos diálogos portentosos, exudados de nostalgia, pesadumbre y romanticismo, al tiempo que extraía el máximo potencial de un reparto estelar, embellecido por el fulgor erótico de una Claudia Cardinale capaz de «convertir a los niños en hombres y a los hombres en niños», tal y como apostillaba el sudoroso estratega encarnado por Lee Marvin en una de las múltiples grandes frases de la película.

Otras películas cuyo grueso argumental gira alrededor de un RESCATE

Centauros del desierto – John Ford (1956)
Rapto – Alex Segal (1956)
Salvar al soldado Ryan – Steven Spielberg (1998)

EPIDEMIA (Pánico en las calles)

Enfermedad que ataca a un gran número de personas o de animales en un mismo lugar y durante un mismo período de tiempo. (google.es)

«El nacionalismo es una epidemia de muy difícil tratamiento pues utiliza la paranoia como razón esencial de sus tesis»
Albert Boadella (1943-) Actor y dramaturgo español

PÁNICO EN LAS CALLES (Panic in the streets) – 1950

Director Elia Kazan
Guion Richard Murphy
Fotografía Joseph McDonald
Música Alfred Newman
Producción 20th. Century Fox
Nacionalidad Estados Unidos
Duración 96m. B/N
Reparto Richard Widmark, Paul Douglas, Barbara Bel Geddes, Jack Palance, Zero Mostel , Dan Riss, Tommy Cook, William A. Dean.

«Si el asesino está incubando una peste neumónica, puede comenzar a diseminarla dentro de las 48 horas (…) Sí, tenemos 48 horas. Poco después tendrás los ingredientes de una epidemia»

Elia Kazan obtuvo el unánime beneplácito de la crítica a su incontestable dominio del lenguaje cinematográfico, hasta entonces condicionado a su reputada ascendencia teatral, con este opresivo e impactante thriller policíaco, enmarcado en la tendencia documentalista de la época. La perentoriedad en encontrar a los responsables de un crimen cometido en la ciudad de Nueva Orleans, por ser portadores de un letal virus de peste neumónica que puede desencadenar una espantosa epidemia de inusitadas proporciones, configuraba el embrión de una apasionante trama que reseñaba las ingratas tareas que ha de afrontar la organización policial y la sordidez de los bajos fondos asentados en las travesías cercanas al puerto en una puesta en escena que aunaba la concisión narrativa con un ritmo absolutamente convulsivo. Observada como una evidente metáfora de la entonces imperante y aniquiladora «caza de brujas» del senador McCarthy, presume de una potente fotografía y un eficiente reparto, del que sobresale Jack Palance en un papel de detestable hampón.

Otras películas sobre EPIDEMIAS

La amenaza de Andrómeda – Robert Wise (1971)
12 monos – Terry Gilliam (1995)
28 días después – Danny Boyle (2002)

PRESIÓN (El gran cuchillo)

Coacción, imposición o apremio dirigida a una persona o un grupo, sin que implique el uso de la fuerza física. (definicion.de)

“¿Presión? ¿Qué presión? Presión es la que tiene la gente pobre del mundo intentando llevar comida a sus familias. Trabajando desde el amanecer hasta el ocaso sólo para alimentar a sus chicos. En el fútbol no hay presión”
José Mourinho (1963-) Entrenador de fútbol portugués

EL GRAN CUCHILLO (The big knife) – 1955

knife

Director Robert Aldrich
Guion James Poe
Fotografía Ernest Laszlo
Música Frank DeVol
Producción United Artists
Nacionalidad Estados Unidos
Duración 111m. B/N
Reparto Jack Palance, Ida Lupino, Rod Steiger, Wendell Corey, Jean Hagen, Ilka Chase, Shelley Winters, Everett Sloane.

«Todos creen que eres un tipo muy duro. Confunden al personaje con la persona. Pero yo te conozco bien. Eres especial, eres un idealista. El problema es que no se puede combinar negocios e idealismo. Son como agua y aceite. Una película para ti es más que una película: es un acto de fe. Pero estás equivocado, mi querido amigo…»

Inmerso en la época más alentadora de su incómoda y nunca suficientemente valorada carrera como realizador, Robert Aldrich dirigió y produjo esta consistente adaptación de la polémica pieza teatral homónima de Clifford Odetts acerca de la hipocresía, ambición y escasez de ética profesional que fluctuaba en el Hollywood de los años cincuenta. Utilizando como modelos de inspiración a los magnates Louis B. Mayer, Harry Cohn y Jack Warner, según el mismo declaró, y beneficiándose de la solvencia de sus interpretaciones (entre ellas una de las más logradas de Jack Palance, uno de sus intérpretes favoritos), eludió con una rabiosa desnudez descriptiva la viable monotonía de los profusos diálogos que contenía la historia de la asfixiante y coaccionadora presión a la que es sometido un cotizado actor tras negarse a renovar el contrato que le vincula a uno de los principales estudios. Uno de los retratos más lacónicos, arbitrarios y demoledores jamás realizados sobre el mundo del cine, que, a su vez, bien puede ser contemplado como un astuto y solapado alegato antimaccarthista.

Otras películas donde el protagonista está sometido a la insoportable PRESIÓN del entorno

El verdugo – Luis García Berlanga (1963)
El graduado – Mike Nichols (1967)
Un día de furia – Joel Schumacher (1993)

MALENTENDIDO (El desprecio)

Dicho, hecho o suceso que se interpreta equívocamente. (google.com)

“Siempre es mejor que la gente hable cara a cara, con el corazón en la mano. De lo contrario acaban surgiendo malentendidos. Y los malentendidos, ¿sabe?, son una fuente de infelicidad”
Haruki Murakami (1949-) Escritor y traductor japonés

EL DESPRECIO (Le mépris) – 1963

mepris2

Director Jean-Luc Godard
Guion Jean-Luc Godard
Fotografía Raoul Coutard
Música Georges Delerue
Producción Rome Paris Films/Les Films Concordia/Champion
Nacionalidad Francia/ Italia
Duración 103m. Color
Reparto Brigitte Bardot, Michel Piccoli, Jack Palance, Giorgia Moll, Fritz Lang, Linda Veras, Jean-Luc Godard.

«En este mundo moderno hemos de aceptar lo que otros quieren. ¿Por qué el dinero determina lo que hacemos, lo que somos o seremos? ¿Por qué el dinero es tan importante? ¿Incluso en nuestras relaciones amorosas?»

La inspiración elegantemente emocional de Godard se hallaba en su máximo esplendor cuando generó esta adaptación libre de la novela Il disprezzo de Alberto Moravia, que, por su cadenciosa, rupturista y clarividente simbiosis de modernidad y clasicismo, pasó a inscribirse de inmediato entre las obras más insignes de su filmografía. El engendramiento de una versión cinematográfica de La Odisea de Homero rodada por el mismísimo Fritz Lang (que se encarnaba a sí mismo con una imponente distinción) junto a la convulsa e insalvable crisis conyugal entre el dramaturgo a quien encargan el guion y su atractiva esposa, motivada por un grave malentendido, configuran los dos ejes vitales sobre los que gira este exuberante y sincrónico entramado polifónico destinado a exteriorizar los sentimientos más inescrutables de su autor por medio de una subyugante perfección formal y una intuitiva espontaneidad dramática. La hermosa fotografía de Coutard, favorecida por el imponente entorno de la isla de Capri, la utilización del imperecedero Thème de Camille del maestro Georges Delerue y un sublime reparto liderado por una estupenda Brigitte Bardot redondearon esta perspicaz alegoría filosófica sobre la concomitancia entre el cine y la vida real.

Otras películas cuyo conflicto dramático viene motivado por un MALENTENDIDO

Con la muerte en los talones – Alfred Hitchcock (1959)
A moment to remember – John H. Lee (2004)
La caza – Thomas Vinterberg (2013)

ADMIRACIÓN (Raíces profundas)

Consideración especial que se siente o tiene para con alguien o algo, por el afecto o las cualidades que disponen, según corresponda (…) Generalmente cuando algo o alguien causan admiración en otro es porque disponen de atribuciones o propiedades notables, positivas y originales, que impactan en éste de manera desbordante. (definicionabc.com)

«El amor más fuerte y más puro no es el que sube desde la impresión, sino el que desciende desde la admiración»
Catalina de Siena (1347-1380) Santa católica, co-patrona de Europa e Italia y Doctora de la Iglesia

RAÍCES PROFUNDAS (Shane) – 1953

shane

Director George Stevens
Guion A.B. Guthrie Jr.
Fotografía Loyal Griggs
Música Victor Young
Producción Paramount
Nacionalidad Estados Unidos
Duración 118m. Color
Reparto Alan Ladd, Jean Arthur, Van Heflin, Brandon de Wilde, Ben Johnson, Jack Palance, Edgar Buchanan, Emile Meyer, Elisha Cook Jr.

«Uno no puede dejar de ser lo que es, torcer su destino»

El sempiterno enfrentamiento entre la nobleza y la malignidad, escudado en la no menos tradicional pugna entre campesinos y ganaderos terratenientes de finales del siglo XIX, y, a su vez, resuelto por la intervención de un héroe solitario de pasado escabroso y semblante impertérrito, por cierto, interpretado por uno de los actores más inexpresivos del Hollywood de la época. Ante tales arquetipos como premisa, irremisiblemente ligados a la iconografía del western clásico, no resulta fácil intuir el cúmulo indeleble de emociones turbadoras y sentimientos velados, tácitamente reprimidos, que acaba transmitiendo este himno a la fraternidad ante el abuso del poder caciquil, basado en una novela homónima de Jack Shaefer y popularmente inmortalizado por la relación de afecto y venerada admiración que el infante de la familia amenazada sostiene con el misterioso forastero. Además de dotar al relato de un poderoso ritmo secuencial, George Stevens supo beneficiarse de la sabia explotación del paisaje montañoso de Wyoming, de un inspirado plantel de intérpretes y de una bellísima partitura musical.

Otras películas sobre la ADMIRACIÓN

La sombra de una duda – Alfred Hitchcock (1943)
Matar a un ruiseñor – Robert Mulligan (1962)
La lengua de las mariposas – José Luis Cuerda (1999)