Estados Unidos

PLAGA (La buena tierra)

Aparición masiva y repentina de seres vivos de la misma especie que causan graves daños a poblaciones animales o vegetales, como, respectivamente, la peste bubónica y la filoxera. (RAE)
Las plagas de langosta son un desastre natural devastador. Han sido temidas y respetadas a lo largo de la historia y, desgraciadamente, siguen causando estragos en la actualidad (…) Destruyen cosechas y causan daños enormes en la agricultura, con la miseria humana y la hambruna que esto conlleva. Se encuentran en muchas partes del mundo, pero en la actualidad son más destructivas en las tierras de agricultura de subsistencia de algunas regiones de África. (nationalgeographic.es)

«Son las más importantes y las mismas que vienen repitiéndose desde que el mundo es mundo. Pesan igual que un grano de mostaza. Crecen como una plaga de langosta. Pero existen preguntas y preguntas.» (poema Preguntas retóricas)
Luis Bagué Quílez (1978-) Escritor, crítico literario y profesor universitario español

LA BUENA TIERRA (The good earth) – 1937

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Director Sidney Franklin
Guion Talbot Jennings, Tess Slesinger y Claudine West
Fotografía Karl Freund
Música Herbert Stothart
Producción Metro Goldwyn Mayer
Nacionalidad Estados Unidos
Duración 134m. B/N
Reparto Paul Muni, Luise Rainer, Walter Connolly, Tilly Losch, Charley Grapewin, Jessie Ralph, Keye Luke, Soo Yong, William Law, Mary Wong.

«El ánima de una gran nación se expresa en la vida de sus gentes más humildes»

Melodrama de tracción épico/folletinesca, basado en la novela homónima de Pearl S. Buck y en la obra teatral de Owen y Donald Davis que ésta inspiró, que florece como arquetipo del ‘cine de prestigio’ cultivado por la Metro Goldwyn Mayer a mediados de los treinta con la abrumadora perfección en todos los apartados técnicos que permitía su profusión presupuestaria y la excelsitud creativa de los profesionales que en ellos intervenían; sirvan como ejemplo Karl Freund como operador o el gran Cedric Gibbons como director artístico. Esta elegía dramática sobre la inaudita capacidad humana para hacer frente a los infortunios, dedicada a la memoria del productor Irving Thalberg, que falleció antes de los cuatro años invertidos en la misma, narraba con vigor y emotividad el fluctuante recorrido vital de un matrimonio de campesinos en la convulsa China de principios del siglo XX, interpretados por un gran Paul Muni y una todavía mejor Luise Rainer. Difícil olvidar la fisicidad de escenas como la siega del trigo ante la tormenta de granizo, el asalto revolucionario a la Casa Grande o la lucha contra la plaga de langostas.

Otras películas que reproducen una PLAGA DE LANGOSTAS

Beginning of the end – Bert I. Gordon (1957)
Días del cielo – Terrence Malick (1978)
La cosecha – Stephen Hopkins (2007)

SANDÍA (El pequeño fugitivo)

Planta cucurbitácea anual de tallo velloso, flexible y rastrero, con zarcillos, hojas lobuladas y gran fruto casi esférico de piel verde y pulpa roja, dulce y jugosa llena de pepitas negras, muy apreciada como alimento. (Espasa-Calpe)

«Cual si de pronto se entreabriera el día despidiendo una intensa llamarada, por el acero fúlgido rasgada mostró su carne roja la sandía. Carmín incandescente parecía la larga y deslumbrante cuchillada, como boca encendida y desatada en frescos borbotones de alegría.» (poema La sandía)
Salvador Rueda (1857-1933) Periodista y poeta español

EL PEQUEÑO FUGITIVO (Little fugitive) – 1953

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Director Ray Ashley, Morris Engel y Ruth Orkin
Guion Ray Ashley, Morris Engel y Ruth Orkin
Fotografía Morris Engel
Música Eddy Lawrence Manson
Producción Little Fugitive Production Company
Nacionalidad Estados Unidos
Duración 80m. B/N
Reparto Richie Andrusco, Richard Brewster, Winifred Cushing, Jay Williams, Will Lee, Charlie Moss, Tommy DeCanio.

«¿Sabéis qué os digo? El domingo que viene vamos a salir los tres juntos y os voy a llevar a Coney Island.»

La colaboración entre el escritor Ray Ashley y el talentoso dúo de fotógrafos formado por los esposos Ruth Orkin y Morris Engel dio como fruto este amable ejercicio de naturalismo cinematográfico, cuyo carácter precursor marcaría un hito dentro de la escena independiente americana y ejercería una influencia decisiva en la nouvelle vague por la espontaneidad de su estilo de producción, el uso de la cámara en mano y el empleo de actores profesionales como protagonistas (véase, por ejemplo, LOS 400 GOLPES de Truffaut para constatarlo). Víctima de una broma pesada en la que le hacen creer que ha matado accidentalmente a su hermano mayor, un niño de Brooklyn apasionado por el béisbol y los cowboys busca refugio en Coney Island, donde vivirá una aventura iniciática tan ociosa como liberadora. La autenticidad y sencillez de las imágenes del joven disfrutando de las atracciones, comiendo sandía o recolectando envases por la playa para canjearlos y poder montar en pony, matizadas con improvisados acordes de armónica y un elegante uso de la luz y el encuadre, servían para atrapar la esencia del candor infantil y medir el pulso vital de la gran urbe neoyorquina.

Otras películas donde el protagonista come SANDÍA

El largo y cálido verano – Martin Ritt (1958)
Polyanna – David Swift (1960)
Brat (Brother) – Aleksei Balabanov (1997)

ZEPELÍN (Los ángeles del infierno)

Aerostato autopropulsado y con capacidad de maniobra para ser manejado como una aeronave. La sustentación aerostática se logra mediante depósitos llenos de un gas de menor densidad que la atmósfera circundante, llamado gas de elevación o gas elevador, por lo general hidrógeno, pero modernamente helio por tratarse de un gas no inflamable, aunque un poco menos ligero (…) Fue el primer artefacto volador capaz de ser controlado en un vuelo de larga duración. Su uso principal tuvo lugar aproximadamente entre 1900 y la década de 1930, para disminuir paulatinamente cuando los aeroplanos superaron sus capacidades y tras haber sufrido varios accidentes de relevancia; el más notable de los cuales fue sin duda el incendio del dirigible Hindenburg de hidrógeno en 1937 (…) El daño físico infligido por los zepelines en el transcurso de la Primera Guerra Mundial resultó trivial, y las muertes que causaron no llegaron al millar. (Wikipedia)

«Piernas de viandantes y ruedas de automóviles, no nubes lentas y frágiles como un zepelín visto desde el balcón del sueño, era lo que igualaba esa luz que rebota del asfalto y en la que yo confío para verte sin aderezos, en tu esplendor y en tu desdicha.» (poema Siempre quise que mi vida significara algo)
Carlos Alcorta (1959-) Poeta español

LOS ÁNGELES DEL INFIERNO (Hell’s angels) – 1930

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Director Howard Hughes
Guion Harry Behn y Howard Estabrook
Fotografía Tony Gaudio y Harry Perry
Música Hugo Riesenfeld
Producción The Caddo Company
Nacionalidad Estados Unidos
Duración 127m. B/N y Color
Reparto Ben Lyon, James Hall, Jean Harlow, John Darrow, Lucien Prival, Douglas Gilmore, Jane Winton, William B. Davidson.

«¿Por qué dejas que te engañen así? ¿Por qué estás luchando? ¿Patriotismo? ¿Deber? ¿Estás loco? ¿No ves que son sólo palabras? ¡Palabras pronunciadas por políticos y especuladores para convencerte de que luches por ellos! ¿Qué es una palabra comparada con la vida? ¡La única vida que tienes!»

El mismo año que ALAS de William A. Wellman cosechaba un clamoroso éxito inaugurando el subgénero bélico de aventuras aéreas, el multimillonario productor Howard Hughes se puso por primera vez tras la cámara para plasmar su obsesiva pasión por los aviones, tanto en calidad de empresario como de piloto. El instinto megalomaníaco del excéntrico magnate de veintiún años, unido a las múltiples vicisitudes de un rodaje en el que participaron Edmund Goulding y James Whale, entre ellas, cuatro accidentes mortales, varias demandas a competidores y la inoportuna irrupción del sonoro cuando llevaban más de la mitad del metraje mudo filmado, elevaron el presupuesto a casi cuatro millones de dólares (recaudaría más del doble) hasta erigirse en la producción hollyoodiense más costosa hasta entonces. La insulsa subtrama melodramática entre los dos antagónicos hermanos ingleses durante el transcurso de la Primer Guerra Mundial, únicamente destacable por la voraz sensualidad de Jean Harlow, fue compensada por la excelsa plasticidad y el implacable realismo de dos antológicas escenas de acción: el fallido ataque a Londres del zepelín y la coreográfica batalla final.

Otras películas donde aparece un ZEPELÍN

Zeppelin – Etienne Périer (1971)
Hindenburg – Robert Wise (1975)
Indiana Jones y la última cruzada – Steven Spielberg (1989)

ADOLESCENCIA (Las vírgenes suicidas)

Periodo de desarrollo biológico, psicológico, sexual y social inmediatamente posterior a la niñez y que comienza con la pubertad. Es un periodo vital entre la pubertad y la edad adulta, su rango de duración generalmente se enmarca su inicio entre los 12 y 13 años, y su finalización a los 18 años de edad (…) Se llama adolescencia, porque sus protagonistas son jóvenes que aún no son adultos y tampoco son niños. Es una etapa de descubrimiento de la propia identidad (identidad psicológica, identidad sexual…) así como la de autonomía individual. En el aspecto emocional, la llegada de la adolescencia significa la eclosión de la capacidad afectiva para sentir y desarrollar emociones que se identifican o tiene relación con el amor. (Wikipedia)

“La adolescencia es la única época en la que he aprendido algo”
Marcel Proust (1871-1922) Escritor francés

LAS VÍRGENES SUICIDAS (The virgin suicides) – 1999

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Director Sofia Coppola
Guion Sofia Coppola
Fotografía Corine Day
Música Brian Reitzell
Producción American Zoetrope/Muse Productions/Eternity Pictures
Nacionalidad Estados Unidos
Duración 97m. Color
Reparto Kirsten Dunst, James Woods, Kathleen Turner, Josh Hartnett, Scott Glenn, Michael Paré, Danny DeVito, A.J. Cook.
* Air – Playground love

“Empezamos a enterarnos de su vida llegando a recordar cosas que no habíamos vivido. Supimos lo que era ser una chica y cómo el serlo te hacía soñar y saber qué colores combinaban bien. Supimos que las chicas eran mujeres disfrazadas que entendían el amor, e incluso la muerte, y que nuestro trabajo era hacer el ruido que las fascinaba. Lo sabían todo sobre nosotros y nosotros nada sobre ellas…”

Resarciéndose de su poco estimulante cometido como actriz, en especial, del ensañamiento crítico sufrido por su papel como hija de Michael Corleone en EL PADRINO III, Sofia Coppola triunfó en su debut como realizadora de largometrajes con esta fiel y etérea adaptación de la novela homónima con la que Jeffrey Eugenides hurgó en el secreto de la feminidad y la pérdida de la inocencia, asociada al sinuoso hechizo del devenir adolescente. Ambientada en un barrio residencial de Grosse Pointe (Michigan), a mediados de los setenta, evocaba con calidez, poética ensoñación ambiental y loable vigor descriptivo los trágicos incidentes vinculados a las cinco hermanas Lisbon, hijas de un profesor de matemáticas y una ama de casa beata, autoritaria y sobreprotectora. Narrada en primera persona del plural por los vecinos y condiscípulos que asistieron atónitos a los macabros acontecimientos, fundamenta su capacidad de impacto emocional en una ingrávida puesta en escena de nostálgico onirismo, un impecable estilo visual de estética setentera y una hipnótica banda sonora a cargo del dúo francés de música electrónica Air.

Otras películas claves para entender la ADOLESCENCIA

Juno – Jason Reitman (2007)
Las ventajas de ser un marginado – Stephen Chbosky (2012)
La vida de Adèle – Abdellatif Kechiche (2013)

CARIÑO (La fuerza del cariño)

Inclinación de amor o buen afecto que se siente hacia alguien o algo. (RAE)

«¿Quién llenará de primaveras este enero y bajará la luna para que juguemos? Dime si tú te vas, dime cariño mío, ¿quién me va a curar el corazón partido?» (canción Corazón partío)
Alejandro Sanz (1968-) Cantautor y compositor español

LA FUERZA DEL CARIÑO (Terms of endearment) – 1983

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Director James L. Brooks
Guion James L. Brooks
Fotografía Andrzej Bartkowiak
Música Michael Gore
Producción Paramount
Nacionalidad Estados Unidos
Duración 130m. Color
Reparto Debra Winger, Shirley MacLaine, Jack Nicholson, Danny DeVito, Jeff Daniels, John Litgow, F. William Parker, Norman Bennett.

«Sé que me quieres, lo sé. Desde hace algunos años has estado fingiendo obviarme. Te quiero muchísimo (…) En unos años, cuando no esté presente para ordenarte algo o para regañarte vas a recordar… (…) Y te darás cuenta de que me quieres. Y tal vez te sientas mal, porque nunca me lo dijiste. Pero no lo hagas, yo sé que me quieres.»

El mayor logro cinematográfico de James L. Brooks, realizador, guionista y productor especialmente acreditado por su decisiva contribución al ámbito televisivo estadounidense, sobrevino con el desproporcionado éxito crítico y comercial obtenido con esta comedia melodramática de claras pretensiones lacrimógenas, basada en la novela homónima de Larry McMurtry. Ambientada entre Houston (Texas), Des Moines (Iowa) y Lincoln (Nebraska), narraba con sutileza y cierta dosis de ironía la dificultosa relación emocional a través de los años entre una viuda de temperamento absorbente y su rebelde hija, así como el romance otoñal que la primera emprende con su excéntrico vecino, un ex astronauta tan borrachín como mujeriego. Apoyándose en las inspiradas caracterizaciones de su reconocido plantel de intérpretes, transitaba del registro grave al ligero con pasmosa desenvoltura hasta formular un canto a la intensa complejidad del vínculo entre madre e hija, a su especial conexión de ambivalencia afectiva y al incondicional lazo de cariño y complicidad que lo fortalece.

Otras películas que reflejan distintos sentimientos de CARIÑO

Los mejores años de nuestra vida – William Wyler (1946)
Del rosa… al amarillo – Manuel Summers (1963)
Un asunto de familia – Hirokazu Koreeda (2018)