TERNURA (Del rosa… al amarillo)

1. Cualidad de la persona que muestra fácilmente sus sentimientos, especialmente de afecto, dulzura y simpatía.
2. Muestra de afecto, cariño y dulzura.
(Larousse Editorial)

«La ternura es una de las cualidades que acostumbramos a asociar a la juventud. La vida nos la inculca a fuerza de golpes, nos hace más dulces y dúctiles de lo que nuestro orgullo juvenil nos había permitido»
Doris Lessing (1919-2013) Escritora británica

DEL ROSA… AL AMARILLO (Del rosa… al amarillo) – 1963

rosa

Director Manuel Summers
Guion Manuel Summers
Fotografía Francisco Fraile
Música Antonio Pérez Olea
Producción Impala/Eco Films
Nacionalidad España
Duración 88m. B/N
Reparto Cristina Galbó, Pedro Díez del Corral, Lina Onesti, José Vicente Cerrudo, Antonio D. Olano, María Jesús Corchero, María Hevia.
* Osvaldo Farrés – Toda una vida

«Al margen de tu amor, solo es posible la indiferencia, el hastío, la melancolía de las añoranzas, el dolor de no sentirme a tu lado…»

Procedente del ámbito del humorismo gráfico, Manuel Summers encauzó sus orígenes cinematográficos hacia la gestación de un tipo de comedia costumbrista con inspirados rasgos de ternura, nostalgia y negra socarronería, proporcionando toda una bocanada de aire fresco a las corrientes renovadoras del Nuevo Cine Español. En su ópera prima, contrastaba a través de dos episodios independientes el candor iniciático del primer flirteo sentimental de un enamoradizo muchacho madrileño a la ilusión crepuscular de dos ancianos por prolongar la chispa del amor brotada en el geriátrico que los acoge, obteniendo un resultado final que seducía por su inusitada agudeza, energía y sensibilidad. En principio, el esqueleto argumental de la película constaba de un tercer capítulo, centrado en el funesto anhelo de dos jóvenes por concretar su noviazgo, que acabaría alumbrando el siguiente film del realizador, LA NIÑA DE LUTO (1964), que, si bien no alcanzaba los niveles de inspiración, delicadeza y naturalidad de su predecesora, mantenía e, incluso acrecentaba, su ácida invectiva a las rancias tradiciones de la época.

Otras películas movidas por la TERNURA

¡Qué verde era mi valle! – John Ford (1941)
Cinema Paradiso – Giuseppe Tornatore (1988)
Estación Central de Brasil – Walter Salles (1998)

2 comentarios

  1. Le recuerdo como un film con una buena dosis de frescura que surgió esperanzador en el desecado panorama del cine español de la época (luego llegarían otras cintas de Saura, Patino, Picazo, Fons, Diamante que confirmarían aquel espejismo llamado ese «nuevo cine español»).
    La película de Summers resulta divertida, entrañable y mientras nos acaricia la fibra nostálgica, introduce agudos toques de observación sociológica. En su momento, se agradeció mucho.

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