Fredric March

POCIÓN (El hombre y el monstruo)

Una poción es una medicina o un veneno (una pócima) líquido que se puede beber (…) En las leyendas, las pociones mágicas son bebidas que sirven para curar, para hechizar, o para envenenar. Son los magos, los hechiceros, y las brujas, quienes preparan las pociones, y para ello emplean la magia junto con la mezcla de ciertas sustancias. (Wikipedia)

«Al mercado de Sonora no les conviene ir, no, al mercado de Sonora no les conviene ir, a menos que quieran ver o escuchar algunas cosas que no querrían repetir, a menos que quieran buscar una poción milagrosa a base de sándalo y de jazmín» (canción El mercado de Sonora)
Nacho Vegas (1974-) Cantautor español

EL HOMBRE Y EL MONSTRUO (Dr. Jekyll and Mr. Hyde) – 1931

dr

Director Rouben Mamoulian
Guion Percy Heath y Samuel Hoffenstein
Fotografía Karl Strauss
Música Herman Hand, Rudolph G. Kopp, John Leipold y Ralph Rainger
Producción Metro Goldwyn Mayer
Nacionalidad Estados Unidos
Duración 98m. B/N
Reparto Fredric March, Miriam Hopkins, Rose Hobart, Holmes Herbert, Halliwel Hobbes, Edgar Norton, Tempe Pigott.
* Johann Sebastian Bach – Tocata y fuga en re menor, BWV 565

«Tienes razón, no soy una belleza. Tal vez prefieras un caballero… Uno de esos caballeros de finos modales, virtuoso y honorable. Uno de esos hipócritas a los que les gusta mirarte las piernas de reojo y luego murmurar sobre tus ligas»

Probablemente, la mejor recreación cinematográfica del mito literario creado por Robert L. Stevenson respecto a la horrible pesadilla de un científico londinense, degradado a alternar una doble y amoral existencia por culpa de una irresistible poción química. Esta estremecedora representación de la peligrosa maleabildad de la naturaleza humana fue recreada por Rouben Mamoulian a través de una puesta en escena de perfil dramático, fundamento psicológico-existencial y resonancias silentes, caracterizada por su fluidez narrativa, su atrevida veracidad sexual y un clímax maliciosamente conmovedor; aspecto en el que la progresiva banda sonora (que introducía por primera vez los latidos de un corazón) ejercía un papel substancial. La enfervorizante fotografía de Karl Strauss, con su adecuado uso de filtros, junto al espléndido quehacer del maquillador Welly Westmore permitieron plasmar la asombrosa transformación del expresivo protagonista en el simiesco y maléfico Mr. Hyde, papel que significaría uno de los puntos más álgidos en la carrera del gran Fredric March.

Otras películas cuyo protagonista se ve afectado por los efectos de una POCIÓN

Me siento rejuvenecer – Howard Hawks (1952)
El profesor chiflado – Jerry Lewis (1963)
The love witch – Anna Biller (2016)

TRÍO (Una mujer para dos)

Grupo de tres personas o cosas unidas por alguna relación. (servicios.elpais.com)

«El éxito es ese viejo trío: habilidad, oportunidad y valentía»
Charles Luckman (1909-1999) Arquitecto estadounidense

UNA MUJER PARA DOS (Design for living) – 1933

design

Director Ernst Lubitsch
Guion Ben Hecht y Samuel Hoffenstein
Fotografía Victor Milner
Música John Leipold
Producción Paramount
Nacionalidad Estados Unidos
Duración 91m. B/N
Reparto Miriam Hopkins, Gary Cooper, Fredric March, Edward Everett Horton, Isabel Jewell, Franklin Pangborn, Jane Darwell, Lionel Belmore.

«La inmoralidad puede ser divertida, pero no lo suficiente como para sustituir a un cien por cien de virtud y tres comidas al día»

Atrevida y desenfadada adaptación de una pieza teatral de Noel Coward, que, bajo un envoltorio de resuelta liviandad y falsa ligereza, proponía una maniobra de subversión de lo cotidiano tan aviesa como epicúrea al plantear la anómala sociedad artística y afectiva que una joven publicitaria entabla al unísono con dos íntimos artistas bohemios (un pintor y un dramaturgo) del barrio parisino de Montmartre. A pesar de la reservada pero manifiesta carencia de pretensiones con la que fue concebida, Lubitsch desplegó un virtuoso recital de los distintivos estilísticos que diferenciarían su particular e inimitable talante como realizador, es decir, una puesta en escena de cáustico refinamiento y aparente sensación de espontaneidad, impregnada de solapadas sugerencias sexuales gracias a la chispeante astucia de los diálogos y a una incomparable facultad para la elipsis y la utilización del fuera de campo. Triángulo interpretativo de una química perfecta, con una maravillosa Miriam Hopkins, para un film que versaba sobre el deseo, el amor ideal o la amistad traicionada en aras a testimoniar la viabilidad del trío como modelo de vida en común.

Otras películas protagonizadas por un TRÍO

El trío fantástico – Tod Browning (1925)
Jules y Jim – François Truffaut (1962)
Y tu mamá también – Alfonso Cuarón (2001)

NOBLEZA (Ana Karenina)

Clase social formada por las personas que poseen títulos nobiliarios concedidos por el rey o heredados de sus antepasados. (google.es)

“Todos los Estados bien gobernados y todos los príncipes inteligentes han tenido cuidado de no reducir a la nobleza a la desesperación, ni al pueblo al descontento”
Nicolás Maquiavelo (1469-1527) Diplomático, funcionario, filósofo político y escritor italiano.

ANA KARENINA (Anna Karenina) – 1935

Anna

Director Clarence Brown
Guion Salka Viertel y Clemence Dane
Fotografía William Daniels
Música Herbert Stothart
Productora Metro Goldwyn Mayer
Nacionalidad Estados Unidos
Duración 95m. B/N
Reparto Greta Garbo, Fredric March, Basil Rathbone, Maureen O’Sullivan, Freddie Bartholomew, Reginald Owen, May Robson.

«¡Tu honor! Tu egoísmo, tu hipocresía, tu egocentrismo, tu posición social, eso es lo que hay que mantener. Nunca mes has considerado un ser humano»

Persuasiva adaptación del transgresor drama romántico/psicológico concebido por Leon Tolstoi, localizado en la alta sociedad rusa de finales del siglo XIX, que optaba por empequeñecer la complejidad y el desafío ideológico del texto original para centrarse de forma casi exclusiva en la historia de amor y adulterio entre la desposada cortesana del título y el conde Vrosnky. Esta resolución argumental es atribuida a que el film fue ideado y producido por David O. Selznick como vehículo de lucimiento para la imperecedera Garbo, diva que ya había interpretado en 1927 una versión silente del mismo relato bajo la dirección de Edmund Goulding y que se erigiría en el epicentro de una puesta en escena tan sólida como glamourosa, donde la dirección artística, el vestuario y la hacendosa fotografía cumplían sobradamente las expectativas de la lejana Metro de los treinta. La pericia artesanal de Clarence Brown y la labor del intachable reparto acentuaron la firmeza y el nervio pasional de una obra que reflexionaba sobre el resignado papel de la mujer en una época y un entorno marcado por la hipocresía de sus convenciones sociales. La célebre novela ha gozado de otras solventes versiones a cargo de Edmund Goulding (1927), Julien Duvivier (1948), Alekansdr Zarkhi (1967), Bernard Rose (1997) y Joe Wright (2012).

Otras películas ambientadas en la NOBLEZA rusa

Tovarich – Anatole Litvak (1937)
Guerra y paz – King Vidor (1956)
Un romance despiadado – Eldar Ryazanov (1984)

FARSA (La reina de Nueva York)

1. Pieza cómica, breve por lo común, y sin más objeto que hacer reir.
2. Enredo, trama o tramoya para aparentar o engañar.
(RAE)

«El periodismo es libre o es una farsa»
Rodolfo Walsh (1927-1977) Periodista y escritor argentino

LA REINA DE NUEVA YORK (Nothing sacred) – 1937

sacred

Director William A. Wellman
Guion Ben Hecht
Fotografía W. Howard Greene
Música Oscar Levant
Producción Selznick International Pictures
Nacionalidad Estados Unidos
Duración 77m. Color
Reparto Carole Lombard, Fredric March, Walter Connolly, Charles Winninger, Sig Ruman, Frank Fay, Margaret Hamilton, Max Rosenbloom.

«Es fácil morir cuando el corazón está lleno de gratitud»

En apenas dos semanas de viajes en tren entre Nueva York y Los Ángeles, Ben Hecht escribió un corrosivo e inspirado guion basado en una historia de James H. Street, Letter to the editor, que sirvió a William A. Wellman para realizar esta divertida sátira sobre el mundo de la prensa, en concreto, sobre su capacidad para sacar provecho de las miserias humanas sin ningún tipo de indulgencia. La campaña periodística creada por un reportero sin escrúpulos en torno a una presunta víctima de la radiación que, supuestamente, va a morir en breve, servía para trazar un demoledor e incisivo retrato del embaucador poder mediático de los medios de comunicación, auténtico paradigma del materialismo que imperaba en la sociedad norteamericana de los treinta. Con una encantadora espontaneidad, encadenaba un buen número de situaciones cómicas, fotografiadas en color (toda una novedad en el género de la screwball comedy) y repletas de hilarantes diálogos entre sus soberbios protagonistas. Norman Taurog dirigió en 1954 una versión decididamente inferior, de título VIVIENDO SU VIDA, con Jerry Lewis y Dean Martin como actores principales.

Otras películas construidas a modo de FARSA

Dama por un día – Frank Capra (1933)
Ser o no ser – Ernst Lubitsch (1942)
Con faldas y a lo loco – Billy Wilder (1959)

AFECTIVIDAD (Los mejores años de nuestra vida)

Capacidad de reacción de un sujeto ante los estímulos que provienen del medio externo o interno, cuyas principales manifestaciones son los sentimientos y las emociones. (Espasa-Calpe)

«El matrimonio es un contrato de afectividad que no garantiza nunca su cumplimiento, pues el cariño se revisa cada mañana»
Pierre J. Proudhon (1809-1865) Filósofo político y revolucionario francés

LOS MEJORES AÑOS DE NUESTRA VIDA (The best years of our lives) – 1946

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Director William Wyler
Guión Robert E. Sherwood
Fotografía Gregg Toland
Música Hugo Friedhofer
Producción Samuel Goldwyn
Nacionalidad Estados Unidos
Duración 172m. B/N
Reparto Fredric March, Dana Andrews, Harold Russell, Myrna Loy, Theresa Wright, Virginia Mayo, Cathy O’Donnell, Hoagy Carmichael.

«Lo que más miedo me da es que ahora van a tratar todos de rehabilitarme»

La dura experiencia vivida por William Wyler en la Gran Guerra resultó fundamental a la hora de aceptar la propuesta del entonces productor independiente Samuel Goldwyn de dirigir una película sobre las dificultades del regreso a la vida civil de los excombatientes en la Segunda Guerra Mundial, tanto en su readaptación laboral como en la reconstrucción de su entorno familiar. El resultado fue un emotivo melodrama realista, inspirado en el relato Glory for me de McKinlay Kantor, que yuxtaponía en un tono profundamente melancólico las diferentes contrariedades de carácter social y afectivo que experimentan un sargento de infantería de acomodada situación profesional (Fredric March), un capitán de aviación sin empleo (Dana Andrews) y un mutilado marinero de clase media (Harold Russell, auténtico veterano de guerra). La pureza y sobriedad de su realización, la enternecedora delicadeza de sus interpretaciones y una majestuosa fotografía de Gregg Toland, con especial esmero en la profundidad de campo, convierten al film en uno de los títulos hollywoodienses más sugestivos, emblemáticos e influyentes de los años cuarenta.

Otras películas que expresan grandes dosis de AFECTIVIDAD

La gran ilusión – Jean Renoir (1937)
¿Dónde está la casa de mi amigo? – Abbas Kiarostami (1987)
Tierras de penumbra – Richard Attenborough (1993)