Denominación bíblica dada al rey del Antiguo Egipto. Para los antiguos egipcios el primer faraón fue Narmer, denominado Menes por Manetón, quien gobernó hacia el año 3050 a. C. El último faraón fue una mujer: Cleopatra VII, de ascendencia helénica, que reinó del año 51 al 30 a. C. (…) Los faraones fueron considerados seres casi divinos durante las primeras dinastías y eran identificados con el dios Horus. A partir de la dinastía V también eran «hijos del dios Ra». Normalmente no fueron deificados en vida. Era tras su muerte cuando el faraón se fusionaba con la deidad Osiris y adquiría la inmortalidad y una categoría divina, siendo entonces venerados como un dios más en los templos. (Wikipedia)
«A mí me sorprende encontrar que la Biblia dice con toda claridad que Abraham se hace pasar por hermano de Sara porque al faraón le gustaba Sara como mujer y la deseaba. Entonces, él, para sacar algún beneficio a la belleza de su mujer, se hace pasar por su hermano. Sin embargo, se tiende a pensar que esos grandes libros son como los curas quieren hacernos creer que son. En general, son una síntesis de todo lo humano, están llenos de crueldades increíbles, de bajezas notables, de sexo, droga y rockanrol, de todo lo que hay en la vida de los hombres. Son relatos sobre los hombres que toman como pretexto a un Dios para contarse»
Martín Caparrós (1957-) Periodista y escritor argentino
FARAÓN (Pharaoh) – 1966
Director Jerzy Kawalerowicz
Guion Jerzy Kawalerowicz y Tadeusz Konwicki
Fotografía Jerzy Wójcik
Música Adam Walacinski
Producción Kadr Film
Nacionalidad Polonia
Duración 145m. Color
Reparto Jerzy Zelnik, Wieslawa Mazurkiewicz, Barbara Brylska, Krystyna Mikolajewska, Ewa Krzyzewska, Piotr Pawlowski.
«Osiris, declárate, muestra tu cara al pueblo de Egipto. Yo condeno a este pueblo maldito para siempre, lo condeno a la oscuridad eterna»
Relevante radiografía de la convulsa corte del inexistente faraón Ramsés XIII, basada en la novela homónima de Boleslaw Prus y centrada en la hostilidad del soberano contra el influyente poder sacerdotal y su deseo en declararle la guerra a Asiria, donde Kawalerowicz plasmaba el inicio de la decadencia egipcia desde una estricta perspectiva histórica, estableciendo ciertas equivalencias con la realidad polaca del momento. El realizador de origen ucraniano alcanzó un meritorio prestigio a nivel internacional al lograr una recreación de la época admirable, que, con muchos menos medios que las superproducciones norteamericanas del género, evidenció mayor rigor, realismo e inspiración que muchas de éstas, regocijándose además con espectaculares y bellísimas escenas de batalla o secuencias tan sugerentes e impresionantes como la imagen inicial de dos escarabajos sagrados peleándose en el desierto o la evocación del terror colectivo ocasionado por un eclipse de sol. Extraordinaria fotografía de Wójcik para un film tan misterioso y cautivador como espectacular.
Otras películas sobre FARAONES
La mujer del Faraón – Ernst Lubitsch (1922)
Tierra de faraones – Howard Hawks (1955)
Los diez mandamientos – Cecil B. De Mille (1956)
Curiosísimo acercamiento al Egipto de los faraones, éste. Toda una sorpresa que supera con elegancia las lecturas políticas condicionadas por el momento y el lugar.
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Ni que lo digas… Una película fascinante que sorprende, entre otras razones, por su tratamiento lumínico o su metódica composición de encuadres.
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No he visto esta película, pero de este director vi su muy buena versión de Quo Vadis, muy superior a la versión de 1951 con el pesado de Robert Taylor ( y la dulce Deborah Kerr).
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En cambio yo no he visto su versión de ‘Quo Vadis’, aunque la dirigida por Mervyn Leroy en 1951 sigue pareciéndome muy respetable…
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La portentosa secuencia inicial arranca con el primer plano estático de una superficie lisa de arena que es cruzada por dos escarabajos sagrados arrastrando una bola de estiércol. En los siguientes quince minutos asistimos al desarrollo de unas maniobras militares durante las cuales el Sumo Sacerdote que las supervisa, desoyendo las protestas del príncipe, ordenará a las tropas dar un rodeo para evitar la zona cruzada por los dos escarabajos aunque para ello han de cegar un canal que le costará la vida al esclavo que lo construía. Esta acción absurda y terrible que choca con el sentido de la lógica del príncipe, le llevará a una gradual toma de conciencia de la realidad de su pueblo, un Egipto debilitado y miserabilizado por el freno que para cualquier avance representa el dominio de la casta sacerdotal.
Estamos ante una impresionante superproducción sustentada sobre un sólido e inteligente guión con claras connotaciones políticas. La perfección de todos los elementos que conforman la puesta en escena, desde los decorados, los utensilios y el vestuario, rigurosos y documentados, hasta la brillante utilización del color y el formato scope, pasando por la música y las estratégicas geometrías creadas por la cámara y el movimiento de los actores dentro del encuadre, conforman una obra única, de fascinante complejidad. El corazón de la historia que nos cuentan se haya en ese indivíduo que tras luchar con todos los medios a su alcance tratando de modificar la realidad, acaba sucumbiendo a las sutiles redes tejidas a su alrededor por las fuerzas que le rodean, pereciendo en la oscuridad sin que su lucha haya servido para nada. Sin embargo, el evidente pesimismo de esta conclusión sirve para acentuar las claves del discurso.
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Gran comentario, como siempre Teo. Otra de las grandes virtudes del film, además de las que has citado, en su particular tratamiento del sonido. Un saludo.
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Veo que la película que reseñas dura 145 minutos, por otro lado yo he conseguido una versión que dura 202 minutos. Espero que sea igual de misteriosa, cautivadora y espectacular.
Lo digo porque hay versiones alargadas que no me gustan, como por ejemplo la de «Apocalypse now».
Un saludo.
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Al final la película duraba aproximadamente dos horas y media, y no 202 minutos. En fin. Bueno, es una obra muy interesante. Sí. Cautivadora, misteriosa y espectacular. Qué claustrofobia deben provocar los laberintos de las pirámides.
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Hace ocho años tuve la oportunidad de visitar Egipto y corroborar esa claustrofobia al penetrar en alguna de ellas. Una gran experiencia.
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Gran experiencia. Siempre me ha atraído Egipto y sus pirámides. Pero nunca he viajado hasta allí.
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