HUMILLACIÓN (Los santos inocentes)

Acto por medio del cual una persona es avergonzada generalmente en público. Se considera humillación cualquier tipo de acto que denigre públicamente de las creencias de un ser humano, al igual que su cultura, sexo, raza, religión, pensamiento, nivel económico, conocimiento, etc. (Wikipedia)

«Siempre ha sido un misterio para mí cómo puede haber hombres que se sientan honrados con la humillación de sus semejantes»
Mahatma Ghandi (1869-1948) Abogado, político y pensador indio

LOS SANTOS INOCENTES (Los santos inocentes) – 1984

Santos

Director Mario Camus
Guion Mario Camus, Antonio Larreta y Manuel Matji
Fotografía Hans Burman
Música Antón García Abril
Producción Ganesh P.C./TVE
Nacionalidad España
Duración 107m. Color
Reparto Alfredo Landa, Francisco Rabal, Terele Pávez, Agustín González, Manuel Zarzo, Juan Diego, Agata Lys, Mary Carrillo, Maribel Martín.

«Todos tenemos que aceptar una jerarquía, unos debajo y otros arriba. Es ley de vida, ¿no?»

Celebrada transposición fílmica de la novela homónima de Miguel Delibes acerca de la humillante explotación de la que eran objeto una familia de campesinos de Extremadura, víctimas de las estructuras arcaicas heredadas del feudalismo que subsistían en la sociedad rural española de los sesenta. A pesar del paroxismo de su predisposición esperpéntica y un posicionamiento moral demasiado evidente y reduccionista, Mario Camus evidenció sus dotes como narrador a través de la inspiración áspera y doliente de una puesta en escena encomendada a hurgar en la afrentosa inclemencia del caciquismo, alcanzando uno de los mayores éxitos de crítica y público de la historia del cine español. Segmentada en capítulos atemporales, rotulados con los nombres de los vejados hortelanos, radicaba gran parte de su carga emocional en sus actuaciones, tanto en la aportación de los secundarios como en la inmensa labor de sus protagonistas: Landa, Pávez y Rabal, dando vida respectivamente al cabeza de familia, su servil esposa y su cuñado Azarías, con evidente retraso mental.

Otras películas donde se refleja un caso de HUMILLACIÓN

Cautivo del deseo – John Cromwell (1934)
La chaqueta metálica – Stanley Kubrick (1987)
Dogville – Lars Von Trier (2003)

7 comentarios

  1. Muy adecuada tu referencia al cine italiano en lo que a humillaciones se refiere, especialmente en el aspecto sentimental. Ya no solo las comedias de Germi («Seducida y abandonada» o «Divorcio a la italiana«, p.e.) sino otros directores de los sesenta como Pietrangeli, Ferreri, Bolognini o el mismísimo De Sica indagaron con destreza en el tema de las vejaciones afectivas, propio de una mentalidad machista como la italiana.

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  2. Muy bien traído el ejemplo. La tradición del cine mediterráneo es experta en captar estas humillaciones atávicas y cotidianas. Nada más ver, por ejemplo, el acercamiento a la situación de la mujer en la Sicilia secular que solía hacer Pietro Germi… Comedias desgarradoras.

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  3. Puestos a seleccionar una escena de marcada humillación yo me quedaría, sin lugar a dudas, con la que sufre el profesor Rath en «El ángel azul«.

    Me gustaría que tuvieras a bien matizar aquello que indicas sobre la película de Camus en los términos siguientes: «A pesar del paroxismo de su predisposición esperpéntica y un posicionamiento moral demasiado evidente y reduccionista». Si por algo se caracteriza esta obra maestra del cine español y universal, es precisamente por afrontar un tema preñado de lugares peligrosos para el exceso; contingencia o deriva de la que está precisamente exenta gracias, entre otras muchas cosas, por un Camus en estado de gracia. Hay veces que uno tiene claro cuando una película es casi imposible rodarla mejor y uno de ellos es esta brutal, desgarrada y precisa obra cinematográfica, que abandona el cine para formar ya parte del imaginario colectivo, cultural, histórico y social de una y varias generaciones.

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  4. Por supuesto, la humillación sufrida por el personaje encarnado por Jannings merecería figurar como mínimo entre las alternativas a la película propuesta, pero entre ellas he incluido “Cautivo del deseo”, ejemplo de la degradación anímica y moral del hombre ante los envites de la vil concupiscencia, que tanto ha dado de sí a lo largo de la historia del cine (“El diablo es una mujer”, “Perversidad”, “Lolita”, etc.).
    Antes de matizar la frase incluida en la crítica que te ha llamado la atención (espero que no te haya molestado) me gustaría resaltar que tuve el placer de leer en su momento la novela de Delibes, por cierto, bastante antes de ver la espléndida película de Camus (circunstancia preferible a la operación inversa pero que no siempre resulta satisfactoria). En principio, me parece irrefutable advertir que la obra (escrita y visual) participa del esperpento, anexo a la cultura y al arte español desde tiempos de Goya y que cineastas como Berlanga o Ferreri se encargaron de popularizar en la pantallas entre los cincuenta y sesenta, y a mí personalmente me pareció que la película enfatizaba tal premisa de una manera harto evidente. En cuanto al “posicionamiento moral demasiado reduccionista” puedo entender que estés en desacuerdo y reconozco que quizás no era el término más adecuado para sintetizar mi percepción sobre la manera en que se simplificaba la división entre “buenos” y “malos”.
    Por otra parte, reconozco, cómo no puede ser de otra manera, que el film respeta absolutamente los valores del original literario: la indignación ante el atropello señorial, el apego a la tierra (a tu tierra), el amor hacia tus seres consanguíneos, etc.
    Agradezco tu visita al blog y espero que vuelvas a él en la medida que el tiempo te lo permita.
    Un abrazo y hasta pronto.

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  5. ¿Molestar?, en absoluto, faltaría más. Tan solo me surgió la curiosidad de su contenido.

    Calificas de «irrefutable» la participación de ambas en el esperpento. No he leído la novela de Delibes y por tanto no conozco si tal término es o no de aplicación. En lo que no coincido es en su utilización en la película, pues no observo la más mínima caricatura o deformación, salvo que consideraciones morales o éticas nos lleven a un enfrentamiento entre lo que debe ser una realidad utópica y otra distópica, lo que nos llevaría a conceptos muy distintos. Y tampoco hay sátira y sí crítica, plasmada ésta última en la confección de unos tipos y arquetipos ajustados a la más profunda realidad que yo personalmente he podido vivir, incluso en tiempos más recientes o similares.

    A veces se puede confundir una degradación extrema de los entornos, lugares, personajes… en un uso creativo pero siempre esperpéntico, con mostrar una realidad y su tiempo, pese a lo concentrada, desoladora, brutal y específica que pueda llegar a ser dicha realidad. No creo que el esperpento desde un punto de vista creativo, ya sea literario o cinematográfico, pueda confundirse con la sordidez brutal de una auténtica realidad y estado, si bien ésta puede llegar a poner en ridículo al auténtico esperpento como sistema creativo.

    Veamos, ¿es un escenario esperpéntico Las Hurdes desde los siglos XVI al XX?, o sería realmente esperpéntica tal consideración. En el esperpento como método creativo hay siempre una dosis de teatralidad, de afectación o de uso conducido como premisa a los límites para configurar, desde la orquestación buscada, una deformidad o desaliño o búsqueda de contraste. Puede que en el fondo, ambas, tan solo busquen la plasmación de una realidad esperpéntica pues la misma es torcida y tullida, pero la forma de mostrarla en la primera se reviste de apariencia esperpéntica y la segunda es fiel reflejo social sin ambages. ¿Los límites?, pueden llegar a ser difusos, pero sin ellos podríamos concluir que sería innecesario aplicar el concepto y tan solo mostraríamos una sustantividad, materialidad o suceso. La primera se articula como concepto creativo que en su deformidad reivindica una finalidad de impresión o impacto, una sobreactuación necesaria para lograr el objetivo pretendido. En cualquier caso siempre deambulan a una lección o cuento moral, bien en su complejidad de calado, o en su visión comunitaria o social injusta o sin ética.

    Y sí, es posible que los buenos (en realidad no son buenos, son siervos con dejación de su capacidad de orgullo y dignidad, por lo que su sumisión anula cualquier posibilidad de redención ética… esto sería un tema de largísimo debate moral, más aún teniendo en cuenta que hay factores de estricta supervivencia y desde ahí es casi imposible adoptar reivindicaciones deontológicas) se ofrezcan «esperpénticamente» como animales y los malos como brutales falacias bípedas sin «alma» (uso estrictamente literario del término pues la misma no existe y menos aún pesa 21 gramos), pero esa realidad está plasmada con altísimo grado de verosimilitud y con notable ajuste a una realidad que yo personalmente he podido observar. Realidad que fue, en algunos casos, mucho más cruel que lo vivido en la película, pues presencié de niño golpes, castigos y palizas a hombres viejos con la espalda ya arqueada como para no poder ni defenderse, y humillaciones que la obra no reflejan y de haberlo hecho muchos hablarían de impostura demagógica.

    Gracias sinceras por tu invitación y soy yo el que te agradece un blog como este de tan alto nivel y del que espero disfrutar siempre que pueda y el tiempo me lo permita. Un fortísimo abrazo.

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  6. Según la Real Academia de la Lengua, ESPERPENTO es un “género literario creado por Ramón del Valle-Inclán en el que se deforma sistemáticamente la realidad, recargando sus rasgos grotescos y absurdos”. Permíteme zanjar nuestra disímil interpretación de dicho concepto y su analogía con lo narrado en la película de Camus en una cuestión de pura subjetividad. No creo necesario recurrir a consideraciones morales o éticas para determinar unos puntos de vista algo distantes, sembrados en gran medida por nuestras experiencias vitales y por la idiosincrasia de nuestros orígenes, es decir, por el entorno (sobre todo geográfico) en el que crecimos y nos educaron. Ahora sí, coincido categóricamente contigo en que “la realidad puede llegar a poner en ridículo el auténtico esperpento como sistema creativo” (tal y como tu indicas), pues no hace falta husmear demasiado en la reciente crónica negra del país para aseverarlo.
    Estoy convencido que entenderás la concisión de mi respuesta, pues aún considerando el tema muy interesante y abierto a una mayor profundización, no quiero poner en peligro una de las premisas que me autoimpuse al crear el blog y que mi ajetreo profesional ya se encarga de dificultármelo: publicar una palabra/película al día.
    Confieso, amigo mío, que con tu epístola (su extensión rebasa la tipificación de comentario) has conseguido impresionarme por la franqueza y hondura de su contenido y, al mismo tiempo, enorgullecerme por lo que representa poder disfrutar en mi página de lectores o seguidores (permíteme tal consideración) de tan alto nivel cultural y humano.
    Sería un honor para mí que continuaras apostando por mi aventura bloguera y un auténtico placer que te dignaras a seguir comentando alguna que otra película, estés o no de acuerdo con lo que leas.
    Un abrazo.

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  7. No dudes que seguiré visitando este blog en la coincidencia o la discrepancia, siempre que sea bienvenido, claro está. Dejaremos el tema del esperpento para siglos futuros, pero sin demora vuelve a sopesar los que la RAE establece, pues utiliza términos manifiestamente claros como deformación sistemática, recargado, grotesco y ¡ojo!, absurdo. ¿Subjetividad?, bueno siempre podemos acudir a ella como método castrador, pero piensa que desde un punto de vista argumental sería un precipicio formal que nos impediría siempre el más allá o debate. Digamos que sería un lugar oscuro y restringido a las «posibilidades». Pero también te entiendo en lo que indicas, pues no es el lugar o no pretende serlo, por tiempo y concepción según deduzco de tus palabras.

    No conocía obviamente las directrices que te autoimpusistes en su día cuando creaste este blog, pero como todas las normas están para ser cumplidas o mandarlas al carajo. Así que la superproducción puede derivar en la falta de recreo en aquello que se produce y por tanto quedar huérfano de esencia, pues supongo que la palabra compartir debe de ser el motor de cualquier blog, salvo que las premisas que originaron su creación fueran más personales e interiores que expansivas para con los visitantes.

    Un abrazo y gracias por tus palabras, y una vez más enhorabuena por el blog y su concepción.

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