Plato a base de verduras y legumbres (por lo general garbanzos, pero también de judías o lentejas), consistente en legumbres cocidas a las que se le añade un sofrito y queda con caldo, pero no llega a ser una sopa. En el sofrito se suele usar cebolla, ajo, tomate y pimiento, a los que puede anadírseles otros ingredientes (huevo duro, espinacas, tomate, chorizo, etc.). Además del ajo, se suelen usar otras especias, como pimentón, pimienta, comino, orégano o clavo. Puede llevar algo de carne, hueso, tocino o chorizo, para darle más sabor al caldo, o bien chirlas y bacalao. (Wikipedia)
«Dios también es el blanco silencio de la nieve y el fondo del lago Constanza donde duerme la doncella que enamoró al anciano Carlomagno. Dios es el violonchelo de Rostropovich y el espíritu de los metales que en el crisol fundían los alquimistas; también equivale a la sustancia de un potaje bien trabado y al mismo tiempo palpita en cada duna del desierto de Libia, y está en el belfo espumoso de todos los caballos de carreras y en ciertos versos de Dante» (artículo Creación)
Manuel Vicent (1936-) Escritor y periodista español
RUFUFÚ (I soliti ignoti) – 1958
Director Mario Monicelli
Guion Mario Monicelli, Age, Furio Scarpelli y Suso Cecchi D’Amico
Fotografía Gianni Di Venanzo
Música Piero Umiliani
Producción Lux/Vides
Nacionalidad Italia
Duración 101m. B/N
Reparto Vittorio Gassman, Marcello Mastroianni, Totó, Claudia Cardinale, Renato Salvatori, Carla Gravina, Memmo Carotenuto, Carlo Pisacane
«En Sicilia decimos mujer coqueta y bella huye siempre de ella, y en cambio a la hacendosa tómala por esposa»
Simpática e irónica ojeada al mundo del hampa de baja estofa, nacida como respuesta paródica a la apreciable RIFIFÍ (1955) de Jules Dassin, que pormenorizaba con un ejemplar sentido del ritmo narrativo la gestación y ejecución del atraco a una sucursal bancaria de cinco truhanes napolitanos de poca monta y demasiado apetito. A partir de un guion espléndidamente elaborado, Mario Monicelli brindaba un dibujo de semejantes delincuentes circunstanciales harto preciso, picaresco y cargado de humanidad, cuya adecuada percepción lúdica ejercía como veraz y amoral reflejo costumbrista de la peliaguda coyuntura socio-económica por la que atravesaba la Italia del momento. La audaz tentativa de conciliar los motivos neorrealistas con la tradición del teatro popular se saldó con un encomiable beneplácito popular, naturalmente influido por la conjunción de una camarilla de actores estupendos, encabezada por un Vittorio Gassman que relegaba así su imagen profesional de galán engreído y bribón para explotar su encubierta vena cómica, y una bellísima Claudia Cardinale de tan solo diecinueve años.
Otras películas donde se degusta algún tipo de POTAJE
Tampopo – Jūzō Itami (1985)
El festín de Babette – Gabriel Axel (1987)
Cuscús – Abdellatif Kechiche (2007)