Aquel sentimiento o también considerado por muchos un valor, a través del cual las personas se sienten y reconocen unidas y compartiendo las mismas obligaciones, intereses e ideales y conformando además uno de los pilares fundamentales sobre los que se asienta la ética moderna. (definicionabc.com)
«La solidaridad no es un sentimiento superficial, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común, es decir, el bien de todos y cada uno para que todos seamos realmente responsables de todos»
Juan Pablo II (1920-2005) Papa de la Iglesia Católica
LA GRAN ILUSIÓN (La grande illusion) – 1937
Director Jean Renoir
Guion Jean Renoir y Charles Spaak
Fotografía Christian Matras y Claude Renoir
Música Joseph Kosma
Producción Les Réalisations d’Art Cinématographique
Nacionalidad Francia
Duración 114m. B/N
Reparto Jean Gabin, Pierre Fresnay, Marcel Dalio, Gaston Modot, Jean Dasté, Dita Parlo, Erich Von Stroheim, Jacques Becker, Julien Carrette.
«Las fronteras las pone el hombre, pero a la naturaleza le da igual»
Una de las indiscutibles obras maestras del cine francés de todos los tiempos la hallamos en este apasionado alegato pacifista, prohibido durante la ocupación alemana en Francia por sus eficaces virtudes humanistas, que desde una supuesta ligereza abría un abanico de instintos y comportamientos vinculados a la superfluidad del conflicto bélico, como el sentimiento de solidaridad y tolerancia que aflora más allá de cualquier distinción de clase, raza, creencia o nación. La odisea que dos oficiales franceses viven en el ocaso de la Gran Guerra entre el campo de prisioneros de Hallback, la fortaleza de Winstersborn morada por un melancólico y distinguido comandante germano (mítica creación del desterrado Erich Von Stroheim) y el paisaje montañoso níveo, desgarrado y afectivo que circunscribe su huida deviene un verdadero canto a la libertad, cuya profunda intensidad emocional toleraba con holgura su marcado idealismo y sus precisos matices poéticos. La película contiene escenas absolutamente memorables, entre las que destacan el motín musical organizado por los reclusos con fines evasivos o la conmovedora despedida de la cabaña.
Otras películas sobre la SOLIDARIDAD
Las uvas de la ira – John Ford (1940)
¡Qué bello es vivir! – Frank Capra (1946)
Un lugar en el mundo – Adolfo Aristarain (1992)
… siempre que recuerdo La gran ilusión me viene a la cabeza una maceta y una flor. Me gusta mucho esta película.
… Y la palabra Solidaridad me trae mucho cine a la cabeza, por ejemplo, las películas de Robert Guédiguian.
Beso
Hildy
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En efecto, Hildy, esta película es maravillosa, y por eso la he elegido para acompañar a una palabra tan bonita como Solidaridad. Es la segunda vez que me nombras a Guédiguian en tus comentarios, por lo que interpreto que su cine te apasiona. Intentaré dar entrada a uno de sus films en breve…
Un abrazo.
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¡Qué gran película!, una auténtica maravilla que como bien dices está inundada de humanismo. También recuerdo muchísima solidaridad en el final de «Sin novedad en frente», otra obra cumbre del séptimo arte.
Muy buena película la de Ford que citas, pero la novela es algo que marca para toda la vida y es, sin duda, uno de mis libros de cabecera, con uno de los finales más potentes de la historia de la literatura y un trasfondo que no podría estar más vigente en los bochornosos tiempos que corren.
Y en cuanto a ¡Qué bello es vivir!, pues entre que algunos la tomaron con el gran Capra, ser una de las películas más vistas en televisión y su trasfondo religioso; hoy no está bien visto hablar demasiado bien de ella o, al menos, no incluirla bajo ningún concepto entre las películas favoritas de unos y de otros. A los que nos apasiona semejante maravilla, no tenemos más remedio que esbozar una sonrisa. Y por último, a los que llaman a Capra reaccionario, les diría que hay pocos directores tan sociales como el pequeño cineasta de origen siciliano. Me han entrado ganas de ver hoy una de mis comedias favoritas, la mágica e insondable «Vive como quieras».
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Será una película requetevista por televisión, quizás no esté muy bien visto elogiarla entre las más grandes, pero te aseguro que «¡Qué bello es vivir!» es una de las principales causantes de mi acusada cinefilia. Me topé con esta fábula de terapéutica pedagogía de muy joven y me marcó mucho, hasta el punto que creo se ha convertido uno de los films que más veces he visto en mi vida. No soy un tipo de lágrima fácil, pero te puedo asegurar que su desenlace siempre acaba emocionándome. Quizás, ciertos pasajes de «¡Qué verde era mi valle!» consiguen tocarme la fibra en cada nuevo visionado, pero no recuerdo ahora mismo ninguna otra película con la que me pase algo semejante.
Por cierto, «Vive como quieras» es otra maravilla más del gran Capra, al igual que también lo es «Caballero sin espada».
Saludos.
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