John Morris

PROTUBERANCIA (El hombre elefante)

Aquella parte saliente o bien el abultamiento de forma redondeada que presenta una cosa, una superficie, o una persona, ya sea en su cuerpo o en su rostro. (definicionabc.com)

«A veces me doy cuenta de que ya no estoy soñando, sino despierto; y que es un recuerdo grabado como el contorno protuberante de un fósil de mi pasado, lo que es mucho peor»
John Katzenbach (1950-) Periodista y escritor estadounidense

EL HOMBRE ELEFANTE (The elephant man) – 1980

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Director David Lynch
Guion David Lynch, Christopher DeVore y Eric Bergren
Fotografía Freddie Francis
Música John Morris
Producción Brooksfilms Ltd./Paramount
Nacionalidad Reino Unido/ Estados Unidos
Duración 124m. B/N
Reparto Anthony Hopkins, John Hurt, Anne Bancroft, John Gielgud, Michael Elphick, Wendy Hiller, Freddie Jones, Hannah Gordon.

«Nada, nada morirá jamás; la corriente sigue su curso, el viento sopla, la nube vuela ligera, el corazón palpita. Nada morirá»

Sobrecogedora aproximación a la trágica historia real de John Merrick, documentada en los libros The elephant man and other reminiscences de Sir Frederick Treves y The elephant man: a study in human dignity de Ashley Montagu, que significó el definitivo afianzamiento de David Lynch, y, que, perdura como una de las grandes obras maestras de su filmografía. Con un exquisito clasicismo que adhería su ingénito talante expresionista a un insospechado raciocinio de carácter analítico y humanista, el controvertido realizador compuso un descarnado retrato del Londres de finales del s. XIX a partir de la errante existencia de un ser que pasó de ser exhibido como monstruo en repugnantes atracciones de feria a servir como usufructo de la medicina experimental debido a una anomalía neurofibromatósica que le había generado purulentas protuberancias paquidérmicas. Producida por el cómico Mel Brooks, contenía una soberbia actuación de Anthony Hopkins como el compasivo doctor que lo rescata y acoge, una sublime fotografía en blanco y negro, una hermosa música de John Morris y una gran labor de maquillaje y vestuario.

Otras películas donde sobresale alguna PROTUBERANCIA

El jorobado de Notre Dame – Wallace Worsley (1923)
Faster, pussycat! Kill! Kill! – Russ Meyer (1966)
Cyrano de Bergerac – Jean-Paul Rappeneau (1990)

PARODIA (El jovencito Frankenstein)

Obra satírica que caracteriza o interpreta humorísticamente otra obra de arte, un autor o un tema, mediante la emulación o alusión irónica. Modernamente, la parodia no implica necesariamente la burla del texto parodiado. (Wikipedia)

«Las parodias y las caricaturas son las críticas más penetrantes»
Aldous Huxley (1894-1963) Escritor británico

EL JOVENCITO FRANKENSTEIN (The young Frankenstein) – 1974

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Director Mel Brooks
Guion Mel Brooks y Gene Wilder
Fotografía Gerald Hirschfeld
Música John Morris
Producción 20th. Century Fox/Crossbow
Nacionalidad Estados Unidos
Duración 108m. B/N
Reparto Gene Wilder, Peter Boyle, Marty Feldman, Madeline Kahn, Teri Garr, Liam Dunn, Cloris Leachman, Kenneth Mars, Richard Haydn.

«No pueden evitarlo. Todos estos científicos son iguales, le dicen a uno que están trabajando para nuestro bien y lo que realmente quieren es dominar el mundo»

El descubrimiento internacional del iconoclasta humor de Mel Brooks llegó gracias a esta hábil parodia del cine clásico de terror, básicamente de la inmortal versión producida por la Universal sobre el mítico relato de Mary Shelley, que, sin discusión, permanece como el trabajo más aceptable de su excéntrica obra. Al contrario que la desmedida y ramplona sarta de imitaciones que originó su bullicioso éxito, algunas de un culto desmedido como el musical THE ROCKY HORROR PICTURE SHOW (1975) de Jim Sharman, y a la que sucumbió sin decoro su propio autor, hallaba la proporción justa entre la comicidad hiperbólica y el guiño cinefílico, evitando incurrir en la ordinariez y superfluidad inherentes a esta subclase de humor, y obtenía un tratamiento plástico exquisito gracias a la fotografía de Gerald Hirschfeld y a una ambientación que aprovechaba decorados del film dirigido por James Whale en 1931. Gene Wilder, como el cirujano obstinado en crear una criatura con restos inanimados y Feldman, en su indeleble caracterización de Quasimodo, alcanzaron la cúspide de sus respectivas carreras.

Otras PARODIAS cinematográficas

¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú – Stanley Kubrick (1964)
El baile de los vampiros – Roman Polanski (1967)
La vida de Brian – Terry Jones (1979)