1. Cualidad de lo que resulta fatal.
2. Destino en cuanto es la causa de desgracias.
3. Suceso o circunstancia desgraciados. (Larousse Editorial)
“Ya se trate de ciencia o historia, es preciso desconfiar de la ignorancia que se encierra bajo el término «fatalidad»”
Gustave LeBon (1841-1931) Psicólogo social francés
EL CARTERO SIEMPRE LLAMA DOS VECES (The postman always rings twice) – 1946
Director Tay Garnett
Guion Niven Busch y Harry Ruskin
Fotografía Sidney Wagner
Música George Bassman
Producción Metro Goldwyn Mayer
Nacionalidad Estados Unidos
Duración 113m. B/N
Reparto John Garfield, Lana Turner, Cecil Kellaway, Hume Cronyn, Leon Ames, Jeff York, Audrey Totter, Alan Reed, Cameron Grant.
«Aunque estuviera aquí no podríamos cogerlo, a menos que quisiéramos pasar la noche en la cárcel. Robarle la esposa a un hombre, eso no es nada, pero robarle su coche, eso es hurto»
Emblemático clásico del cine negro y, sin duda, la mejor adaptación cinematográfica de la novela homónima de James M. Cain, que cuatro años antes ya había sido objeto de una esencial versión apócrifa a cargo de Luchino Visconti y cuyo título queda irremisiblemente asociado al sugestivo aunque algo pretencioso reajuste de signo erótico formalizado por Bob Rafelson en 1981, con guión de David Mamet y protagonismo de la carismática pareja Nicholson/Lange. A través de un amplio flashback, Tay Garnett describía la aciaga pasión fratricida que establece un solitario trotamundos con la atractiva e insatisfecha esposa del propietario de un bar de carretera californiano en el desarraigado ambiente de amoralidad que reinaba en el país tras el descalabro provocado por la Gran Depresión. El inevitable arbitraje aleccionador de la censura no eclipsó la inhóspita causticidad que disemina este paradigma acerca de la inexorable fatalidad del destino, protagonizado por una turbadora Lana Turner (imposible resulta sustraerse a su primera aparición vestida de blanco con un seductor pantalón corto) y un magistral John Garfield.
Otras películas sobre la FATALIDAD
Sólo se vive una vez – Fritz Lang (1937)
El abrazo de la muerte – Robert Siodmak (1949)
Orfeo negro – Marcel Camus (1959)
El cine negro y la fatalidad son un matrimonio inquietante que juntos han creado numerosas buenas obras cinematográficas, entre ellas, la que nombras. Donde la fatalidad lleva a un callejón sin salida a Lana Turner y John Garfield.
Por aportar dos títulos más que representan también este inquietante matrimonio: me voy al otro gran título de Robert Siodmak con Burt Lancaster, Forajidos. Y otra película de fatalidad creciente para su protagonista: Detour de Ulmer donde un pianista de un local de mala muerte se ve envuelto en una pesadilla donde la fatalidad no le deja respiro.
Besos
Hildy
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Aportas dos grandes exponentes del mejor cine negro y, por tanto, de la amenazadora fatalidad que siempre impregnó sus temáticas. La lista es interminable pues ésta ejerce un papel decisivo en los ambientes que proponía aquel inolvidable género.
Un abrazo, Hildy.
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Dejo mi respuesta en vídeo: http://www.youtube.com/watch?v=S-IkWpm7TS0&feature=youtu.be
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Sí señor, una réplica tan breve como rotunda…
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