Uno de los primeros instrumentos musicales electrónicos que se controla sin necesidad de contacto físico del intérprete o thereminista con el instrumento. Su nombre deriva de la versión occidentalizada del nombre de su inventor ruso Léon Theremin, que lo desarrolló en 1920 y lo patentó en 1928. El instrumento está formado por dos antenas metálicas que detectan la posición relativa de las manos del thereminista y los osciladores para controlar la frecuencia con una mano y la amplitud (volumen) con la otra. Las señales eléctricas del theremin se amplifican y se envían a un altavoz. (Wikipedia)
«Con el theremín cada día es un reto, como no sabes por donde te va a salir y es tan fácil desafinar… No siempre sale perfecto, como se te vaya la cabeza, adiós»
Javier Diez Ena (1974-) Músico y periodista español
ULTIMÁTUM A LA TIERRA (The day the earth stood still) – 1951
Director Robert Wise
Guion Edmund H. North
Fotografía Leo Tover
Música Bernard Herrmann
Producción 20th. Century Fox
Nacionalidad Estados Unidos
Duración 92m. B/N
Reparto Michael Rennie, Patricia Neal, Hugh Marlowe, Sam Jaffe, Billy Gray, Francis Bavier, Lock Martin, Marshall Bradford, John Brown.
«Ha de haber seguridad para todo o nadie se sentirá seguro. Eso no significa renunciar a nuestras libertades, salvo a la libertad de actuar de modo irresponsable»
A partir de un cuidado guión de Edmund H. North, inspirado a su vez en el relato fantástico de Harry Bates Farewell to the master, Robert Wise moldeó con fórmulas narrativas y visuales propias de la serie negra un curioso alegato antinuclear que impulsó el subgénero de la invasión extraterrestre y, por extensión, afianzó los cimientos de la ciencia-ficción cinematográfica. La aparición en pleno centro de Washington D.C. de una nave espacial tripulada por un alienígena pacífico y civilizado, de nombre Klaatu, cuyo único propósito es el de advertir a los terrícolas el riesgo fatídico que comporta el control y desarrollo del armamento atómico, convergía en una fábula reflectora de la psicosis colectiva que se respiraba en la sociedad norteamericana dentro de aquel tirante, escéptico y perturbador marco de la Guerra Fría. Cabe resaltar la hierática interpretación de Michael Rennie, unos espléndidos efectos especiales y, por supuesto, la atmosférica partitura musical que Bernard Herrmann compuso al utilizar de forma admirable un instrumento electrónico primigenio, el theremín.
Otras películas en cuya banda sonora su utilizó el theremín
Días sin huella – Billy Wilder (1945)
Recuerda – Alfred Hitchcock (1945)
La niña santa – Lucrecia Martel (2004)
Muy buena ‘Tempestad sobre Washington’, serviría para abrir un interesante debate sobre los medios, fines y caminos de la política. Con la reciente ‘Lincoln’, que algo tiene también de ello, compondría un díptico a tener en cuenta.
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En efecto, muy buena la película de Preminger. Antes de unirla con «Lincoln» (que al igual que al amigo Dessjuest, no me apasiona) yo la casaría con «Caballero sin espada» de Capra, con la que haría un gran programa doble sobre los tejemanejes del Senado de los EEUU.
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«ULTIMATUM A LA TIERRA» es una de las primeras películas que recuerdo de mi niñez, a que luego he seguido visitando en el transcurso de mi vida. Memorable clásico de la ciencia-ficción que se hacía en Hollywood durante los años de la guerra fría. Todos los elementos que conforman la película resultan modélicos: un agudo y bien estructurado guión que supo conjugar el discurso-advertencia con un crescendo de tensión perfectamente dosificado, una puesta en escena nada artificiosa pero cargada de momentos impresionantes, mínima recurrencia a trucos visuales, una partitura del gran Bernard Herrmann que contribuía a crear un clima de amenaza e inquietud, y el trabajo de un reparto perfecto.
Por cierto, para la historia (y culto de cinéfilos) han quedado las tres palabras que activaban al robot Gort: “Klaatu barada nikto”.
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Completisimo comentario Teo, como siempre… Por supuesto que me acuerdo del «Klaatu Barada Nikto»… Creo que los cinéfilos catalanes la tendremos siempre presente pues sirvió al gran Àlex Gorina para dar título a un excelente programa de TV3, en el que cada semana nos ofrecía (y posteriormente comentaban) una película fantástica o de ciencia-ficción.
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Sin duda una de los clásicos de aquella época, en unión de las notables La invasión de los ladrones de cuerpos, El increíble hombre menguante, El enigma de otro mundo, Planeta prohibido, La mosca, La humanidad en peligro, El experimento del … y tantas otras que seguro se me olvidan. Su revisión supondrá, en algunos casos, cierta decepción y en otros comprobar su vigencia. En cualquier caso un cine lleno de talento y de escaso presupuesto que deparó a toda una generación momentos mágicos.
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Sin duda, la ciencia-ficción cinematográfica vivió en los cincuenta una época de gran creatividad e imaginación, curiosamente lo que hoy en se echa a faltar entre tanta profusión de efectos especiales y retoques digitales.
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