Sentimiento (empatía) que hace que los individuos ayuden a otras personas de forma desinteresada. Es amor incondicional, es decir, sin intereses, sin fines de lucro y sin requerir nada a cambio, hacia el ser humano. (…) La filantropía es la actitud de ayudar al prójimo, a los otros, para solucionar los problemas de las personas. (significados.com)
“No hay mejor trampolín que una mala conciencia para saltar a la filantropía”
John Steinbeck (1902-1968) Escritor estadounidense
AMELIE (Le fabuleux destin d’Amélie Poulain) – 2001
Director Jean-Pierre Jeunet
Guion Jean-Pierre Jeunet y Guillaume Laurant
Fotografía Bruno Delbonnel
Música Yann Tiersen
Producción Claudie Ossard/UGC
Nacionalidad Francia/ Alemania
Duración 120m. Color
Reparto Audrey Tautou, Mathieu Kassovitz, Rufus, Lorella Cravotta, Serge Merlin, Jamel Debbouze, Claire Maurier, Clotilde Mollet, Dominique Pinon.
«Me encanta la palabra ‘fracaso’. El fracaso es el destino humano… nos enseña que la vida no es más que un esbozo. Un largo ensayo para un largo programa que no se representará»
Una vez consumada su desilusionante experiencia en Hollywood, donde dirigió la cuarta e innecesaria secuela de la saga de ALIEN, Jean-Pierre Jeunet recuperó su embrionaria naturaleza costumbrista de corte onírico/fantástico para proponer una deleitosa fábula moral en torno al amor y la bondad, rubricando así uno de los éxitos más clamorosos del cambio de milenio. Permutando el macabro señuelo adherido a DELICATESSEN (1991) para matizar su particular universo de estrafalaria comicidad surrealista por un optimismo romántico de contagiosa exuberancia, pero sin descuidar su exclusiva y abrumadora inventiva plástica de origen tebeístico, la película pormenorizaba la peripecia vital de una revoltosa y enamoradiza camarera de Montmartre (maravillosa Audrey Tatou) en su empeño vocacional y anónimo por suscitar la felicidad ajena. El melodioso acordeón de Yann Tiersen aderezaba esta especie de cuento de hadas multicolor, delirante, meloso e incapaz de provocar indiferencia por el funambulismo de una estratagema pletórica de giros argumentales y soluciones tanto visuales como auditivas.
Otras películas sobre la FILANTROPÍA
¡Qué bello es vivir! – Frank Capra (1946)
Calabuch – Luis García Berlanga (1956)
Forrest Gump – Robert Zemeckis (1994)
Que preciosa película. El barrio de Montmartre es mi preferido, cada vez q voy a París me quedaría a vivir en una de esas buhardillas y a pintar…Bs.
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París es una ciudad incomparable y el barrio de Montmartre uno de sus sitios más emblemáticos y acogedores. Si todo va bien, a final de mes volveré a ver la torre Eiffel… Besos.
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¡ Que suerte, Antonio!, buen viaje, pues. Bs
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Me encanta la entrada, y la película, y el barrio, ay.
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Muchas gracias! Me alegro mucho que te guste la entrada, aunque la película en cuestión y el coqueto barrio parisino seguro que influyen lo suyo… Un saludo.
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Linda película pero que sufre un poco del «péché mignon», la flaqueza, de Jeunet que es su fantasía paradójicamente. Cuando todo se vuelve mágico, lo mágico puede perder su magia. Asimismo, el aspecto a menudo caricatural de los personajes (o del Montmartre de marras), que viene, supongo, del mundo del cómic, puede hacerle perder algo de humanidad.
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No te digo que no, Leonardo. De todos modos, creo que la película consigue templar esa rebosante magia caricaturesca que tú citas con una adecuada dosis de melancolía, picaresca y desengaño vital. Aún así, no es fácil de discernir y puede embelesar o irritar a partes iguales.
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