Un delito o una falta, consistente en el anuncio de un mal futuro ilícito que es posible, impuesto y determinado con la finalidad de causar inquietud o miedo en el amenazado (…) La amenaza tiene la finalidad de causar inquietud en el amenazado produciéndole un estado o un ánimo de miedo. (Wikipedia)
«Lo provisorio amenaza continuamente con transformarse en definitivo, y lo definitivo amenaza no dejar de ser más que algo provisorio»
Emile Armand (1872-1962) Escritor y activista anarquista francés
EL CABO DEL TERROR (Cape fear) – 1962
Director J. Lee Thompson
Guion James R. Webb
Fotografía Sam Leavitt
Música Bernard Herrmann
Producción Melville-Talbot Productions
Nacionalidad Estados Unidos
Duración 101m. B/N
Reparto Gregory Peck, Robert Mitchum, Polly Bergen, Martin Balsam, Jack Kruschen, Telly Savalas, Lori Nelson, Barrie Chase, John McKee.
«Todo lo que usted pueda imaginar es cosa de niños. Lo que tengo pensado su esposa e hija lo recordarán mientras vivan, nunca lo olvidarán. Ni usted tampoco, señor abogado. Nunca lo olvidará, se lo aseguro»
Perturbador thriller negro de inusitadas pulsaciones sádicas, basado en la novela The executioners de John McDonald, que resurgió del más flagrante olvido gracias a un remake que Martin Scorsese dirigió en 1991 (EL CABO DEL MIEDO) ajustándose a las latosas exigencias del cine moderno, es decir, con un aparatoso tratamiento de la violencia y un contenido erótico/morboso de lo más explícito. Aunque lejos de merecer un acalorado vituperio, esta efectista puesta al día protagonizada por Nick Nolte y Robert De Niro no hizo sino reforzar las virtudes del original rodado por el ecléctico y desestimado John Lee Thompson, donde aquella intriga con connotaciones terroríficas en torno a la obsesión de un ex-convicto por vengarse del abogado que lo llevó a la cárcel se manifestaba sin ninguna barbarie ni temeridad superflua, valiéndose tan solo de una concisa realización, del impacto emocional de la hitchcockiana partitura de Bernard Herrmann y de una tremenda caracterización de Robert Mitchum, en un papel análogo al maligno predicador inmortalizado en LA NOCHE DEL CAZADOR (1955).
Otras películas determinadas por una constante AMENAZA
Solo ante el peligro – Fred Zinnemann (1952)
Chantaje en Broadway – Alexander MacKendrick (1957)
El asesinato de un corredor de apuestas chino – John Cassavetes (1976)
Sin duda una magnífica obra llena de tensión y misterio que el buen aficionado al cine jamás olvidará y que la revisión posterior llevada a cabo por el bueno de Scorsese, no solo era absolutamente innecesaria al pretender “tocar” una pieza maestra del cine (aventura cuando menos estúpidamente aviesa), más aún cae del lado contrario al de la inteligencia pues precisamente contrapone la medida tensión del original con el efectismo excesivo de la segunda, mostrándonos a un De Niro en el límite del ridículo.
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Ante la alarmante falta de ideas arraigada en la industria hollywoodiense, contemplamos como muy a menudo (y por desgracia) surgen innecesarios «remakes» encomendados a malograr el imborrable recuerdo que atesoramos de obras maestras incontestables del cine clásico, algunos mucho más «estúpidamente aviesos» que esta puesta al día de Scorsese, la cual al menos tuvo la delicadeza de darnos a descubrir a muchos las cualidades del film original. Para ponerte un ejemplo, basta con recordar (por un momento, pues es mejor olvidarlas) las nuevas versiones de «Psicosis» (Gus Van Sant, 1998), «El secreto de vivir» (Steven Brill, 2002), «El quinteto de la muerte» (Joel Coen, 2004), «La pantera rosa» (Shawn Levy, 2006), «La huella» (Kenneth Branagh, 2007), «Ultimátum a la tierra» (Scott Derrickson, 2008) o «Carrie» (Kimberly Peirce, 2013), entre muchísimas otras. En comparación a todas estas, la película de Scorsese adquiere visos de honestidad y pundonor, eso sí, con un De Niro que engrandece la figura de Mitchum con una presencia grotesca e irritante.
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La amenaza que logra infundir la sola presencia de Robert Mitchum a la familia del abogado con rostro de Gregory Peck… es perturbadora y lo mejor de esta película de J. Lee Thompson. Me gusta mucho esta película y me gusta más que la de mi adorado Scorsese (pero que me hizo descubrir esta película).
Nombras una maravilla de película, Chantaje en Broadway. Impresionante toda ella, además sorprende un Tony Curtis en un personaje muy alejado a lo que habitualmente solía protagonizar…, demostrando que era un actor que en una buena historia y bien dirigido tenía mucho que dar.
Amenaza es un término de posibilidades muy cinematográficas. Has nombrado en el texto otra maravilla de personaje amenazante… La noche del cazador. El predicador y la amenaza continua que es su presencia. Como el tío Charlie en La sombra de una duda.
Besos
Hildy
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AMENAZA es un término muy cinematográfico, tienes toda la razón, pero no es tan fácil encontrar películas donde ésta permanezca presente durante todo el metraje como en este áspero thriller de J. Lee Thompson, por supuesto superior a la versión de Scorsese. Por cierto, «Uno de los nuestros» es otro film donde las amenazas juegan un papel importante, aunque éstas aparezcan a lo largo del metraje de manera esporádica.
Comparto tu admiración por «Chantaje en Broadway», con un Burt Lancaster soberbio. No creo que tarde en aparecer por el blog…
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El director J. Lee Thompson con un repentino toque de inspiración, remontó para la ocasión su proverbial mediocridad consiguiendo una película que sin llegar a la genialidad contiene numerosos elementos de interés, entre los que se cuentan un excelente guión de thriller con perfecta progresión hacia el terror, el astuto reclutamiento del montador y el músico habituales de Hitchcock y, sobre todo, la potente presencia de Robert Mitchum, recreando de manera genial un personaje, como apunta Antonio, muy similar al que incorporara en la insólita y fascinante obra maestra de Charles Laughton, «LA NOCHE DEL CAZADOR».
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En efecto, la imponente partitura de Herrmann y la contundente caracterización de Mitchum son probablemente las dos grandes bazas del film.
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Chantaje en Broadway – Alexander MacKendrick, como muy bien indica Hildy es una maravilla que está injustamente olvidada y es, sin duda, una película magistral. Por el contrario a la fascinante La noche del cazador no le he pillado su grandeza, pues pese a que me gusta y mucho no logro verla tan formidable. Tengo urgentemente que revisarla una vez más.
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Estoy de acuerdo contigo, Altaica, tanto en tu entusiasmo por el film de MacKendrick como por tus reparos a corroborar la unánime magnificencia con la que es tratada la única obra de Charles Laughton como realizador.
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Pues esta la vi, supongo que como tantos otros, tras ver «El Cabo del Miedo», que por cierto me gustó bastante aunque me lapideis 🙂
La verdad es que esta también, incluso más, más sugerente, menos explícita, pero quizá al verlas en orden inverso tampoco noté gran diferencia de calidades entre ambas.
Abrazos.
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Es que probablemente ni la primera (cuya condición de clásico irrebatible vino concedida tras el remake de Scorsese) sea absolutamente magistral, ni tampoco la segunda merezcamos calificarla de abominable.
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Gran película, la ví hace unos días por primera vez.
Aún no he visto el remake de Scorsese pero viendo los comentarios no da buena espina… jajaja
Por cierto Antonio, gracias a tu entrada sobre «Cuerpo y alma» de Rossen. Ayer ví esa fantástica película.
Un abrazo 🙂
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Me alegro mucho si la descubriste por mi entrada, Bruno. Siempre me ha apasionado el subgénero pugilístico y la película de Rossen es, en mi opinión, una de las más grandes.
Sé que te fascinó «Lilith» e imagino que te entusiasma como a mí «El buscavidas«. No dudes ahora en conseguir «El político» (si es que no lo has hecho) y ya habrás visionado su póker de obras maestras.
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Al no haber dirigido muchas tengo pensado ver todas sus películas, así que ya te contaré qué tal.
La próxima película que voy a ver también la recordé gracias a tí: «Nueve cartas a Berta«.
Saludos!
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Esta versión no la vi. Pero la de Robert de Niro y Nick Nolte me dio tanto miedo que al final salí del cine corriendo… y me dejé el bolso. La escena de De Niro con la hija del abogado en el teatro es tremebunda.
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Hola María-Cruz. Siento no haber contestado el mensaje en su día. En realidad, no lo vi. Simplemente quería decirte que si todavía no has visto este infravalorado clásico no dudes en hacerlo. En mi opinión es bastante mejor que la versión de Scorsese y, además, creo que no te dará tanto miedo. Un saludo.
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