VIKINGO (Los vikingos)

Principal nombre dado a los miembros de los pueblos nórdicos originarios de Escandinavia, famosos por sus incursiones y pillajes en Europa (…) La metonimia ha llevado a que el nombre se siga usando aún hoy en día de forma coloquial para referirse erróneamente a los países escandinavos. Si bien existen referencias vagas a pueblos germanos del mar Báltico y Escandinavia en las fuentes latinas, sus ataques y su aparición en la escena política europea cobran relevancia con el saqueo del monasterio de Lindisfarne (793) en el norte de Gran Bretaña, al que pronto siguieron ataques a otros monasterios (…) Se suele datar el final del periodo vikingo con la caída del rey Harald el Despiadado, que murió en la Batalla del puente Stamford en el año 1066 cuando intentaba tomar posesión del territorio de Inglaterra. (Wikipedia)

«A la imagen del vikingo «bárbaro» hay que añadir la del vikingo «constructivo», o sea, el granjero, navegante, comerciante, artesano, poeta, viajero, fundador de ciudades y estados, creador de sagas (las primeras novelas europeas)…»
Manuel Velasco (1955-) Fotógrafo y escritor español

LOS VIKINGOS (The vikings) – 1958

vikings

Director Richard Fleischer
Guion Calder Willingham
Fotografía Jack Cardiff
Música Mario Nascimbene
Producción United Artists
Nacionalidad Estados Unidos
Duración 114m. Color
Reparto Kirk Douglas, Tony Curtis, Janet Leigh, Ernest Borgnine, Alexander Knox, James Donald, Frank Thring, Maxine Audley, Eileen Way.

«Si mi alma está contenta siendo pagana y la tuya siendo cristiana, no dudemos de la carne por querer seguir siendo carne»

Incuestionable obra maestra del cine de aventuras surgido del Hollywood clásico, basada en la novela The viking de Edison Marshall, que describía en una inteligente amalgama de épica, lirismo y pulsión romántica el impetuoso enfrentamiento por el amor virginal de la princesa galesa Morgana entre el arrogante y viril Einar, primogénito del rey vikingo Ragnar, y su ignorado hermanastro Eric, hijo bastardo de la reina inglesa Enid. Fleischer «sobrevivió» (según el propio realizador) al vanidoso individualismo de Kirk Douglas en su doble cometido de productor y protagonista rubricando esta ceremoniosa tragedia griega con trasfondo de saga nórdica a base de aunar su propensión congénita por la violencia y la fisicidad más terrosa con una documentada compostura histórica en los pormenores de la puesta en escena y los hábitos costumbristas de los bárbaros escandinavos. Impactante tratamiento visual, con una memorable fotografía en Technicolor y Cinemascope de Jack Cardiff, y excelentes interpretaciones tanto de Kirk Douglas como del entonces feliz matrimonio Curtis-Leigh

Otras películas sobre VIKINGOS

La furia de los vikingos – Mario Bava (1961)
Los invasores – Jack Cardiff (1963)
Erik, el vikingo – Terry Jones (1989)

19 comentarios

  1. Qué bien me lo pasaba yo viendo esta peli. Una cinta de aventuras la mar de jugosa, con bíblicos enfrentamientos fraternales, castigos barbáricos, salvajes invasiones, pelirrojas monas, Kirk Douglas en plan terrible,… Habría que reivindicar a Fleischer más de lo que se hace: es un gran contador de historias y tiene algunas obras de verdadero peso.

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    1. Además de muy buena, es una película sumamente entretenida, de las que solíamos disfrutar las sábados y domingos por la tarde por televisión (ay, qué tiempos aquellos…).
      Por supuesto, Fleischer merece ser reinvindicado. Pocos cineastas han sabido tratar la violencia de una manera tan primorosa.

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      1. Exacto, y ojo, que cuando la tecnología es un medio me parece estupendo, no sé, la batalla de Gaugamela de Alejandro Magno, no vamos a entrar a valorar la peli, que no me gustó, pero ahí l tecnología se pone al servicio de la historia, lo malo es cuando los efectos especiales se convierten en el fin, en el atractivo principal de la peli, sobre todo ahora con el 3 D, ahí quedan pelis vacías de contenido, mero espectáculo visual.

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  2. Qué suerte poder disfrutar de esta película en una pantalla grande! Yo la he visto varias veces por televisión, pero no dudaría en volver a verla en cine si tuviera la oportunidad. Espero tenerla algún día, antes de que las pantallas grandes y los cines en condiciones hayan desparecido por completo…

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  3. Sin duda una película bastante olvidada y que, como bien indica Abúlico, habría que reivindicar, tanto la obra en cuestión como a su director. Es cierto que hace muchos años que no la he visto, pero la recuerdo excepcional y una de mis películas preferidas de aventuras. Por cierto, cuando leo a algunos decir con motivo del fallecimiento de algún monstruo cinematográfico, que se ha ido el último grande, me solivianto de inmediato pensando que aún está vivo Douglas a sus 96 años, que nos ha dejado algunas interpretaciones memorables y que cuenta en su haber como intérprete con un ramillete de obras maestras insustituibles. Un abrazo a todos.

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    1. Sé que te gusta que me moje y voy a hacerlo. Soy consciente que para muchos es una auténtica barbaridad lo que voy a decir, pero siempre he considerado a Michael Douglas mucho mejor actor que su padre. El problema del hijo es que, además de no ser especialmente un lumbreras a la hora de elegir sus proyectos, le ha tocado vivir unas décadas en las que Hollywood se hallaba ya en plena caída libre en cuanto a talento cinematográfico se refiere. Aun así siempre ha salido bien parado con sus interpretaciones en películas algunas correctas, otras bastante mediocres, demostrando su carácter, mesura y versatilidad. Films tan variados como “Atracción fatal”, “Wall Street”, “La guerra de los Rose”, “Un día de furia”, “Instinto básico”, o incluso el reciente “Behind the Candelabra”, no pasarán a los anales del cine por su excelsitud pero, en mi opinión, él estaba espléndido.
      En cambio, Kirk Douglas siempre me ha parecido un actor que ha bordeado constantemente los límites de la sobreactuación, víctima de su arrogancia y egolatría. Ahora, eso sí, creo que no hay otro intérprete en la historia del cine que pueda presumir de haber trabajado con todos los grandes cineastas hollywoodienses a lo largo de los cuarenta, cincuenta y sesenta. “Retorno al pasado” de Tourneur, “Carta a tres esposas” de Mankiewicz, “El gran carnaval” de Wilder, “Brigada 21” de Wyler, “Cautivos del mal” de Minnelli, “Senderos de gloria” de Kubrick, “Los vikingos” de Fleischer o “Un extraño en mi vida” de Quine, por citar unas cuantas, no son sólo obras maestras de sus respectivos géneros sino que algunas de ellas se encuentran entre mis películas preferidas de todos los tiempos. Pero es que el tipo estuvo además a las órdenes (bueno eso es un decir…) de Walsh, Milestone, Curtiz, Hawks, Vidor, Mann, Preminger, Kazan, Sturges, etc. Casi nada! Ojo, en algunas de las que te he citado hay que reconocer que está magnífico (“Senderos de gloria”, p.e.), pero en otras muchas destaca por su desmesura interpretativa y una notoria tendencia al histrionismo.
      Espero que no te rasgues las vestiduras ante tal exposición y que sigas teniendo buen concepto de mí como cinéfilo empedernido que soy y siempre seré.
      Un abrazo.

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  4. Por cierto Antonio, observo que echando un vistazo a la lista de películas, algunas no albergan la posibilidad de comentar, indicando que los comentarios están cerrados. Supongo que cuando son crónicas de hace tiempo echas el cierre para no volverte loco. Era por «El hombre del carrito», maravillosa película en su desatada vitalidad y altas dosis de inocencia poética y romántica, que puede que el paso del tiempo la lastre de bobalicona, pero que jamás perderá su fuerza descomunal.

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  5. Efectivamente llevas razón en que el bueno de Douglas padre arropaba a sus personajes de un exceso interpretativo y que al mismo tiempo que se convertía en su carta de presentación, igualmente se configuraba como una de sus servidumbres. Y no solo por sus expresiones faciales, también en la forma de moverse, de reír, gesticular y, en general, confeccionar al personaje. Pero nadie podrá negar ese halo que hay que tener para ser un grande del cine, pues su sola presencia, capacidad hipnótica y físico captaban al público.

    Si somos sinceros, hay grandes actores norteamericanos que no lo son tanto desde un punto de vista técnico y de rigor actoral, pues Cary Grant, del que se ha dicho que es el mejor actor de la historia, presentaba excesos evidentes en la comedia (su origen lo marca en exceso) y carencias en lo dramático (plano), pero su físico y gracia hacían el resto. Gary Cooper, Bogart o Tracy, si los analizamos con rigor, solían bordar muchos de sus personajes, pero sus procedimientos, en muchos casos, eran más de lo mismo, y no solo por estar algunos de ellos encasillados, también por evidentes limitaciones.

    Yo nunca he creído en los grandes actores por sus carreras y sí por sus interpretaciones en tal o cual película en concreto. Brando nos ha dejado algunas interpretaciones sencillamente excepcionales, que se salen del propio papel o personaje y se derraman en el imaginario del cine y de una época. Pero tiene otras absolutamente deplorables, siendo el mismo actor, con algunos tics que repite hasta la saciedad. De Niro nunca me ha gustado en exceso y está entre los más grandes actores vivos. Por el contrario creo que Matthew Macfadyen hace un papel sublime en la magistral «Orgullo y prejuicio», dando un giro insólito en la fallida «Ana Karenina», demostrando una versatilidad que para sí quisieran algunos dioses sagrados del séptimo arte. Es solo un ejemplo. Por no hablar de los secundarios, que en muchos casos son notablemente superiores a las estrellas a las que acompañan en muchos películas. Es impensable suponer que un prometedor y brillantísimo actor como Mickey Rourke tuviera la trayectoria que ha tenido o que Paco Rabal llegara a ser el gran actor que nos mostró al final de su carrera, en base a sus pobrísimos comienzos. Bueno así podríamos charlar hasta el infinito.

    Por cierto Douglas hijo es un buen actor y suele estar más que correcto, pero me quedo con el excesivo padre. También es cierto que influye muchísimo la filmografía y citando las obras que citas y los directores vs genios con los que trabajó pues está todo dicho. Qué ganas me han entrado de volver a ver «Cautivos del mal», «Carta a tres esposas», «El gran carnaval» o «Un extraño en mi vida», películas que hace tiempo que no he visto y que son de lo más grande de la historia del cine, y que curiosamente no suelen aparecer en muchas listas, en las que sí aparecen algún que otro tostón, bodrio o raro engendro de erudito que si no coloca alguna singularidad singular revienta.

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    1. Lamento, una vez más, no poderte contestar con la rapidez que me gustaría. Compaginar trabajo, familia, deporte y la confección del blog deviene un reto del todo satisfactorio, aunque sumamente arduo. Además, la amplitud y profundidad de tus comentarios exigen una respuesta acorde a ellos, que, si bien no estoy convencido de conseguirlo, bien me veo en la obligación personal de intentarlo.

      Por supuesto que Douglas padre es un grande del cine, pero ese “halo” y “capacidad hipnótica” atribuidos a su persona se deben, en gran medida, a las espléndidas películas que protagonizó, al gran talento de los realizadores con los que trabajó y a la riqueza argumental y narrativa que contenían aquellos añorados guiones.

      Para mí, tanto Gary Cooper como Spencer Tracy, sí fueron unos extraordinarios actores desde el punto de vista técnico. Poseían una firmeza y una versatilidad que hacía que casi siempre lograran conferir a sus personajes la credibilidad necesaria, si bien su capacidad de persuasión era totalmente opuesta: el primero supo llevar consigo su aureola de galán (ganada a pulso según cuentan) y esa imagen de ciudadano americano ideal; mientras que el segundo arrastró como pudo su alcoholismo a lo largo de casi toda su carrera y, evidentemente, jamás destacó por sus atributos físicos. Eso sí, ambos brillaron en el terreno de la comedia, en el melodrama, incluso en el western, el bélico o las aventuras de distinta índole.

      En cambio, sí estoy de acuerdo en el encasillamiento o las carencias dramáticas de Cary Grant y Humphrey Bogart. El primero pasó del énfasis gesticulador de sus inicios en la comedia (como muy bien apuntas) a convertirse en la personificación de la elegancia, del atractivo y el ingenio hedonista; y, el segundo, nunca se separó de su imagen de tipo duro, insolente y desaprensivo, afianzada desde sus inicios en el género negro. Dos iconos del cine, con indudables limitaciones interpretativas, pero que siempre bordaron sus papeles.

      Y acabo el repaso a los actores que me nombrabas con la dupla Brando/De Niro, los cuales creo que forman parte de ese grupo de intérpretes, que, en su época de mayor esplendor, acostumbraron a transitar con asiduidad de la excelsitud compositiva a la ostentación más petulante.

      Podríamos encontrar un sinfín de arquetipos, o incluso completar estos tres niveles o clases de actores míticos con infinidad de nombres, pero, amigo mío, no acabaríamos nunca. Dejemos que poco a poco circulen por el blog con sus películas y así tendremos la oportunidad de hablar de ellos.

      Por último, me satisface comprobar las ganas que te entraron de volver a ver las películas de Douglas Sr. que utilicé como ejemplos; además, me sirve para corroborar tu exquísito paladar cinéfilo.

      Un abrazo.

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  6. La profunda belleza de esta película tiene su germen en uno de los guiones más hermosos que jamás filmó Fleischer. El sentido armónico, casi musical en la concatenación de planos, la verdad extraída en cada uno de ellos hasta hacernos sentir «fisicamente» el paisaje, el choque del hierro, un hacha clavándose en la madera, la niebla, el roce de los remos con el agua, ¡hasta la temperatura del agua!, Einar y sus guerreros caminando sobre los remos de la nave, riendo y cayéndose.
    Film de fuertes sensaciones, poético y salvaje, con un perfecto y aportativo uso del formato Scope en la composición de los encuadres que además, por momentos, juega inteligentemente con una «prolongación» de la acción en los espacios fuera de campo (algunos instantes de violencia indirecta). Una soberbia dirección de actores aprovechó con eficacia el lado bestia de Kirk Douglas (impagables momentos en la prueba del hacha con la rubia adúltera) y el mórbido físico de Janet Leigh. En suma, una redonda, fascinante obra maestra de seminal imaginería, un espectáculo total y la más apabullante prueba del prodigioso talento del autor de «DUELO EN EL BARRO».

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    1. No pueden tener mejor guarnición mis reseñas que los comentarios críticos incluidos en tu libro/guía de películas MOVIE MOVIE, Teo. Creo que todavía no había tenido la oportunidad de hacerlo, pero aprovecho para felicitarte por una obra tan laboriosa, cabal y erudita. Desde aquí, recomiendo y animo a adquirirla a todo aquel que lea estas palabras, pues sinceramente vale la pena.
      Saludos.

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