Joseph F. Biroc

SÍNDROME (La banda de los Grissom)

Conjunto de síntomas y signos que se presentan independientemente de una enfermedad. En medicina, un síndrome es un cuadro clínico o un conjunto sintomático que presenta alguna enfermedad con cierto significado y que por sus características posee cierta identidad; es decir, un grupo significativo de síntomas y signos (datos semiológicos), que concurren en tiempo y forma, y con variadas causas o etiología. (Wikipedia)
El síndrome de Estocolmo es una reacción psicológica en la cual la víctima de un secuestro, violación o retenida contra su voluntad, desarrolla una relación de complicidad y de un fuerte vínculo afectivo, con quien la ha secuestrado. Se debe, principalmente, a que malinterpretan la ausencia de violencia contra su persona como un acto de humanidad por parte del secuestrador. (Wikipedia)

«La crisis económica pasará, y todos seremos víctimas del síndrome de Estocolmo»
José Antonio Marina (1939-) Filósofo, divulgador y ensayista español

LA BANDA DE LOS GRISSOM (The Grissom gang) – 1971

grissom

Director Robert Aldrich
Guion Leon Griffiths
Fotografía Joseph F. Biroc
Música Gerald Fried
Producción American Broadcasting Company
Nacionalidad Estados Unidos
Duración 128m. Color
Reparto Kim Darby, Scott Wilson, Tony Musante, Irene Dailey, Matt Clark, Joey Faye, Connie Stevens, Michael Baseleon, Wesley Addy.

«No vale la pena que mueras por mí. Nadie vale tanto (…) No permitas que te maten. No mueras por mí, por favor»

Meritoria adaptación fílmica del exitoso debut literario de James Hadley Chase No orchids for Miss Blandish, que ya había sido objeto de una irrelevante versión homónima a cargo de Legh St. John Clowes en 1948, donde se narraban las fechorías criminales de un sórdido ‘gang’ familiar de Kansas City, sobre todo lo concerniente al extravagante e incómodo secuestro de una joven adinerada. Cobijándose en las dos constantes estilísticas que fomentaron su prestigio, un enérgico ritmo narrativo y un tratamiento de la violencia tan redundante como enrarecidamente sórdido, Robert Aldrich dibujaba con rotunda precisión el ruin patetismo social y humano que proliferaba en tiempos de la Gran Depresión, escarbando además en la múltiples posibilidades psicológicas que ofrecía la equívoca relación entre la raptada y el desequilibrado malhechor que la retiene e idolatra; condición ésta que el original literario se limitaba a esbozar de forma imprecisa. Las efusivas actuaciones y su rabioso tratamiento formal acabarían de redondear este ambivalente recital de bellaquería, acritud e ignominia.

Otras películas sobre el SÍNDROME DE ESTOCOLMO

La bella y la bestia – Jean Cocteau (1946)
Bus Stop – Joshua Logan (1956)
Buffalo ’66 – Vincent Gallo (1998)

DESILUSIÓN (El detective)

1. Impresión negativa que experimenta alguien al comprobar que la realidad de algo no responde a la esperanza o la ilusión puestas en ello.
2. Falta de ilusión.
(Larousse Editorial)

“Aquellos que ven en cada desilusión un estímulo para mayores conquistas, ésos poseen el recto punto de vista para con la vida”
Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832) Poeta, novelista, dramaturgo y científico alemán

EL DETECTIVE (The detective) – 1968

douglas

Director Gordon Douglas
Guion Joseph F. Biroc
Fotografía Abby Mann
Música Jerry Goldsmith
Producción 20th. Century Fox
Nacionalidad Estados Unidos
Duración 114m. Color
Reparto Frank Sinatra, Lee Remick, Ralph Meeker, Jack Klugman, Horace MacMahon, Jacqueline Bisset, William Windom, Robert Duval.

«Yo era un buen policía y vi cosas que me horrorizaron. Creía que estaba por encima de ellos, pero ¡qué va…!»

Entre las andanzas de perfil jamesbodiano del detective privado Tony Rome, HAMPA DORADA (1967) y su secuela LA MUJER DE CEMENTO (1968), según las tópicas novelas de Marvin H. Albert, Douglas filmó siempre con el protagonismo del ya marchito Sinatra esta compleja adaptación de la novela homónima de Roderick Thorp en torno a las profusas desilusiones cotidianas, tanto profesionales como personales, de un honesto, receloso e intuitivo sargento de homicidios neoyorquino, de nombre Joe Leland. La aparición del cadáver de un homosexual de clase pudiente determinaba el punto de partida sobre el que se expandía un thriller policial de extrema sordidez y áspera gradación psicológica, guionizado por el ‘black-listed’ Aby Mann, cuyo depurado verismo expresivo dejaba entrever síntomas de la corriente renovadora que por entonces ya invadía el género. Audaz y descorazonadora denuncia a la corrupta especulación que se anida en las altas esferas, presumía de una tenebrosa fotografía del aldrichiano Joseph Biroc y un preciso punteado jazzístico a cargo de Jerry Goldsmith.

Otras películas invadidas por el fantasma de la DESILUSIÓN

Desengaño – William Wyler (1936)
El crack – José Luis Garci (1981)
El mismo amor, la misma lluvia – Juan José Campanella (1999)