CREPÚSCULO (Duelo en la alta sierra)

1. Claridad de la luz al salir o ponerse el sol, especialmente la del anochecer.
2. Parte del día en que se produce esta luz.
(google.es)
El Western crepuscular es un subgénero cinematográfico derivado del llamado western. Se trata de un western melancólico, revisionista y desmitificador, que presenta un Oeste en decadencia y a unos protagonistas perdedores, «héroes» cansados, nostálgicos, críticos, desencantados, sucios, resignados, acabados o atormentados. La violencia es explícita. Aunque su realismo es descarnado, no es naturalista como en el spaghetti western; muestra un mundo y unos valores que están a punto o al borde de desaparecer. (Wikipedia)

«La honradez, pretensión extemporánea, y la muerte, plausible redención, son los aditamientos de este western crepuscular, todavía no trastocado por la nervatura narrativa ni el denostado ralentí que pondrán más tarde en evidencia el temperamento exacerbado del legendario director» (sobre Duelo en la alta sierra)
Gonzalo Suárez (1934-) Escritor y director de cine español

DUELO EN LA ALTA SIERRA (Ride the high country) – 1962

Director Sam Peckinpah
Guion N.B. Stone Jr.
Fotografía Lucien Ballard
Música George Bassman
Producción Metro Goldwyn Mayer
Nacionalidad Estados Unidos
Duración 94m. Color
Reparto Joel McCrea, Randolph Scott, Edgar Buchanan, Mariette Hartley, Ronald Starr, R.G. Armstrong, L.Q. Jones, Warren Oates.

«Un buen matrimonio tiene como una aureola de gloria. Un buen matrimonio es como un animal raro: difícil de encontrar y casi imposible de mantener. Las personas cambian. Es importante tenerlo presente desde el inicio»

En su segundo largometraje, Peckinpah estableció un figurativo puente entre el ocaso del western en su formalismo clásico y el entonces incipiente subgénero crepuscular con el fin de pormenorizar la última aventura de dos veteranos e incompatibles pistoleros, encargados de trasladar un cargamento de oro desde las minas de Alta Sierra hasta la ciudad de Hornitos. A través de los recuerdos, vicisitudes y enfrentamientos que comparten estos dos antiguos héroes, soberbiamente interpretados por Joel McCrea y Randolph Scott (este último en su postrera aparición en pantalla), la película se encargaba de romper viejos tópicos para mostrar las debilidades de las leyendas por medio de una mirada nostálgica, emotiva y poética, no exenta de romanticismo y un soterrado sentido del humor. Pese a que el público no acabó por entender semejante desmitificación del género, el realizador californiano pasó a convertirse en el más inspirado cultivador y renovador del mismo, añadiendo paulatinamente a su estilo un registro mucho más violento y exaltado. Excelente fotografía de Lucien Ballard.

Otros WESTERNS CREPUSCULARES

El hombre del Oeste – Anthony Mann (1958)
El hombre que mató a Liberty Valance – John Ford (1962)
Los valientes andan solos – David Miller (1962)

8 comentarios

  1. 54 años en el planeta y descubro hoy que también se le llama crepúsculo al momento del día que precede al amanecer. Sólo eso ya merece un agradecimiento por mi parte.
    Uno de mis westerns crepusculares favoritos es «Dos hombres y un destino» (tiene que ser crepuscular, puesto que sale hasta una bicicleta…)

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  2. Steve Judd (Joel McCrea) y Gil Westrum (Randolph Scott), los dos protagonistas de este hermoso western crepuscular, ven cómo una época y una forma de entender la existencia están siendo arrinconadas y sustituidas por nuevos sistemas y conceptos que trae consigo la entrada en el siglo XX del Oeste que ellos conocieron. Uno, lo asume con dolorida elegancia, el otro, con pragmatismo. Pero ambos saben que ya nadie los necesitará y aprovecharán la última oportunidad que les brindan para reivindicar su código moral y su estilo de vida. Esta temática sería retomada por Peckinpah, ampliándola, en posteriores westerns suyos, entre los que cabe destacar «GRUPO SALVAJE». En unos exteriores que nos remiten a los grandes westerns de Anthony Mann, se desarrolla la acción de «DUELO EN LA ALTA SIERRA» que el realizador conduce con pulso, maestría y sensibilidad hasta culminar en uno de los finales más bellos y tristes jamás filmados.
    Nota: los emblemáticos Randolph Scott y Joel McCrea, realmente espléndidos, se despedían del cine «en beauté» con esta película.

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