CROMATISMO (La puerta del infierno)

1. Desarrollo amplio y variado de colores.
2. Aplicación del sistema cromático en la composición.
(Larousse Editorial)

«Todo lo que hago/vivo me gusta que sea intenso. Quizá esto quede reflejado así. No pinto pensando en meter mucho color o fuerza cromática, simplemente sale solo»
Ana Langeheldt (1978-) Ilustradora, diseñadora y artista del graffiti española

LA PUERTA DEL INFIERNO (Jigokumon) – 1953

gate

Director Teinosuke Kinugasa
Guion Teinosuke Kinugasa y Masaichi Nagata
Fotografía Kôhei Sugiyama
Música Yasushi Akutagawa
Producción Daiei
Nacionalidad Japón
Duración 86m. Color
Reparto Kazuo Hasegawa, Machiko Kyô, Isao Yamagata, Yataro Kurokawa, Jun Tazaki, Koreya Senda, Masao Shimizu, Tatsuya Ishiguro.

«Créeme, una mujer casada debería mantenerse a distancia de otros hombres»

Acreditado preferentemente por su talante investigador, no en vano se le debe a él la primera película sonora japonesa de corte histórico, EL SUPERVIVIENTE SHINSENGUM (1931), Kinugasa llegó a la cúspide de su arte y reafirmó la entonces incipiente reputación internacional de la cinematografía nipona gracias al sorprendente éxito (Palma de Oro en Cannes y Oscar al mejor largometraje foráneo) alcanzado en este clásico melodrama pasional ambientado en 1350, en plena proliferación de las luchas feudales. Esta trágica historia de amor irresoluto entre un bravío guerrero samurái próximo al emperador y una esposada dama de la corte, basada en la obra Kesa’s husband de Kan Kikuchi, no fraguaría su poderoso prestigio por la placidez sensorial y poética de su narración, ni por la pulcritud interpretativa de un substancial elenco de estrellas, sino por una asombrosa calidad plástica (explotada para difundir publicitariamente la cinta como «el film más bello del mundo») que realzaba su paisaje, el vestuario y los decorados a través de una virtuosa y fulgurante amalgama de colores vivos y matices apastelados.

Otras películas destacadas por su CROMATISMO

Un americano en París – Vincente Minnelli (1951)
Los paraguas de Cherburgo – Jacques Demy (1964)
La casa de las dagas voladoras – Zhang Yimou (2004)

4 comentarios

  1. No ha sido esta película una de mis favoritas del cine nipón y especialmente por aquello que indicas, esto es, la observancia de un exceso de preocupación plástica muy por encima de “esencializar” la historia. Siempre me quedará el recuerdo de la primera vez que vi la La emperatriz Yang Kwei-fei, una poesía fílmica absoluta, que posiblemente revisada ahora presente cierto candor o inocencia hoy mucho menos asimilable, pero que supuso para mi un hallazgo formidable de cómo contar una historia de amor hasta sus últimas consecuencias. Un abrazo.

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  2. En su momento alcanzó un notorio aunque algo efímero prestigio, quizás algo desorbitado, que no alcanza para equipararse a las grandes obras de Ozu, Mizoguchi o Naruse. De todos modos, no deja de ser un título importante dentro de la historia del cine japonés.
    Sabes, «La emperatriz Yang Kwei-Fei» fue la primera sesión de filmoteca a la que asistí acompañado de mi actual pareja. Aquel día (hace aproximadamente quince años) creí haber superado la prueba, pues a la salida me aseguró que la película le había gustado… En la actualidad, te confieso que no me atrevo a pedirle que vuelva conmigo a presenciar otro melodrama clásico nipón. Curioso, no? Cosas del amor…

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  3. Curiosa reflexión o, mejor, constatación la que aprecias, pues de la misma se pueden desprender varias posibilidades. Por un lado, indicar que intuyo que una de las pruebas de “fuego” a las que sometes a potenciales parejas es su nivel de sensibilidad con el gran cine, examen que parece (después truncada constatación) pasó con nota. Otra sería que en su día no fue demasiado sincera, dándote la razón con afán conciliador o mecanismo diplomático propio de los inicios sentimentales (diría ella, le digo que me ha gustado no vaya a ser que piense que soy…) Tú me entiendes, ¿no? Asimismo, el paso del tiempo y la cruel confianza ponen sobre el tapete la auténtica realidad, siendo ésta evidente e indicativa de que nuestra afición por el cine va mucho más allá de lo que el común de los mortales ve en el séptimo arte, esto es, divertimento y un cúmulo de imágenes en sucesión para pasar un rato agradable. Pero claro de ahí a soportar una película japonesa, lírica, afectada y de hace mucho años, dista un abismo. Algo por otro lado comprensible. Y por último, no te preocupes pues yo aún no he dado con la pareja que soporte algunos de mis gustos en particular y menos en general. Por cierto, algunos achaques puede que me tengan alejado un tiempo de sitos tan fantásticos como éste, si bien espero que no de forma definitiva, pues como se suele decir bicho malo nunca muere. Un fuerte abrazo y cuídate.

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