1. Puesta al día de algo que se ha quedado atrasado.
2. Renovación, modernización. (Espasa-Calpe)
«Se potencia una nueva manera de servir la comida. Se produce una actualización del acabado de platos en la sala por parte del servicio. En otros casos, son los comensales los que participan en este acabado» (principio núm. 15 del Manifiesto, presentado en Madrid Fusión 2006)
Ferrán Adrià (1962-) Cocinero español
LA HIERBA ERRANTE (Ukigusa) – 1959
Director Yasujiro Ozu
Guion Yasujiro Ozu y Kôko Noda
Fotografía Kazuo Miyagawa
Música Kojun Saitô
Producción Daiei
Nacionalidad Japón
Duración 119m. Color
Reparto Ganjiro Nakamura, Machiko Kyo, Ayako Wakao, Hiroshi Kawagushi, Chishu Ryu, Haruko Sugimura, Hitomi Mitsui, Haruo Tanaka.
«Tiene motivos para estar enfadado, tiene motivos para rechazarme: hay que ser padre toda la vida, no cuando a uno le viene bien. Tiene razón, soy un egoísta»
Primera, y sin duda alguna, la más fiel de las tres actualizaciones que Ozu acometió entre 1959 y 1960 sobre sendos logros de su propia filmografía, que, juzgada hoy por el insobornable paso del tiempo, florece como una de sus películas más esplendorosas, deleitables y conmovedoras. Si en el original silente de 1934 HISTORIA DE UNA HIERBA ERRANTE, a su vez vagamente inspirado en un desatendido drama americano de George Fitzmaurice, THE BARKER (1928), la historia de la paternidad oculta que conlleva el director de una compañía itinerante de teatro Kabuki activaba su límpida puesta en escena con mayor rigor y amargura, concediendo más importancia al simbolismo de los silencios, las miradas o los tiempos muertos, este insigne remake sonoro y en color radicaba su excelsitud en una inimitable geometrización estética, que suscribía su experimentación cromática sobre el entorno costero de Wakayama, en la península de Kii, donde se trasladó la narración. Deleitable y melancólica música naïf de Saitô e intachables interpretaciones, con un inmenso Ganjiro Nakamura.
Otras ACTUALIZACIONES fílmicas del mudo al sonoro por el mismo realizador
Una hora contigo – Ernst Lubitsch (1932), de Los peligros de Flirt de 1924
Yo acuso – Abel Gance (1938), del Yo acuso de 1918
Los diez mandamientos – Cecil B. De Mille (1956), de su homónima de 1923
Diría que la obra de Ozu es una continua actualización. Todavía me queda mucho por descubrir de este realizador. Pero lo que he visto, una continua actualización de la vida…, me han enganchado. Su cine a la altura del tatami…
Y me encanta el tema que has planteado. Para variar (ja, ja, ja) te traigo una actualización de William Wyler… primero fue «Esos tres» en 1936 y luego cuando la censura se iba abriendo actualizó la misma película (obra de su amiga Lilliam Hellman) en «La calumnia». Y otra que me encanta es la actualización de McCarey para su clásico «Tú y yo«. Primero en el 1939 y luego en 1954… O el maestro del suspense planteó «El hombre que sabía demasiado» en el 1934… y actualizó su película en 1956…
Qué maravilla de tema.
Besos
Hildy
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Fíjate hasta donde llega ya nuestro nivel de compenetración, Hildy, que has citado precisamente tres de las cuatro películas que en un principio pensaba utilizar como alternativas (finalmente decidí centrar la entrada en actualizaciones del silente al sonoro). La otra era «Un gangster para un milagro», remodelación en color que Frank Capra acometió de su propia comedia de 1933, «Dama por un día».
Como siempre, un placer.
Un abrazo.
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Una de las obras maestras de su director, claro ejemplo de su insondable y profunda belleza, y eterna sabiduría. Viéndola se contempla el mundo, el verdadero mundo, esto es, su pequeñez y el terrible paso del tiempo. Extraordinaria y una muestra más del magisterio del cine nipón y su capacidad única de afrontar los verdaderos «eternos» humanos desde la ausencia de impostura y grandilocuencia, todo desde la sencillez, no solo conceptual, también narrativa, plástica y de tempo.
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Sí, en efecto, Altaica, no lo has podido esquematizar mejor. Hace poco me recordabas que a Fellini se le reprochaba hacer siempre la misma película. Creo que no ha habido un cineasta en la historia del cine que repitiera sus contenidos y obsesiones con tanta reiteración, belleza y sensibilidad como Ozu.
Un abrazo.
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La película que más me gusta del director que más me gusta, poco más que decir, una obra maestra absoluta.
La escena del beso es una auténtica maravilla.
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Perdona, por no contestar el mensaje en su día. También es una de mis preferidas de Ozu…
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Toda la filmografía de Yasujiro Ozu me parece propia de un extraordinario cineasta. Ésta que propones y El sabor del té verde con arroz -con permiso de Cuentos de Tokyo- son mis preferidas de él. Por aportar al tema de las actualizaciones, Billy Wilder actualizó a la perfección Un gran reportaje de Milestone y Luna nueva de Hawks.
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Discúlpame por no responderte en su momento, Eduardo. Me encanta el ejemplo de actualización que has recordado. Wilder no pudo hacerlo mejor… Un saludo.
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