Estilo artístico, sobre todo literario, emparentado con el realismo, basado en reproducir la realidad con una objetividad documental en todos sus aspectos, tanto en los más sublimes como los más vulgares. Su máximo representante, teorizador e impulsor fue el escritor Émile Zola, quien expuso sus fundamentos teóricos en el prólogo a su novela Thérèse Raquin y, sobre todo, en su ensayo Le roman expérimental (1880). (Wikipedia)
“El artista debe describir la vida interior, no la exterior. La abstracción es esencial para el creador. Permite al realizador franquear las barreras que el naturalismo impone. Permite a sus filmes ser no solamente visuales, sino espirituales”
Carl Th. Dreyer (1889-1968) Director de cine y guionista danés
TERESA RAQUIN (Thérèse Raquin) – 1953
Director Marcel Carné
Guión Marcel Carné y Charles Spaak
Fotografía Roger Hubert
Música Maurice Thiriet
Producción Paris Film/Lux Films S.P.A.
Nacionalidad Francia/ Italia
Duración 102m. B/N
Reparto Simone Signoret, Raf Vallone, Jacques Duby, Sylvie, Maria Pia Casilio, Paul Frankeur, Michel André, Martial Rèbe.
* Françoise Lechevalier – Sur un air de limonaire
«¿Y si me contuviera con toda mi fuerza? ¿Y si tuviera ganas de ti? No sabes lo que es para una mujer pensar en un hombre, en un hombre de verdad todo el tiempo. Al punto que olvidas lo que estás haciendo y a dónde vas. Y de repente, me despierto. Miro alrededor, y nada ha cambiado»
La célebre y homónima novela naturalista de Émile Zola, que ya había sido adaptada con apabullante fuerza dramática en un par de ocasiones durante el período silente, sirvió para que Marcel Carné recuperara de forma efímera aquel extraordinario pulso narrativo que lo llevó a convertirse en el adalid del realismo poético y que con tanta premura dilapidó desde que en 1946 (LAS PUERTAS DE LA NOCHE) concluyera su crucial colaboración con Jacques Prévert. Los precisos e inspirados diálogos con los que Charles Spaak realzó esta libre versión transferida al Lyon de los años cincuenta y la estupenda interpretación de la pareja protagonista (Raf Vallone rebosaba virilidad y la Signoret bordaba con su desgarradora y concupiscente sensibilidad la pesadumbre, el hastío y la frustración que conducen a su personaje por la senda del adulterio) resultaron fundamentales para dimensionar un melodrama pasional sórdido, seco y desgarrador (uno de los preferidos del mismísimo Akira Kurosawa) que venía a corroborar la imposibilidad de eludir las antojadizas e inexorables garras del destino.
Otras adaptaciones cinematográficas de un relato vinculado al NATURALISMO
Madame Bovary – Vincente Minnelli (1949) / Gustave Flaubert
La señorita Julie – Alf Sjöberg (1951) / August Strindberg
Lejos del mundanal ruido – John Schlesinger (1967) / Thomas Hardy