Tay Garnett

SLAPSTICK (El hombre cañón)

El slapstick, también llamado humor físico, es un subgénero de la comedia que se caracteriza por presentar acciones exageradas de violencia física que no derivan en consecuencias reales de dolor. La comedia física es una forma bulliciosa de comedia que basa su atractivo en el dolor, la farsa, los golpes y las bromas prácticas del humor crudo para crear un efecto cómico en el espectador, excediendo los límites del sentido común. (Wikipedia)

«La comedia es difícil, sobre todo el slapstick. El truco está en divertirse mientras actúas.» 
Maureen O’Hara (1920-2015) Actriz irlandesa

EL HOMBRE CAÑÓN (The strong man) – 1926

Director Frank Capra
Guion Hal Conklin, Robert Eddy, Tay Garnett, Reed Heustis y Arthur Ripley
Fotografía Glenn Kershner y Elgin Lessley
Música Carl Davis
Producción Harry Langdon
Nacionalidad Estados Unidos
Duración 75m. B/N
Reparto Harry Langdon, Priscilla Bonner, Gertrude Astor, Robert McKim, William V. Mong, Arthur Talasso.

«¿Señorita Mary Brown? ¿La pequeña Mary Brown que escribió cartas tan bonitas a un muchacho belga?»

Antes de erigirse en el más avezado intermediario del concepto individualista de prosperidad transmitido con el ideal del ‘sueño americano’, Frank Capra contribuyó a redefinir la personalidad cinematográfica de Harry Langdon, un actor de vodevil descubierto por Mack Sennett que ese mismo año había saltado a la fama de la mano de Harry Edwards con UN SPORTMAN DE OCASIÓN (1926). La fugaz asociación entre el entonces debutante realizador de origen italiano y el hoy olvidado cómico con cara de niño trajo consigo dos ejemplares básicos del ‘slapstick’ reposado, ingenioso y optimista: SUS PRIMEROS PANTALONES (1927) y, previamente, este otro triunfo de la decencia y la candidez ante el erosionador atropello del poder corruptor. A través de una placentera sucesión de gags de índole pantomímica, narraba las azarosas peripecias de un joven soldado belga por Estados Unidos, país al que se ha dejado llevar para trabajar en un espectáculo de variedades con el fin de encontrar a la chica con la que ha mantenido una esperanzadora relación epistolar en el frente.

Otras obras maestras del SLAPSTICK

El hombre mosca – Fred Newmeyer y Sam Taylor (1923)
El maquinista de la general – Buster Keaton (1926)
Tiempos modernos – Charles Chaplin (1936)

ENEMIGO (Batán)

Persona o grupo de personas, que se oponen a otro grupo de personas ya sea por sus ideas, pensamientos, actividades o por motivos políticos radicales tales como el invadir a otro país por la captura de sus Recursos naturales. A diferencia del adversario, el enemigo es la expresión radical de la diferencia entre personas, el antagonismo exacerbado o el desacuerdo extremo, innegociable e intolerante entre entes sociales, políticos, religiosos, etc. (Wikipedia)

«Hay que tener cuidado al elegir a los enemigos porque uno termina pareciéndose a ellos.»
Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino

BATÁN (Bataan) – 1943

bataan

Director Tay Garnett
Guion Robert D. Andrews
Fotografía Sidney Wagner
Música Bronislau Kaper
Producción Metro Goldwyn Mayer
Nacionalidad Estados Unidos
Duración 110m. B/N
Reparto Robert Taylor, George Murphy, Thomas Mitchell, Lloyd Nolan, Robert Walker, Lee Bowman, Desi Arnaz, Barry Nelson, Philip Terry.

«Deben comprender desde ahora que el enemigo al que nos enfrentamos es bastante capaz (…) Pueden sobrevivir y luchar un mes con los que ustedes morirían en ¡dos días!»

La incorporación a filas de numerosos representantes del cine norteamericano durante la Segunda Guerra Mundial, algunos de ellos reputados realizadores cuyo cometido estribaba en perpetrar documentales para las Fuerzas Armadas, hizo aún más plausible el esfuerzo paralelo de los estudios hollywoodienses por impulsar una significativa cuantía de producciones bélicas; consignadas, en su mayoría, a justificar y enaltecer de forma implícita la participación del país en tan catastróficos acontecimientos. Uno de los ejemplos más realistas e inspirados de aquella política propagandística lo hallamos en esta película tan desgarradora como claustrofóbica, que plasmaba con gran desenvoltura narrativa y una adecuada conjunción de heroicidad y sentimentalismo el vano esfuerzo por sobrevivir de una patrulla estadounidense cercada por los japoneses en la zona del Pacífico, concretamente en la isla filipina de Luzon. La espléndida labor actoral contribuyó a hacer de esta cinta, pese a su evidente carácter coyuntural, uno de los trabajos más logrados del eficiente pero poco ambicioso Tay Garnett.

Otras películas determinadas por la omnipresente e invisible presencia del ENEMIGO

La patrulla perdida – John Ford (1934)
Invasión – Hugo Santiago (1969)
En tierra hostil – Kathryn Bigelow (2008)

FATALIDAD (El cartero siempre llama dos veces)

1. Cualidad de lo que resulta fatal.
2. Destino en cuanto es la causa de desgracias.
3. Suceso o circunstancia desgraciados.
(Larousse Editorial)

“Ya se trate de ciencia o historia, es preciso desconfiar de la ignorancia que se encierra bajo el término «fatalidad»”
Gustave LeBon (1841-1931) Psicólogo social francés

EL CARTERO SIEMPRE LLAMA DOS VECES (The postman always rings twice) – 1946

postman

Director Tay Garnett
Guion Niven Busch y Harry Ruskin
Fotografía Sidney Wagner
Música George Bassman
Producción Metro Goldwyn Mayer
Nacionalidad Estados Unidos
Duración 113m. B/N
Reparto John Garfield, Lana Turner, Cecil Kellaway, Hume Cronyn, Leon Ames, Jeff York, Audrey Totter, Alan Reed, Cameron Grant.

«Aunque estuviera aquí no podríamos cogerlo, a menos que quisiéramos pasar la noche en la cárcel. Robarle la esposa a un hombre, eso no es nada, pero robarle su coche, eso es hurto»

Emblemático clásico del cine negro y, sin duda, la mejor adaptación cinematográfica de la novela homónima de James M. Cain, que cuatro años antes ya había sido objeto de una esencial versión apócrifa a cargo de Luchino Visconti y cuyo título queda irremisiblemente asociado al sugestivo aunque algo pretencioso reajuste de signo erótico formalizado por Bob Rafelson en 1981, con guion de David Mamet y protagonismo de la carismática pareja Nicholson/Lange. A través de un amplio flashback, Tay Garnett describía la aciaga pasión fratricida que establece un solitario trotamundos con la atractiva e insatisfecha esposa del propietario de un bar de carretera californiano en el desarraigado ambiente de amoralidad que reinaba en el país tras el descalabro provocado por la Gran Depresión. El inevitable arbitraje aleccionador de la censura no eclipsó la inhóspita causticidad que disemina este paradigma acerca de la inexorable fatalidad del destino, protagonizado por una turbadora Lana Turner (imposible resulta sustraerse a su primera aparición vestida de blanco con un seductor pantalón corto) y un magistral John Garfield.

Otras películas sobre la FATALIDAD

Sólo se vive una vez – Fritz Lang (1937)
El abrazo de la muerte – Robert Siodmak (1949)
Orfeo negro – Marcel Camus (1959)