Estado de conciencia, más o menos desconectado de la realidad, en el que el sujeto se deja llevar por una sucesión casi siempre incoherente de imágenes y pensamientos dependientes de motivaciones afectivas (deseos, temores, emociones, etc.), más que del pensamiento lógico. (diccionario.medico.com)
«Bovarismo es no estar contento con la realidad, un anhelo de una vida construida sobre ensoñaciones» (novela Madame Bovary)
Gustave Flaubert (1821-1880) Escritor francés
UNA NOCHE, UN TREN (Un soir, un train) – 1968
Director André Delvaux
Guion André Delvaux
Fotografía Ghislain Cloquet
Música Frédéric Devreese
Producción Parc Film/Les Productions Fox Europa/Les Films du Siècle
Nacionalidad Bélgica/ Francia
Duración 86m. Color
Reparto Yves Montand, Anouk Aimée, Adriana Bogdan, François Beukelaers, Michael Gough, Hector Camerlynck.
«Yo no soy un objeto, no soy tu objeto. No quiero que me consigas como los logros de tu carrera. Crees saberlo todo, pero no tienes que rendir cuentas a nadie. Esto no es eterno. Es eterno mientras dura. Tú no dudas de nada. ¿Te imaginas mi vida esperando que aparezcas? No reniego, lo he querido igual que tú. Pero me siento desesperadamente sola en esta provincia, donde no conozco a nadie. Sin amigos, sin hijos. Y un día tú desaparecerás. ¿Qué me quedará entonces? Nada»
Con su segunda película, producida por Mag Bodard, Delvaux acabó de perfilar ese privativo equilibrio entre realidad y ensoñación que planteó en su ópera prima EL HOMBRE DEL CRÁNEO RASURADO y, que, en gran medida, determinaría su autárquica e intemporal obra. Apoyándose en la lucidez y distinción de los intérpretes, el cineasta belga volvió a crear un largometraje hondamente confuso, colmado de ofuscaciones subjetivas y metafísicas, que se desarrollaba en tres segmentos claramente diferenciados: un plácido y refinado preámbulo costumbrista donde se presenta a los protagonistas, un profesor universitario y su compañera sentimental, un núcleo en el que éstos emprenden un viaje en tren que ejercerá como presagio de la fatalidad por medio de un simbólico tránsito entre lo probable y lo fantástico, y, finalmente, un sucinto y trascendental desenlace de apariencia tan real como enigmática. Pero, aún hay más, detrás de este laberíntico ensayo sobre lo ilusorio se oculta un amargo y sensitivo estudio sobre la incierta variabilidad emocional de la vida en pareja.
Otras películas determinadas por una atmósfera de ENSOÑACIÓN
Jennie – William Dieterle (1948)
El año pasado en Marienbad – Alain Resnais (1961)
Amarcord – Federico Fellini (1973)
This French film looks fascinating
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Weird, enigmatic, but absolutely fascinating…
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