Forma de olvido y desprecio. Un egocentrismo tan exagerado que nos hace olvidar a aquellos que nos beneficiaron, que estuvieron con nosotros, que nos ayudaron. La ingratitud no reconoce el mérito ajeno ni los favores que recibe, muy lejos de ello, los ignora (…) La ingratitud es un mal hábito, una falta de generosidad que se convierte en uno de los tragos amargos y desagradables que los seres humanos tenemos que vivir, una mezcla de maldad y olvido, de egoísmo y frivolidad. Amigos del alma, conocidos, familiares allegados y no tanto, y muchas veces padres, hijos, cónyuges pueden perpetrar ese acto que tanto cuesta procesar. http://quesignificado.com/ingratitud/
“Cualquier tipo de maldad es el trueno; la ingratitud es el rayo. El trueno asusta, pero el rayo mata”
José Luis Coll (1931-2007) Actor, humorista y escritor español
CUENTOS DE TOKIO (Tokyo monogatari) – 1953
Director Yasujiro Ozu
Guión Yasujiro Ozu y Kôgo Noda
Fotografía Yushun Atsuta
Música Takinori Saito
Producción Shochiku
Nacionalidad Japón
Duración 140m. B/N
Reparto Chishu Ryu, Chiyeko Higashiyama, Setsuko Hara, So Yamamura, Haruko Sugimura, Kinoko Niyake, Kyoko Kagawa.
«Perder a los hijos debe ser terrible, pero vivir con ellos no es fácil. Casi nunca sabes si haces bien o mal. Es un complicado dilema»
La película más popular en Occidente del creador más representativo de la cultura nipona, catalogada entre las grandes obras maestras de la historia por su sabiduría, vigencia y universalidad, pormenorizaba con quietud y sencillez descriptiva la frustrante y descorazonadora cuota de ingratitud, egoísmo y displicencia aplicada a una pareja de ancianos rurales durante la visita que efectúan a sus hijos, establecidos en la capital y ensimismados en sus agobiantes menesteres laborales. Este riguroso análisis de la desunión familiar a causa de la brecha generacional, el alejamiento geográfico y, sobre todo, el severo pero inevitable deterioramiento afectivo que se acumula con el transcurir de los años fue desgranado por Ozu con la gama de recursos narrativos que caracterizaría toda su obra: entre ellos, la aplicación de largos planos y misteriosos encuadres vacíos o una peculiar disposición de la cámara, prácticamente inmóvil y a poca altura del suelo. El portentoso Chishu Ryu, manifiesto alter-ego del cineasta, volvería a ejercer como abanderado interpretativo de este drama social cotidiano de obligatorio visionado, ungido a despabilar la conciencia humana e inducir a reflexiones de profundo calado.
Otras películas sobre relaciones paterno-filiales marcadas por la INGRATITUD
Dejad paso al mañana – Leo McCarey (1937)
Alma en suplicio – Michael Curtiz (1945)
Nebraska – Alexander Payne (2013)