Dorothy Gish

CLÉRIGO (El cardenal)

Hombre que ha recibido alguna de las órdenes sagradas que otorgan las Iglesias cristianas y que por consiguiente pertenece al clero. (google.com)

«Hay una ocupación (aparte de componer ) que me gustaría tener, es la de ser sacerdote. No sólo por el beneficio de la fe, sino también debido a mi fascinación por el sacrificio que los clérigos soportan por nosotros»
Wojciech Kilar (1932-2013) Compositor polaco

EL CARDENAL (The cardinal) – 1963

Director Otto Preminger
Guion Robert Dozier
Fotografía Leon Shamroy
Música Jerome Moross
Producción Columbia/Gamma Productions
Nacionalidad Estados Unidos
Duración 175m. Color
Reparto Tom Tryon, Carol Lynley, Romy Schneider, Raf Vallone, Dorothy Gish, John Huston, John Saxon, Burgess Meredith, Patrick O’Neal.

«El sacerdocio no es cosa que se pueda poner o quitar como la sotana que llevas puesta. Es parte de ti»

Sobria, moderada y ecuánime transposición al cine del enrevesado best-seller de Henry Morton Robinson, que acabaría por delimitar un notorio declive creativo en la trayectoria de su realizador, donde se reconstruían los dolorosos contratiempos que un emprendedor y vocacional clérigo bostoniano afrontaba a lo largo de su triunfal carrera y la correlación de éstos con algunos de los episodios históricos más concluyentes de la primera mitad del siglo XX, desde la interposición norteamericana en la Gran Guerra al apogeo del nazismo y su invasión de Austria, pasando por el gangsterismo, la Depresión económica o el Ku Klux Klan. Multiplicidad de temas como la abnegada aplicación de la moral católica con su controvertible imposición del celibato o el imperioso materialismo de la soberanía eclesiástica transitaban por este habilidoso largometraje, cuya precisión psicológica e intimista compensaba con creces la aparatosidad de su puesta en escena. Soberbia fotografía en Panavision y Technicolor de Leon Shamroy y lujoso reparto, completado con nombres como Wolfgang Preiss, Cecil Kellaway o Murray Hamilton.

Otras películas protagonizadas por un CLÉRIGO

Yo confieso – Alfred Hitchcock (1953)
León Morin, sacerdote – Jean-Pierre Melville (1961)
Calvary – John Michael McDonagh (2014)

FRATERNIDAD (Las dos huérfanas)

Amistad o afecto entre hermanos o entre quienes se tratan como tales. (RAE)
Vínculo que une a dos hermanos y que supone, además del lazo de sangre, un sinfín de conexiones emocionales y psicológicas que tienen que ver con el contexto de crianza, con las experiencias vividas, con las personalidades, etc. La fraternidad también puede sentirse muchas veces con personas con las que no se comparte necesariamente un lazo de sangre si no que se comparten numerosas y emotivas experiencias de vida. El concepto abstracto de fraternidad implica siempre las nociones de unión, de respeto mutuo y de acompañamiento. (definicionabc.com)

“La fraternidad es el amor recíproco, la tendencia que conduce al hombre a hacer para los demás lo que él quisiera que sus semejantes hicieran para él”
Giuseppe Mazzini (1805-1872) Político, periodista y activista italiano

LAS DOS HUÉRFANAS (Orphans of the storm) – 1921

dos

Director D.W. Griffith
Guión D.W. Griffith
Fotografía Hendrik Sartov, Paul H. Allen y G.W. Bitzer
Música Louis F. Gottschalk y William F. Peters
Producción D.W. Griffith Productions
Nacionalidad Estados Unidos
Duración 150m. B/N
Reparto Lillian Gish, Dorothy Gish, Joseph Schildkraut, Morgan Wallace, Monte Blue, Lucille LaVerne, Sheidon Lewis, Frank Puglia.

«Cuando se encuentra a Louise, los sueños pueden convertirse en realidad»

Instigado a emular el formidable triunfo alcanzado en Alemania por Ernst Lubitsch con su MADAME DUBARRY (1919), D.W. Griffith reconstruyó el caos de la Revolución Francesa en sus propios estudios neoyorquinos con la fastuosidad decorativista que siempre le caracterizó para adaptar Les deux orphelines de Adolphe-Philippe d’Ennery y Eugène Cormon. Los desgarradores y apasionados avatares por los que atraviesan las dos desamparadas jóvenes del título, estimablemente interpretadas por las hermanas Gish, no sólo confirmaron el oficio del cineasta a la hora de dirigir escenas de masas sino que evidenciaron un sólido pulso narrativo y una especial sensibilidad y calidez para enlazar el registro melodramático con componentes de corte épico y doctrinario. Ninguna de las múltiples versiones posteriores, algunas bastante correctas como las de Maurice Tourneur (1933), Carmine Gallone (1942) o Roberto Rodríguez (1950), han conseguido ni siquiera aproximarse a la magnificencia una cinta, que, si bien obtuvo un considerable éxito comercial, resultó a la postre deficitaria por el excesivo detallismo de su realizador.

Otras cantos cinematográficos a la FRATERNIDAD

Rain man – Barry Levinson (1988)
Una historia verdadera – David Lynch (1999)
Nadie sabe – Hirokazu Koreeda (2004)