Palabra japonesa que significa «bebida alcohólica», sin embargo en los países occidentales se refiere a un tipo de bebida alcohólica japonesa preparada de una infusión hecha a partir del arroz, y conocida en Japón como nihonshu. (Wikipedia)
«En Japón cuando florece el cerezo la gente va al campo alegre, a ver la flor del cerezo, se sienta bajo los árboles y hacen fiesta. Son felices, bebiendo sake y mirando las flores»
Masanobu Fukuoka (1913-2008) Agricultor, biólogo y filósofo japonés
EL SABOR DEL SAKE (Sanma no aji) – 1962
Director Yasujiro Ozu
Guion Yasujiro Ozu y Kogo Noda
Fotografía Yuharu Atsuta
Música Takanobu Saito
Producción Shochiku
Nacionalidad Japón
Duración 113m. Color
Reparto Chishu Ryu, Shima Iwashita, Keiji Sada, Mariko Okada, Kuniko Miyake, Noriko Maki, Sinichiro Mikani, Teruo Yoshida, Nobuo Nakamura
«Hay que aprovechar las buenas rachas. No malgastemos energías pensando en la eternidad, alcemos nuestra copa de sake»
Recapitulador epílogo a la característica homogeneidad espiritual, temática y estilística divulgada por Ozu a lo largo de su obra, y, particularmente inclusa en dos de sus títulos mayores, PRIMAVERA TARDÍA (1949), de la que puede considerarse un remake cromático, y su elegíaca variación OTOÑO TARDÍO (1960). Trasluciendo el dolor aún permanente por la cercana pérdida de su madre, con la que convivió toda su vida, y el desasosiego que irrumpe cuando se intuye la muerte próxima, que no tardó más de un año en llevárselo, el maestro de la contemplación cotidiana aprehendía mejor que nunca el apego del agotado viudo protagonista por el sake como bálsamo para conllevar la angustiosa premura en desposar a su hija de veinticuatro años y redimirla de su coartadora obligación de cuidarlo. La impavidez costumbrista y antropológica que su autor solía tejer para reflexionar sobre el inevitable paso del tiempo alcanzó aquí una excelsitud ceremoniosa, matizada con encajes de humor amable y rubricada con un epílogo de indefinible emoción. Como siempre, impresionante Chishu Ryu.
Otras películas sobre SAKE
Las hermanas de Gion – Kenji Mizoguchi (1936)
Crisantemos tardíos – Mikio Naruse (1954)
Los bajos fondos – Akira Kurosawa (1957)
El cine oriental, y por tanto la cinematografía japonesa, es un cine en el que me he ido metiendo muy poco a poco y tengo lagunas o más bien océanos. Pero lo que voy descubriendo me va dando una nueva perspectiva y mirada de la historia del cine. El año pasado precisamente vi por primera vez tanto Primavera perdida como El sabor del Sake y supuso un descubrimiento más completo de la figura de Ozu. Un placer para ‘admirar’ con tiempo y calma. Sin prisa. Un cine minimalista, esencial de una sencillez muy compleja…
Besos con sake
Hildy
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Conforme vayas descubriéndolo tu fascinación por él irá aumentado, estoy convencido. En mi caso, adentrarme en la filmografía de realizadores como Kurosawa, Mizoguchi, Naruse o el propio Ozu ha sido uno de las grandes satisfacciones que me ha reportado mi afición por al cine.
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Ozu (y Caravaggio) en mi opinión es el más grande de la historia del arte en general, sin rival posible, ni escritores, ni pintores, ni directores, ni músicos, el único que tocaba la perfección película tras película, y que llevó el cine a un lugar que nadie pudo ni podrá igualar.
Si tuviese que escoger el momento más trágico de la historia del cine ese sería el final de esta película, con el que se cierra la carrera del dios del cine.
Una obra maestra absoluta, como el 90% de sus películas.
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Hace poco, Altaica me comentaba que Hitchcock y Wilder eran los dos realizadores con un más alto porcentaje de obras maestras en su filmografía. Mi respuesta fue que habían otros cineastas que podían presumir de una similar regularidad en la excelencia y le hice referencia a otros nombres como Bresson, Kurosawa, Welles y Mankiewicz. Sin duda alguna, Ozu también merece figurar en el olimpo de la genialidad fílmica.
Un saludo.
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