RAREZA (Pero… ¿quién mató a Harry?)

Rasgo diferencial en alguna cosa que hace que se salga de lo común, de lo corriente. (Larousse Editorial)

“La rareza fija el precio de las cosas”
Petronio (27 d.C.-65) Escritor y político romano

PERO… ¿QUIÉN MATÓ A HARRY? (The trouble with Harry) – 1955

Director Alfred Hitchcock
Guion John Michael Hayes
Fotografía Robert Burks
Música Bernard Herrmann
Producción Paramount
Nacionalidad Estados Unidos
Duración 99m. Color
Reparto Edmund Gwenn, John Forsythe, Mildred Natwick, Mildred Dunnock, Jerry Mathers, Shirley MacLaine, Royal Dano, Perker Fennelly.

«Además, le hayas matado o no ya te has incriminado (…) La gente no va por la vida enterrando cadáveres. Eso le convierte a uno en sospechoso»

Ningún otro film revela con tanta rotundidad el negro y sarcástico y negro sentido del humor hitchcockiano como esta discreta y casi literal adaptación de la macabra novela homónima de Jack Trevor Story, en la que se planteaba una divertida farsa teatral en torno a la repentina aparición de un cadáver en un bucólico paraje otoñal de Vermont y los conflictos que éste suscita entre sus inocentes, revoltosos e indecisos lugareños. A pesar de tratarse de una rareza no demasiado conocida en la filmografía de su realizador, oculta un entretenimiento tan complejo como transgresor, en el que se amalgama suspense, romanticismo e ironía británica hasta concebir una travesura iconoclasta de mirífica extravagancia y refulgente catadura visual. La película, que no pudo evitar un serio tropiezo económico, supuso el inicio de la fructífera relación entre Hitchcock y el compositor Bernard Herrmann, así como el debut cinematográfico de la chispeante y encantadora Shirley MacLaine, integrando un reparto coral compuesto por actores de segunda fila.

Otras películas que figuran como una RAREZA en la filmografía de su realizador

Ellos y ellas – Joseph L. Mankiewicz (1955)
La taberna del irlandés – John Ford (1963)
Corazonada – Francis Ford Coppola (1982)

12 comentarios

  1. El truco del film (y su más aparente virtud) consiste en tomar la situación de base y someterla a un proceso de “lavado” eliminando de ella hasta la última partícula del dramatismo que se supone debería contener. El resultado es una deliciosa comedia negra habitada por un grupo de personajes que comprenden esta premisa y la siguen con adorable entrega.
    Un saludo.

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    1. Buen ejemplo, Iván. Además de avisarme cuando cometo algún que otro lapsus (siempre se agradece), aportas unas alternativas de lo más adecuadas. Te diré otra, que seguro que ya conoces: la comedia urbana «Zazie en el metro» de Louis Malle. Un abrazo.

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