Theo Angelopoulos

PACIENCIA (Los cazadores)

1. Capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse.
2. Capacidad para hacer cosas pesadas o minuciosas.
3. Facultad de saber esperar cuando algo se desea mucho.
(RAE)

“La paciencia es la fortaleza del débil y la impaciencia, la debilidad del fuerte”
Immanuel Kant (1724-1804) Filósofo prusiano

LOS CAZADORES (Oi Kynigoi) – 1977

Director Theo Angelopoulos
Guion Theo Angelopoulos y Stratis Karras
Fotografía Giorgos Arvanitis
Música Loukianos Kilaidonis
Producción Theo Angelopoulos Films/Institut National de l’Audiovisuel
Nacionalidad Grecia/ Francia
Duración 168m. Color
Reparto Mary Chronopoulou, Georges Danis, Aliki Georgouli, Christoforos Nezer, Vangelis Kazan, Nikos Kouros, Kostas Stefanakis.

«Un tango, un vals, un deseo y el sonido del cristal de la copa. La lluvia de las estrellas celestiales y yo atados de un verso a otro. En un minuto este día habrá desaparecido y se levantará uno nuevo. Cada amarga queja se quedará en silencio y luego el poeta volverá a declamar. El nuevo año vendrá puro, coloca en tu dedo el anillo de la juventud. Bebe vino, bebe vida, levanta la vela para navegar el año»

Angelopoulos remató su particularísima y acreditada trilogía sobre las memorias de la Grecia contemporánea, completada con DÍAS DEL 36 (1972) y EL VIAJE DE LOS COMEDIANTES (1975), con otro de sus flemáticos, voluminosos e ilustrados frescos históricos, que, en esta ocasión abarcaba desde finales de los cuarenta, en una época inmediatamente anterior a la llegada al poder de Papandreu, hasta la década en el que fue concebido. Las distintas revelaciones de los integrantes de una partida de cazadores y sus mujeres tras el hallazgo del cadáver de un maquis de la guerra civil actuaban como resorte anecdótico para desenterrar con extrema precisión y armonía los fantasmas de un doloroso pasado reciente y, simultáneamente, recapacitar con profunda lucidez sobre sus errores y el imperativo proceso de aceptación, arrepentimiento y estímulo restitutorio que éstos dejan tras de sí. Realidad y simbolismo se aunaron para concertar un film contemplativo e intimista, pletórico de largos planos secuencia de incorruptible pureza que demandan tanta paciencia como capacidad de concentración.

Otras películas que requieren de gran PACIENCIA

Jeanne Dielman, 23 quai du Commerce, 1080 Bruxelles – Chantal Akerman (1976)
Stalker – Andrei Tarkovsky (1979)
El árbol de la vida – Terrence Malick (2011)

SOPOR (La eternidad y un día)

El sopor es una condición en la que una persona está durmiendo. Existen dos tipos:
1. Superficial, si al estimularlo despierta, pero no se logra que llegue a la lucidez y actúa desorientado (como si estuviera obnubilado), respondiendo escuetamente preguntas simples. Al dejarlo tranquilo, la persona vuelve a dormirse.
2. Profundo, si es necesario aplicar estímulos dolorosos para lograr que abra los ojos o mueva las extremidades (respuesta de defensa).
https://es.wikipedia.org/wiki/Sopor

“Conviene siempre esforzarse más en ser interesante que exacto; porque el espectador lo perdona todo menos el sopor”
Voltaire (1694-1778) Escritor, historiador, filósofo y abogado francés

LA ETERNIDAD Y UN DÍA (Mia eoniotita ke mia mera) – 1998

eternidad

Director Theo Angelopoulos
Guión Theo Angelopoulos, Tonino Guerra y Petros Markaris
Fotografía Giorgios Arvantitis y Andreas Sinanos
Música Eleni Karaindrou
Producción Paradis Films/Intermedias/La Sept Cinema
Nacionalidad Grecia/ Italia/ Francia
Duración 130m. Color
Reparto Bruno Ganz, Isabelle Renauld, Achileas Skevis, Despina Bebedeli, Fabrizio Bentivoglio, Iris Chatziantoniou, Alexandra Ladikou.

«Mañana… ¿Qué es el mañana, Anna? Un día te pregunté: ¿Cuánto dura el mañana? Y me respondiste: La eternidad y un día»

Exploración melancólica e intimista del irrecuperable pasado y desorientado presente de un poeta heleno, que, en el ocaso de su existencia, rememora con angustia y extenuación su trayectoria vital, haciendo especial hincapié en el lamento por las oportunidades desaprovechadas y los deseos frustrados e insatisfechos. A través de sus habituales dispositivos estilísticos (narración laberíntica con un ritmo de abusiva premiosidad, serenos y dilatados planos secuencia, delicada composición del encuadre, una banda sonora superlativa e imprescindible comparecencia de la niebla, entre otros), Angelopoulos establecía un nítido y poético razonamiento sobre la correlación existente entre el paso del tiempo y la creación artística. La didáctica profundidad con la que se abordaba esta reflexión no impidió al eminente cineasta acercarse a temas como la escasez de afecto y comunicación que deteriora las relaciones humanas o, incluso, afrontar abiertamente los principales conflictos contemporáneos que azotaban a su país, como la emigración albanesa o el infame comercio de niños.

Otras películas, que, a pesar de su evidente calidad, inducen al SOPOR

Stalker – Andrei Tarkovsky (1979)
Armonías de Werckmeister – Béla Tarr y Ágnes Hranitzky (2000)
El árbol de la vida – Terrence Malick (2011)

NIEBLA (Paisaje en la niebla)

Fenómeno meteorológico consistente en nubes muy bajas, a nivel del suelo y formadas por partículas de agua muy pequeñas en suspensión. (Wikipedia)

«La niebla no es olvido sino postergación anticipada. Ojalá que la espera no desgaste mis sueños, ojalá que la niebla no llegue a mis pulmones…» (poema Hombre que mira a través de la niebla)
Mario Benedetti (1920-2009) Escritor, poeta y dramaturgo uruguayo

PAISAJE EN LA NIEBLA (Topio stin omichli) – 1988

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Director Theo Angelopoulos
Guion Theo Angelopoulos, Tonino Guerra y Thanassi Valtinos
Fotografia Yorgos Arvanitis
Música Eleni Karaindrou
Producción Basic Cinemat./ETI/French Film/Paradise TV
Nacionalidad Grecia/ Francia/ Italia
Duración 127m. Color
Reparto Tania Palaiologou, Dimitris Kaberidis, Vassilis Kolovos, Stratos Tzortzoglou, Michalis Zeke, Aliki Georgouli, Gerasimos Skiadaressis.

«No queremos ser una carga para ti, sólo queremos llegar a donde estás. Y luego nos marchamos»

La ratificación internacional de Theo Angelopoulos como una de las figuras más personales y aventajadas del cine contemporáneo llegó con este bello cuento de hadas acerca del viaje iniciático e introspectivo que dos niños griegos emprenden hacia la Alemania Federal en busca de su hipotético padre. En esta ocasión, este minucioso y autocomplaciente analista de la historia moderna de la Europa oriental no enfocó el itinerario amparándose en el pasado y en la memoria, como en anteriores aventuras onírico-metafísicas, sino que intentó equipararlo a un animoso e ineluctable recorrido físico, moral y espiritual hacia el núcleo del conocimiento humano, allí donde la cándida despreocupación de la infancia abre paso a las dudas y contrariedades de la adolescencia. Este ejercicio poético extraído de una hábil mezcolanza entre realidad y ensueño volvió a revelarnos el invariable repertorio de mecanismos expresivos de su autor: serenidad en la escritura, potencia y complejidad tarkovskiana en los largos planos secuencia, una virtuosa utilización de los tiempos muertos o el prominente empleo del silencio y la música como definitivos catalizadores del drama.

Otras películas sobre NIEBLA

Noche y niebla – Alain Resnais (1955)
Pasos en la niebla – Arthur Lubin (1955)
La niebla – John Carpenter (1980)