Adolfo Aristarain

PERTENENCIA (Un lugar en el mundo)

Circunstancia de tener un vínculo con alguna cosa o persona hasta tal punto de considerarse en sujeción con ésta (…) En muchas ocasiones, la pertenencia suele generar una serie de sentimientos de enorme fortaleza (…) Así, por ejemplo, la pertenencia a una determinada comunidad, como puede ser un país o una provincia, puede sentirse con tanta profundidad que una existencia alejada por circunstancias laborales hace que la nueva convivencia se torne imposible. En este sentido es claro y evidente que la pertenencia suele tener tantas vinculaciones con lo afectivo y psicológico como con lo exteriormente visible. (Wikipedia)

«¿Una tarea urgente en las sociedades autoconsideradas «desarrolladas»?: Rescatar a los niños de ese falso mundo virtual en el que se les encierra a través de todo tipo de pantallas, y de su encierro entre las paredes de nuestro miedo a que les suceda algo en el exterior. Hay que derribar los muros con que los separamos de la Naturaleza. Basta ya de ocultarles su identidad, su pertenencia a la Tierra»
Víctor J. Hernández (- ) Naturalista, escritor, divulgador científico/ambiental y editor español

UN LUGAR EN EL MUNDO (Un lugar en el mundo) – 1992

Director Adolfo Aristarain
Guion Adolfo Aristarain y Alberto Lecchi
Fotografía Ricardo de Angelis
Música Emilio Kauderer
Producción Transmundo Films/Adolfo Aristarain-Osvaldo Papaleo-Mirna Rosales Prod./First Look Pictures
Nacionalidad Argentina/ España/ Uruguay
Duración 115m. Color
Reparto José Sacristán, Federico Luppi, Cecilia Roth, Leonor Benedetto, Rodolfo Ranni, Gastón Batyi, Hugo Arana, Juan José Ghisalberti.

«Me gustaría que me dijeras cómo hace uno para saber cuál es su lugar. Yo por ahora no lo tengo. Supongo que me voy a dar cuenta cuando esté en un lugar y no me pueda ir. Supongo que es así…»

Desatendiendo su especial pasión por el cine negro y amparándose en el universo del western como principal referente, Aristarain escribió, produjo y dirigió un nostálgico melodrama clasicista que le abrió de par en par las puertas del cine internacional (al igual que a su actor fetiche, Federico Luppi) y, que aún hoy, figura como uno de los productos más brillantes y personales de su filmografía. Ambientado en un ficticio pueblo de la pampa argentina, de nombre Valle Bermejo, evocaba en flashback el decisivo período de la adolescencia de un hombre junto a sus altruistas progenitores (dos militantes antiperonistas al frente de una cooperativa lanera) y la singular relación que todos ellos establecieron con un geólogo anarquista hispano-alemán. Apelando a la sencillez expresiva y a la intensidad emocional de sus conmovedoras interpretaciones, la película divulgaba una apología del sentido de pertenencia como fortalecimiento y progreso de nuestra identidad personal, del valor ético frente a cualquier prototipo ideológico, del respeto hacia la gente solidaria y predispuesta a creer y luchar por alcanzar un mundo utópico ante las amenazas y tropelías de las multinacionales o ciertos sistemas cacicales.

Otras películas tratan el sentimiento de PERTENENCIA

¡Qué verde era mi valle! – John Ford (1941)
Cuando el río crece – Mark Rydell (1984)
Leviatán – Andrei Zvyagintsev (2014)

MUTISMO (Tiempo de revancha)

Trastorno de la comunicación verbal de origen emocional que consiste en que los afectados, en determinados contextos o circunstancias, no pronuncian ni una sola palabra. (Wikipedia)

«Hay momentos de mutismo en que la boca de la mujer hace pensar que el pudor es sólo cuestión de sexo»
Vladimir Holan (1905-1980) Poeta checo

TIEMPO DE REVANCHA (Tiempo de revancha) – 1981

tiempo

Director Adolfo Aristarain
Guion Adolfo Aristarain
Fotografía Horacio Maira
Música Emilio Kauderer
Producción Aries Cinematográfica Argentina
Nacionalidad Argentina
Duración 112m. Color
Reparto Federico Luppi, Haydée Padilla, Julio De Grazia, Ulises Dumont, Enrique Liporace, Jofre Soares, Aldo Barbero, Rodolfo Ranni.

«La política es para los políticos. A mi lo que me interesa es que me paguen bien»

Una de las más acreditadas y relevantes películas que la cinematografía argentina engendró en el transcurso de su última dictadura la encontramos en esta disidente, corrosiva e intensa fábula política en torno a la drástica artimaña con fines especulativos que un obrero con pasado gremialista, especializado en la detonación de explosivos, emprende contra la empresa constructora que lo contrató y la multinacional a la que ésta pertenece. Aprovechándose del siempre elevado rendimiento interpretativo de su actor fetiche, un Federico Luppi inconmensurable, Aristaráin compuso un angustioso y sobrecogedor retrato de corte policial acerca de la apremiante conmutación gubernamental que reclamaba un estado argentino corrompido a nivel social, político y laboral. Junto a LA PARTE DEL LEÓN (1978), ópera prima de una ladina e intransitable ambigüedad moral, y la espléndida LOS ÚLTIMOS DÍAS DE LA VÍCTIMA (1982), un brutal thriller de tintes kafkianos, conforma una especie de trilogía criminal de abstruso psicologismo que despunta dentro de la sensata y reflexiva filmografía de su eminente realizador.

Otras películas sobre MUTISMO

El milagro de Anna Sullivan – Arthur Penn (1962)
Tommy – Ken Russell (1975)
El piano – Jane Campion (1993)

VERBORREA (Martín ‘Hache’)

Facilidad y manejo de la oratoria (…) Uso excesivo y crónico de la reiteración al hablar.  (wiktionary.org)

«Estoy tratando de hacer algo por el futuro de la música americana, que hoy en día no tiene ninguna clase y no es más que verborrea bárbara»
Jerome Kern (1885-1945) Compositor estadounidense

MARTÍN (HACHE) (Martín ‘Hache’) – 1997

Martín Hache

Director Adolfo Aristarain
Guion Adolfo Aristarain y Kathy Saavedra
Fotografía Porfirio Enríquez
Música Fito Páez
Producción Tornasol Films/Adolfo Aristarain
Nacionalidad Argentina/ España
Reparto Federico Luppi, Juan Diego Botto, Eusebio Poncela, Cecilia Roth, Sancho Gracia, Ana María Picchio, Angel Amorós, Esther Herrera.
* Fito Páez – Ciudad de pobres corazones

«Buscar razones para vivir es una buena razón para seguir viviendo, y si no las hay, hay que inventárselas»

Adolfo Aristarain persistió en su particular crítica a la intransigente e individualista sociedad contemporánea con esta terapéutica apelación a la necesidad de preservar el deseo y la esperanza, que, bajo una apariencia espontánea y humilde, escondía una calculadora y profunda reflexión sobre la complejidad e inconsistencia de las relaciones humanas. Las fricciones afectivo/generacionales que surgen entre un huraño y egocéntrico realizador de cine argentino, su efusiva e insegura consorte, un epicúreo actor homosexual amigo de ambos y el desorientado hijo del primero, ante la visita a Madrid desde Buenos Aires de este último después de superar una sobredosis de estupefacientes, servían como pretexto para tratar sin tapujos un sinfín de temas tan movedizos y trascendentales como el dudoso control sobre las drogas, la paternidad desatendida, el desarraigo existencial de la juventud, el inevitable dolor en el que deriva una pasión arrolladora, el temor al compromiso sentimental o la añoranza del exiliado por su tierra natal. Descarnadas, verborreicas y emotivas actuaciones, fruto de una dirección dramática magistral.

Otras películas rebosantes de VERBORREA

El fuego y la palabra – Richard Brooks (1960)
Primera plana – Billy Wilder (1974)
Delitos y faltas – Woody Allen (1989)