Instrumento musical de la familia viento madera, de taladro cónico, cuyo sonido se emite mediante la vibración de una lengüeta doble que hace de conducto para el soplo de aire. Su timbre se caracteriza por una sonoridad penetrante, mordente y algo nasal, dulce y muy expresiva. Conocido desde la Antigüedad, el instrumento ha evolucionado en el espacio y el tiempo con una amplia diversidad fruto de la creatividad de las civilizaciones y culturas, que han permitido que siga usándose en la actualidad. (Wikipedia)
“El francés es como los grandes órganos, que se prestan a todos los timbres, a todos los efectos, desde las dulzuras más suaves hasta los fulgores de la tempestad. Es, primero y luego o a la vez, flauta, oboe, trompeta, tam-tam e incluso cañón.”
Léopold Sédar Senghor (1906-2001) Poeta senegalés
LA MISIÓN (The mission) – 1986
Director Roland Joffé
Guion Robert Bolt
Fotografía Chris Menges
Música Ennio Morricone
Producción Warner Bros./Goldcrest Films/Kingsmere Productions/Enigma Productions
Nacionalidad Reino Unido/ Francia
Duración 125m. Color
Reparto Jeremy Irons, Robert De Niro, Ray McAnally, Aidan Quinn, Cherie Lunghi, Ronald Pickup, Liam Neeson, Chuck Low, Rolf Gray.
«Aunque tenga tanta fe como para mover montañas, si no tengo amor no soy nada. Aunque pudiera darles todo lo que tengo a los pobres y entregar mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor de nada me servirá. El amor es sufrimiento y bondad. El amor no tiene envidia. El amor no se jacta de sí mismo, no se envanece…»
El reputado productor David Puttnam volvió a requerir los servicios de Roland Joffé para dirigir este drama histórico-religioso de rutilante ampulosidad preciosista y sustanciosa capacidad atmosférica, tan poético y conmovedor como ambicioso e imperecedero. Ambientado en la exuberante selva amazónica, junto a las cataratas del Iguazú, confrontaba la caridad fraterna y el poder liberador de la fe a la hipócrita ambición del poder político y eclesiástico a través del noble cometido evangelizador que desempeña un grupo de misioneros jesuitas entre las tribus guaraníes, hasta las nefastas consecuencias de la aplicación del Tratado de Madrid (1750) para determinar los límites entre los territorios coloniales de España y Portugal. La impactante belleza de su escenografía natural, captada en todo su esplendor por la fotografía de Chris Menges, las apasionadas actuaciones de sus sublimes protagonistas y la gloriosa partitura para oboe con acompañamiento orquestal de Ennio Morricone sublimaron esta inmortal parábola sobre el sacrificio, la penitencia y la libertad verdadera que confiere el perdón y la redención.
Otras películas aderezadas con música de OBOE
Anónimo veneciano – Enrico Maria Salerno (1970)
Nacido el cuatro de julio – Oliver Stone (1989)
Un abril encantado – Mike Newell (1992)
«Aunque tenga tanta fe como para mover montañas, si no tengo amor no soy nada. Aunque pudiera darles todo lo que tengo a los pobres y entregar mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor de nada me servirá. El amor es sufrimiento y bondad. El amor no tiene envidia. El amor no se jacta de sí mismo, no se envanece…» Hermosas palabras que nada tienen que ver con ser o no creyente.
Me gustaMe gusta
Para mí, la apabullante belleza de la partitura de Morricone acabó por eclipsar la película. Saludos.
Me gustaMe gusta
Una película con todos los pilares para sostener una obra de arte inmortal: trama, escenografía, banda sonora, caracterización de los personajes, temas, humanidad… La música, en especial, es sublime.
Me gustaMe gusta
Creo que debería volver a ver esa película. Con las películas pasa un poco como con los libros, cuando no llegan en el momento preciso no te dicen nada…
Me gustaMe gusta
Recuerdo lo que me impresionó esta película cuando la vi por primera vez. No hace mucho volví a verla varias veces… y me llenó de nuevo. Tiene momentos de gran belleza visual y la historia para mí de este grupo de misioneros jesuitas y los guaraníes está perfectamente contada. No olvido varios momentos como la rendición del personaje de Robert de Niro al principio. Así como la relación y las maneras de enfrentarse al conflicto del personaje de Robert de Niro y el de Jeremy Irons. Además de la alucinante banda sonora de Morricone. Madre mía, qué tarea difícil: buscar el oboe en otras películas y que se perciba tan claro como en La Misión, jajaja. Por cierto, esta película también hizo que me fijara en uno de los jesuitas jóvenes… que luego no paró de actuar: Liam Neeson.
Beso
Hildy
Me gustaMe gusta
Thanks for your like of my post; you are very kind.
Me gustaMe gusta