Day: febrero 15, 2023

BESO (Encadenados)

Contacto o presión que se hace con los labios sobre una persona o una cosa, contrayéndolos y separándolos, en señal de amor, afecto, deseo, saludo, respeto, etc. (Oxford Languages)

“Lo bueno de los años es que curan heridas, lo malo de los besos es que crean adicción” (canción Siete crisantemos)
Joaquín Sabina (1949-) Cantautor, poeta y pintor español

ENCADENADOS (Notorious) – 1946

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Director Alfred Hitchcock
Guion Ben Hecht
Fotografía Ted Tetzlaff
Música Roy Webb
Producción RKO
Nacionalidad Estados Unidos
Duración 101m. B/N
Reparto Cary Grant, Ingrid Bergman, Claude Rains, Louis Calhern, Leopoldine Konstantin, Reinhold Schünzel, Ivan Triesault.

«No hay nada como una canción de amor para hacerte reír»

A finales de la Segunda Guerra Mundial, una atractiva joven de vida disoluta (hija de un espía alemán recién condenado por traición) conoce y se enamora de un agente de la CIA, que le propone colaborar con el gobierno estadounidense para desarticular una organización nazi con base en Brasil. Hitchcock alcanzó las mas altas cotas de inspiración y madurez estilística en esta prodigiosa hibridación entre thriller de espionaje y drama romántico, libremente basada en el relato The song of the dragon, escrito por John Taintor Foote y publicado en dos partes en el Saturday Evening Post, veinticinco años atrás. El eterno conflicto entre la pasión amorosa y el sentido del deber sobrevuela esta intriga de contornos turbios, pletórica de angustiosos lances de suspense (el robo de la llave, la escena de la bodega o el opresivo clímax final), a menudo, resueltos con sutiles movimientos de cámara y un virtuoso uso del plano secuencia. El maestro británico supo, además, burlar los tres segundos por beso permitidos por el Código Hays con una sensual sucesión de ósculos, susurros y carantoñas entre sus brillantes protagonistas de casi tres minutos de duración.

Otras películas que contienen un BESO para el recuerdo

Lo que el viento se llevó – Victor Fleming (1939)
El hombre tranquilo – John Ford (1952)
De aquí a la eternidad – Fred Zinnemann (1953)