Pieza empotrada, escalón o espacio que constituye la parte inferior de una puerta, contrapuesta al dintel. (google.com)
«Pensé que era un típico ataque de celos cuando en el umbral de mi casa lo vi, los ojos hinchados por el desconsuelo y un tajo en el alma firmado por ti» (canción Más me hubiera valido)
Joaquín Sabina (1949-) Cantautor, poeta y pintor español
CENTAUROS DEL DESIERTO (The searchers) – 1956
Director John Ford
Guion Frank S. Nugent
Fotografía Winton C. Hoch
Música Max Steiner
Producción Warner Bros.
Nacionalidad Estados Unidos
Duración 119m. Color
Reparto John Wayne, Natalie Wood, Jeffrey Hunter, Ward Bond, Vera Miles, John Qualen, Ken Curtis, Harry Carey Jr.
“¿Qué impulsa a un hombre a vagar errante? ¿Qué impulsa a un hombre a viajar sin rumbo? El hombre explorará su corazón, buscará una salida en el largo camino. Sabe que hallará al final su paz. Pero, ¿dónde, Señor, ¿dónde?”
Rebelándose ante el arrinconamiento del que estaba siendo objeto por parte de la industria hollywoodiense, John Ford convocó a su habitual equipo de colaboradores para forjar esta adaptación de la novela homónima de Alan LeMay, vagamente inspirada en la historia real de Cynthia Ann Parker, mujer rescatada de adulta tras convivir desde los nueve años con los comanches que la raptaron después de masacrar al resto de su familia, en 1836. Investido como el mejor western jamás filmado por el American Film Institute e incluida entre las mejores películas de la historia por la revista Sight & Sound, constituye un ambiguo y elíptico recital de aliento narrativo, capacidad sensorial y hondura psicológica, dirigido a auscultar los demonios del pasado de un antihéroe rudo, taciturno y obsesivo, azuzado por el odio racista y la sed de venganza. Imborrable deviene el plano del umbral de la casa que sirve para abrir y cerrar este prontuario de la épica fordiana, es decir, para observar cómo Ethan Edwards (el personaje más complejo en la carrera de John Wayne) regresa a su errante soledad tras pasar ocho años buscando a su sobrina.
Tres películas que homenajean el mencionado plano del UMBRAL
El fuera de la ley – Clint Eastwood (1976)
Salvar al soldado Ryan – Steven Spielberg (1998)
Malditos bastardos – Quentin Tarantino (2009)
Por una vez el título que le pusieron en España a la película supera en mucho al original. «Centauros del desierto». Aquellos eran más poetas que traductores.
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Hay otros ejemplos: ‘Con la muerte en los talones’, ‘El crepúsculo de los dioses’… Ahora, no siempre estaban tan inspirados…
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En América hispna se llamó «Más corazón que odio», que no está nada de mal
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Un western majestuoso de John Ford que has descrito de manera impecable en tu conciso y preciso comentario. Visualmente fascinante.
Un cineasta gigante.
Un saludo.
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Una de las muchas obras maestras que jalonan su vasta filmografía. Un saludo, Luis.
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