René Clément

USURPACIÓN (A pleno sol)

1. Apoderarse de un bien o derecho ajeno, generalmente por medios violentos.
2. Apoderarse de la dignidad, empleo u oficio de otro, y usarlos como si fueran propios.
(Espasa-Calpe)
La usurpación de identidad es la apropiación de la identidad de una persona: hacerse pasar por esa persona, asumir su identidad ante otras personas en público o en privado, en general para acceder a ciertos recursos o la obtención de créditos y otros beneficios en nombre de esa persona. (Wikipedia)

“En un mal gobierno, esta igualdad sólo es aparente e ilusoria. Sirve tan sólo para mantener al pobre en la miseria, y al rico en la usurpación. De hecho, la leyes siempre son útiles a los que poseen y perjudiciales a los que nada tienen”
Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) Escritor, filósofo, músico, botánico y naturalista franco-helvético

A PLENO SOL (Plein soleil) – 1960

Director René Clement
Guion René Clement y Paul Gegauff
Fotografía Henri Decaë
Música Nino Rota
Producción Robert et Raymond Hakim/Paris Film/Titanus/Paritalia
Nacionalidad Francia/ Italia
Duración 112m. Color
Reparto Alain Delon, Maurice Ronet, Marie Laforêt, Erno Crisa, Frank Latimore, Ave Ninchi, Bill Kears, Viviane Chantel, Nerio Bernardi.

«A fin de cuentas, ¿de qué sirve tener dinero cuando puedes gastar el de los demás?»

Valiéndose de la emblemática novela negra The talented Mr. Ripley de Patricia Highsmith, remozada con dudoso preciosismo a cargo de Anthony Minghella en 1999, René Clement fraguó esta ejemplar intriga psicológica que perdura entre las obras más preciadas de su filmografía. Alain Delon, en su definitiva confirmación como símbolo generacional, daba vida a un seductor, taimado y despreciable buscavidas estadounidense que optaba por mejorar su situación social usurpando sin contemplaciones la identidad de su amigo y suntuoso heredero de un rico industrial californiano. A pesar de un decoroso epílogo que adulteraba con creces el texto original, el director galo consiguió fraguar con soberano talento el ambiente amoral y misterioso de este suspicaz vínculo de humillación y dominio, amparando su destreza narrativa en la primorosa música de Nino Rota y la característica luminosidad mediterránea captada en Eastmancolor por Henri Decae. Acogida en su momento con extremada frialdad, la película mantiene en la actualidad toda la fascinación que le confiere su merecida categoría de culto.

Otras películas sobre la USURPACIÓN DE IDENTIDAD

Mentira latente – Mitchell Leisen (1950)
El reportero – Michelangelo Antonioni (1975)
Atrápame si puedes – Steven Spielberg (2002)

INOCENCIA (Juegos prohibidos)

Algo inocente es lo que no es destructivo ni dañino. Aplicado a los seres humanos es la cualidad de alguien que no posee maldad ni ha cometido pecados, y es muy frecuente atribuirla a los niños (…) Se dice entre los adultos que alguien es muy inocente, cuando carece de conocimientos o experiencias vitales, lo que lo hace vulnerable a los actos maliciosos de sus semejantes. (deconceptos.com)

«El que se ruboriza ya es culpable; la verdadera inocencia no siente vergüenza por nada»
Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) Pensador, escritor, enciclopedista y filósofo franco-suizo.

JUEGOS PROHIBIDOS (Jeux interdits) – 1952

Director René Clément
Guión René Clément, Jean Aurenche y Pierre Bost
Fotografía Robert Juillard
Música Narciso Yepes
Producción Silver-Films
Nacionalidad Francia
Duración 89m. B/N
Reparto Briggitte Fossey, Georges Poujouly, Lucien Hubert, Jacques Marin, Amédée, Suzanne Courtal, Pierre Merouée, Laurence Badie.

«Verás, Paulette… Ya verás qué bien estarás. Estarás con muchas niñas como tú. Niñas que han tenido muchas desgracias. Sobre todo, no te muevas. Sé buena»

Manifiesto de inmaculada sencillez contra la atrocidad bélica y la alarmante magnitud de sus secuelas, construido a partir de un guión inspirado en la novela Les jeux inconnus de François Boyer, que representa una de las páginas más conmovedoras de la cinematografía francesa y, por supuesto, la cumbre creativa en la carrera de su reputado realizador. El lúgubre entorno fantástico que nace de la candorosa afinidad entre dos chiquillos galos (un travieso campesino y una angelical niña que acaba de presenciar la muerte de sus padres a causa de un ataque aéreo nazi) consiguió hermanar la gélida y minuciosa percepción realista de su autor con una adecuada profundidad psicológica hasta extraer un sensitivo y poético canto a la inocencia infantil en contraste con la interesada, ridícula e impasible catadura moral del mundo adulto. Asombrosa y enternecedora interpretación de la pequeña pareja protagonista, cuya tentativa de proseguir sus respectivas carreras una vez transcurrida su pubertad resulto del todo infructuosa, y antológica banda sonora compuesta por los virtuosos acordes a guitarra de Narciso Yepes.

Otras películas que plasman con emotividad y perspicacia la INOCENCIA infantil

El ídolo caído – Carol Reed (1948)
La guerra de los botones – Yves Robert (1962)
El espíritu de la colmena – Víctor Erice (1973)