Actitud poco tolerante de la persona que no respeta los sentimientos o actos de otras. (Wikiquote)
«La incomprensión, más que la imposibilidad de comprender, es la imposibilidad de sentir»
José Narosky (1930-) Escribano y escritor argentino
SÓLO EL CIELO LO SABE (All that heavens allows) – 1955
Director Douglas Sirk
Guión Peg Fenwick
Fotografía Russell L. Metty
Música Frank Skinner
Producción Universal
Nacionalidad Estados Unidos
Reparto Jane Wyman, Rock Hudson, Agnes Moorehead, Virginia Grey, Conrad Nagel, Gloria Talbott, William Reynolds, Charles Drake.
«Estoy seguro que lo único que te atrae es su tipo (…) Eso es al menos lo que parece. Planeas abandonar una casa que pertenece a la familia desde no sé cuánto tiempo, que tiene una tradición. ¿Y todo para qué? ¿No comprendes lo que va a decir la gente? No tienes el sentido del respeto que debes a la memoria de papá»
Espoleados por el inesperado éxito obtenido el año anterior con OBSESIÓN, el productor Ross Hunter y Douglas Sirk volvieron a confiar en los mismos protagonistas y prácticamente el mismo equipo artístico del anterior film para llevar a la gran pantalla otro alegato del amor verdadero, en esta ocasión surgido de una historia original de Edna L. Lee y Harry Lee, y, centrado en el egoísmo e incomprensión que rodeaban los amores entre un joven jardinero idealista y una adinerada viuda de Nueva Inglaterra. Lo que en principio se vislumbraba como un melodrama más bien ramplón, condicionado por elementos no demasiado estimulantes, se transformó en una obra modélica en su refinamiento plástico y absolutamente firme en su construcción dramática, que arremetía vigorosamente contra la gazmoñería, los prejuicios y las rígidas convenciones sociales de la burguesía norteamericana. Con esta película, el director germano acabó de pulir ese sutil equilibrio entre osadía argumental y distinción estilística que lo convertiría en el maestro incuestionable del género durante los años cincuenta.
Otras películas sobre relaciones amorosas marcadas por la INCOMPRENSIÓN
Romeo y Julieta – Franco Zeffirelli (1968)
Todos nos llamamos Alí – Rainer W. Fassbinder (1974)
Eduardo Manostijeras – Tim Burton (1990)
Siempre tuve dos problemas insalvables con esta película, cierta falta de credibilidad de la historia de amor (puede que se deba a sus dos intérpretes, especialmente ella, o al desarrollo) y el exceso melodramático de la misma. Ambos inconvenientes, seguramente, de deban a la torpe mirada de un servidor. No es que sea una película fallida, en absoluto, pero me deja excesivamente frío y distante. Por lo demás, pese a que el encorsetamiento social y familiar también puede que esté algo forzado, se ve con agrado y se recuerda de forma entrañable. Un gran abrazo
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Apuesto más a que se debe a la discutible elección de sus intérpretes que a tu ‘torpe’ mirada como aficionado al cine, pues sobradamente me has demostrado tus conocimientos y buen gusto. Por lo demás, me parece una película ejemplar aunque quizás no llegue a la excelsitud de otros melodramas sirkianos. Un fuerte abrazo.
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Reconozco que los melodramas de Douglas Sirk me atrapan sin remedio. Y dos de ellos son sin duda los protagonizados por Rock Hudson y Jane Wyman. Solo el cielo lo sabe tiene momentos inolvidables, como ese en que los hijos de la protagonista le regalan una televisión, y ella se queda sola frente una pantalla apagada. Como una triste metáfora de la soledad a la que la quieren arrastrar…
Y siguiendo el tema de la incomprensión en las relaciones amorosas y la huella de Douglas Sirk, Todd Haynes fue más allá en la maravillosa (sí, también) Lejos del cielo.
Beso
Hildy
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Me alegro mucho que cites esa última escena, absolutamente conmovedora e impresionante, que quizás resulte incluso potenciada con el paso de los años. Otro melodrama sobre relaciones amorosas lastradas por la incomprensión lo hallamos en la sublime «Esplendor en la hierba» de Elia Kazan. Besos.
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Con el mismo equipo de «OBSESIÓN» se intentó repetir la fórmula de aquella y los resultados fueron netamente inferiores. No obstante, pese a lo predecible del producto, el peculiar talento de su realizador y su capacidad para sublimar materiales de derribo en el terreno del melodrama, logró dotar a éste de una estilizada atmósfera, casi irreal.
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Particularmente no la considero muy inferior a su predecesora. Por otro lado, coincido contigo en admirar la capacidad de Sirk para ennoblecer auténticos argumentos folletinescos y rubricar con ellos melodramas de una pulsión autoral de pura artesanía.
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Una película inolvidable, cuando la vi por primera vez, no tenía nada que ver conmigo, ahora…
Gracias por recordármela.
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No sé si voy bien encaminado, pero quizás es que ahora entiendes y te afectan más las relaciones entre padres e hijos, tan importantes en esta película. Como dice David Trueba «uno no aprende a ser hijo hasta que no se convierte en padre». Un abrazo.
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Mas bien me llega el entorno social, que, aunque parezca imposible, sigue pareciéndose, pues las relaciones entre diferentes clases sociales y sobre todo entre personas con gran diferencia de edad (más aún entre mujeres mayores y hombres jóvenes) no son bien vistas.
Los jóvenes piensan que una mujer mayor debe estar encerrada en su casa tejiendo o viendo televisión y su vida no tiene más objetivo que atender a sus nietos y la realidad no es así, no debería ser así.
El amor no tiene edad.
Abrazos de luz
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Por supuesto. No puedo estar más de acuerdo con lo que dices… Un abrazo.
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🙂
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Me encanta que ahora incluyas música de la película. Muy bien.
Alberto Mrteh (El zoco del escriba)
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Y a mí me alegra muchísimo que te guste la idea, Alberto.
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