ENVIDIA (Amadeus)

Aquel sentimiento o estado mental en el cual existe dolor o desdicha por no poseer uno mismo lo que tiene el otro, sea en bienes, cualidades superiores u otra clase de cosas tangibles e intangibles. (Wikipedia)

“Estas dos envidias han estado siempre vigentes: la mala y la buena. La mala es la que abruma e inmoviliza, la buena es la que obliga a avanzar. El mundo avanza por la envidia buena, ese estímulo de desear lo que no tenemos, sea material o espiritual”
Dalmiro Sáenz (1926-) Escritor y dramaturgo argentino

AMADEUS (Amadeus) – 1984

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Director Milos Forman
Guion Peter Schaffer
Fotografía Miroslav Ondricek
Música W.A. Mozart, Antonio Salieri y J.S. Bach
Producción Saul Zaentz Co./Orion Pictures
Nacionalidad Estados Unidos
Duración 153m. Color
Reparto Tom Hulce, F. Murray Abraham, Elizabeth Berridge, Simon Callow, Jeffrey Jones, Roy Dotrice, Christine Ebersole, Kenny Baker.

“¡En papel no parecía gran cosa! Un comienzo simple, casi cómico. Un ritmo, a base de fagotes y cornos, como el de un acordeón oxidado. Luego, de pronto, por encima, un oboe; una sola nota, mantenida firme, hasta que un clarinete la recoge y la convierte dulcemente en una frase maravillosa. ¡Esto no había sido compuesto por un mono de feria! Era una música que yo nunca había oído, teñida de tal anhelo, un anhelo irrealizable, que hizo estremecerme. Me parecía estar escuchando la voz de Dios”

Oscarizada adaptación de la notoria pieza teatral de Peter Shaffer, rodada en la Checoslovaquia natal de su realizador, que recreaba con majestuosidad la corte imperial vienesa del emperador José II de Habsburgo para discurrir sobre la desigual y recelosa rivalidad musicológica entre la esforzada dedicación profesional del marchito Antonio Saleri y el insultante talento natural del impulsivo e infantiloide Wolfgang Amadeus Mozart. Dejando aparte su presumible y controvertida falta de rigurosidad histórica, la película emerge como un fresco de época desmitificador y premeditadamente operístico, que profundizaba con vigorosa pulcritud en asuntos como la fama, la envidia o la frustración y la locura que derivan del arduo ejercicio de la creación, en un tono que fluctuaba entre lo enfático y lo apasionado, entre lo festivo y lo melancólico. A la perceptible magnanimidad de su dirección artística (Karel Cerny), su vestuario (Theodor Pistek) y, por supuesto, su música, cabe resaltar la valiosa actuación de sus dos protagonistas, por aquel entonces, prácticamente desconocidos.

Otras películas propulsadas por un claro sentimiento de ENVIDIA

Gigante – George Stevens (1956)
¿Qué fue de Baby Jane? – Robert Aldrich (1962)
La ceremonia – Claude Chabrol (1995)

8 comentarios

  1. La película es de esas que puedes ver y oír una y otra vez que siempre la disfrutas.
    Anécdota sobre el rodaje: se rodó al final de la guerra fría. El equipo de rodaje estaba obsesionado con el espionaje. En una de las habitaciones del hotel tras mucho buscar encontraron en el suelo lo que parecía un micrófono. Cuando intentan desmontarlo oyen un gran ruido en el piso de abajo, el hall del hotel. Disimuladamente bajan al hall y se ven la lámpara de araña en el suelo hecha trizas.

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  2. Es de esas películas que ves en el momento de su estreno y te marcan. Tampoco olvido la risa de Mozart. Ni el gran personaje que es Antonio Saleri, cuando la vi por primera vez reparé más en Mozart que en él…, pero en los posteriores visionados es Saleri el que va envolviendo el relato… Es su punto de vista el que prevalece y por eso la historia es más dura, más fuerte.
    La mala envidia cuántos personajes brillantes ha dejado en el cine. Qué buena palabra has escogido. La envidia entre hermanos era una de las claves de Al este del edén, de Elia Kazan.

    Beso
    Hildy

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