MONTAÑA (Brokeback mountain)

Eminencia topográfica (elevación natural de terreno) superior a 700 m respecto a su base. Las montañas se agrupan, a excepción de los volcanes, en cordilleras o sierras. Las montañas cubren 53 % de Asia, 58 % de América, 25 % de Europa, 17 % de Australia y 3 % de África. En total, un 24 % de la litosfera constituye masa montañosa. Un 10 % de la población mundial habita en regiones montañosas. Todos los ríos mayores nacen en áreas montañosas y más de la mitad de la humanidad depende del agua de las montañas. (Wikipedia)

“En las montañas está la libertad. Las fuentes de la degradación no llegan a las regiones puras del aire. El mundo está bien en aquellos lugares donde el ser humano no alcanza a turbarlo con sus miserias”
Alexander von Humboldt (1769-1859) Geógrafo, astrónomo, humanista y explorador alemán

BROKEBACK MOUNTAIN [EN TERRENO VEDADO] (Brokeback mountain) – 2005

brokeback

Director Ang Lee
Guion Larry McMurtry y Diana Ossana
Fotografía Rodrigo Prieto
Música Gustavo Santaolalla
Producción Focus Features/River Road Entertainment/Good Machine/Alberta Filmworks
Nacionalidad Estados Unidos
Duración 134m. B/N
Reparto Heath Ledger, Jake Gyllenhaal, Anne Hathaway, Michelle Williams, Randy Quaid, Linda Cardellini, Anna Faris, Kate Mara.

«Me vas a matar por necesitar algo que no recibo. No tienes ni idea de lo horrible que es…»

Evidenciando, una vez más, su portentosa capacidad para permutar géneros sin perder un ápice de la tersura, quietud y sensatez expresiva que caracteriza su quehacer fílmico, Ang Lee acometió esta combinación de western contemporáneo y drama de acentuación psicológica e intimista, basado en un cuento homónimo escrito por Annie Proulx y publicado originalmente en el semanario The New Yorker en 1998. El doloroso sentimiento de afecto, camaradería y pasión homosexual que dos vaqueros sureños perpetúan esporádicamente durante más de dos décadas en un contexto de flagrante intolerancia homofóbica, a raíz de compartir el verano de 1963 velando por un rebaño de ovejas en las montañas de Wyoming, deparaba una radiografía de las paradojas, hendiduras y sinrazones que conlleva todo vínculo amoroso cuando sobre éste planea el fantasma del miedo al fracaso y emerge la dolorosa autocoacción de sus emociones. Una obra de relevante profundidad y contención, madurada entre silencios, miradas e impulsos carnales por unos protagonistas majestuosos, que causó cierta polémica entre los sectores norteamericanos más conservadores.

Otras películas relacionadas con la MONTAÑA

Horizontes perdidos – Frank Capra (1937)
Las aventuras de Jeremiah Johnson – Sidney Pollack (1972)
Tocando el vacío – Kevin MacDonald (2003)

10 comentarios

  1. Casualidad entre casualidades. Hace poco decidí adquirirla para mi deuveteca. Y la he disfrutado hace tan solo unos días. Y es una hermosa, dura y compleja historia de amor entre dos personas que no pueden mostrarlo o gritarlo. Es precioso el simbolismo que adquiere la montaña… Efectivamente Ang Lee me gusta cuando se mete de lleno en cine de género y muestra su sensibilidad extrema. Así le he disfrutado en Sentido y sensibilidad, Tormenta de hielo (me encanta) o Deseo, peligro.

    Y la palabra que nos has traído hoy nos ha dejado momentos muy cinematográficos en el cine y largas y duras caminatas o hermosos paisajes. Poderosa es la montaña donde Bogart trata de escapar en El último refugio. Y poderosas montañas y escenas míticas nos ha dejado el western. Sirven tanto para ocultarse como para que de pronto aparezca el enemigo en el momento menos oportuno… O también oculta amores más allá de la muerte como las distintas versiones de Cumbres borrascosas. O cómo olvidar la trágica historia de Las nieves del Kilimanjaro. Pero también el musical depara alegres momentos en las montañas (o también algo sombríos)… como en Sonrisas y lágrimas o Siete novias para siete hermanos

    Besos
    Hildy

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    1. En mi primer visionado me dejó ciertas dudas y, por ello, decidí volver a verla hace unos días para configurar el texto crítico que había decidido publicar para acompañar a la palabra MONTAÑA. Esta vez sí me convenció su tersura descriptiva, su transparencia y honestidad. Quizás se eche en falta algo más de pasión en ciertos lances, o probablemente pudo ser fotografiada con mayor impetuosidad lumínica (dada la majestuosidad del entorno), pero en líneas generales me atrapa su historia, me seducen sus interpretaciones y, por supuesto, me conmueve la tristeza de su extraordinario epílogo.
      Qué decir de tus propuestas, como siempre magníficas…
      Un abrazo.

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  2. En dos visionados jamás conseguí apreciar todas esas cualidades y virtudes que supuestamente atesora esta obra magna para muchos, y fría y plana para el que escribe estas líneas. Sin que tengan nada que ver, me recuerda a lo que me pasó con la afamada Los puentes de Madison, que solo promovía mi apatía.

    No puedo decir que sea una mala película, pero sí insuficiente y previsible, sin pasión, sin alma, sin ese calado necesario para afrontar su historia. Por cierto, como ya le he comentado a Abúlico, me ha fascinado Nebraska, una película absolutamente magistral. Un gran abrazo amigo Antonio.

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  3. No me imaginaba que esta desmitificación de la enraizada virilidad adscrita al western iba a traerte de nuevo por aquí… Y no sabes cuánto me alegro. Por estas páginas, ha vuelto a transitar en estas últimas semanas Pasolini o Dreyer, cineastas de aquellos que imploran tu desaprobación más tajante, y con ellos pensaba que tendríamos el privilegio de volver a disfrutar de tus comentarios.
    Me alegro que no termines de captar la sustancia de esta película, si es que ése ha sido el factor que te ha motivado retomar tu incisiva pluma para este blog. Por cierto, no he visto «Nebraska», pero creo que muy pronto tendré la oportunidad de verla. Ya te contaré…
    Un fuerte abrazo, Altaica.

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  4. A mí no me gustó, me pareció una peli que triunfó porque la historia de amor era entre dos hombres, la misma historia, con una relación heterosexual me parece que hubiera dado como fruto una de tantas, tendrá sus virtudes que no lo niego, pero a ratos me pareció aburrida a más no poder.

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  5. El que más lamenta aparecer poco soy yo. Achaques algo jodidos. Pero sinceramente creo que es un descanso para muchos. No obstante, siempre que puedo procuro hacer un visita. Abrazos.

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  6. Hubo algunos westerns crepusculares y revisionistas que abordaron, con mayor o menor fortuna, aspectos soslayados, solo rozados o mitificados de la dura cotidianeidad en la vida sin expectativas de los vaqueros. A este respecto, acuden a la memoria títulos como “DOS HOMBRES CONTRA EL OESTE” de Blake Edwards, “MONTE WALSH” de William Fraker y “JUNIOR BONNER” de Sam Peckinpah, pero anterior a todos ellos, en 1957, recordemos que Delmer Daves ya rodó el excelente y desmitificador “COWBOY”. No obstante, entre los capítulos habitualmente “saltados” ha estado el que atañía al componente de homosexualidad en estado latente que a modo de corriente subterránea recorría en ocasiones esa amistad viril entre hombres sin familia ni futuro, hombres ateridos de frío y soledad. Hay tres westerns notables que abordaron el asunto de manera tangencial, insinuada, pero nítida: “CHUKA” de Gordon Douglas (la relación entre el sargento que incorpora Ernest Borgnine y el comandante del fuerte, John Mills), “GRUPO SALVAJE” (el personaje de Dutch -de nuevo Ernest Borgnine- y sus sentimientos hacia su amigo Pike, interpretado por William Holden) y la más explícita “EL HOMBRE DE LAS PISTOLAS DE ORO” de Edward Dmytryk, que mostraba sin apenas disimulos la pasión amorosa que Morgan (Anthony Quinn) desarrollaba por su amigo Blaisdell (Henry Fonda). Por todo lo expuesto, “BROKEBACK MOUNTAIN” (que en realidad no es un western, género del que sólo toma modos y escenarios), con ese paso dado de lo sugerido a lo “militante”, con la seductora trampa de un lenguaje de corte clásico (que sin embargo no sabe renunciar a una abusiva utilización de primeros planos), con una inspirada y melancólica partitura de Gustavo Santaolalla, con su tratamiento delicado y sensible como intentando decirnos “esto es una historia de amor en la que lo menos importante es el sexo de sus protagonistas”, se convierte en una película que parece valiente, sincera, atreviéndose a pene­trar “en terreno vedado”. Pero todo lo que nos cuentan en ella, se hace desde unas resultonas imágenes de cuidada estética y medida composición que sólo demuestran la capacidad de un alumno taiwanés aventajado para asimilar las lecciones de los maestros. Es por ello que estamos ante un hábil, brillante ejercicio de recopilación, clonación y reciclaje de ingredientes ya saboreados en otras ocasiones y que en la operación consiguen, por momentos, volver a resultar medianamente emocionantes. A través de su saltarina filmografía americana, el a veces interesante Ang Lee está demostrando ser al cine lo que Elmyr D’Ory fue a la pintura.

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  7. Gracias por tu panorámico comentario, Teo. Me quedo con esta última afirmación, en la que comparas sin tapujos a Lee con el famoso imitador y/o falsificador de cuadros húngaro. Bajo esos parámetros, ¿qué consideración te merece Tarantino? Es muy difícil eludir las influencias del pasado, de un arte con ya más de un siglo de existencia, ¿no crees?
    Por otro lado, recordemos que el director taiwanés tuvo el privilegio de introducir el tema de la homosexualidad en el cine asiático. Con diferencia, me parece el cineasta que mejor ha sabido amoldar su talento dentro de la industria hollywoodiense, un auténtico reto si tenemos en cuenta la abundante lista de nombres que han fracasado en el intento (Woo, Kar-Wai, Nakata, Shimizu, etc.)

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  8. Hay películas en las que la montaña adquiere un carácter extraordinario y prácticamente mítico. Por ejemplo «El cazador» de Michael Cimino, «La balada de Narayama» de Imamura, «Sunchaser» de nuevo Cimino, «Los sueños» de Kurosawa, «La quimera del oro» de Chaplin…

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