REINO (Camelot)

Territorio en el que el jefe de gobierno es un rey o una reina. (google.es)
Un reino imaginario es un territorio fruto de la imaginación de escritores y artistas, representado comúnmente en el género literario o cinematográfico.

«No llevaré corona, no alcanzaré la gloria. Viviré y moriré en mi puesto. Soy la espada en la oscuridad. Soy el vigilante del Muro. Soy el fuego que arde contra el frío, la luz que trae el amanecer, el cuerno que despierta a los durmientes, el escudo que defiende los reinos de los hombres» (libro Choque de reyes)
George R. R. Martin (1948-) Escritor y guionista estadounidense de literatura fantástica, ciencia-ficción y terror

CAMELOT (Camelot) – 1967

camelot

Director Joshua Logan
Guion Alan Jay Lerner
Fotografía Richard H. Kline
Música Frederick Loewe
Producción Warner Bros/Seven Arts
Nacionalidad Estados Unidos
Duración 178m. Color
Reparto Richard Harris, Vanessa Redgrave, Franco Nero, David Hemmings, Lionel Jeffries, Laurence Naismith, Pierre Olaf, Estelle Winwood.
* Richard Harris – Camelot

«La perfección del alma es una tarea que no tiene fin»

Gigantesca y esplendorosa adaptación cinematográfica del exitoso musical homónimo creado por la pareja Loewe/Lerner, a su vez inspirado en la novela The one and future king de T.H. White, que retomaba con destreza y espectacularidad la leyenda del rey Arturo y los caballeros de la mesa redonda, sobre todo, el inmortal triángulo de amor y amistad que el monarca integraba junto a Ginebra y Lancelot en el imaginario reino de Camelot. Joshua Logan, en otros tiempos renombrado director de Broadway, aplicó su singular concepción teatral al dividir la obra en fragmentos deliberadamente escénicos, los cuales fueron ambientados con la meticulosidad y exactitud que exigía su importante plétora de medios. Conmutada en fiel reflejo de la libertad y transigencia que se respiraba a mediados de los sesenta, utilizaba una romántica, sensual y bucólica sensibilidad para fusionar su acepción metafórica con unos componentes pictóricos eminentemente prerrafaelistas, realzados, sin duda, por el descollante vestuario ‘art nouveau’ de John Truscott. En definitiva, uno de los últimos grandes musicales surgidos de Hollywood.

Otras películas ambientadas en un REINO IMAGINARIO

Civilización – Thomas H. Ince, Reginald Barker y Raymond B. West (1916) / Wredpryd
La reina Kelly – Erich Von Stroheim (1929) / Kronberg
El prisionero de Zenda – John Cromwell (1937) / Ruritania

13 comentarios

  1. Cómo me encanta ‘Excalibur’: tan excesiva, tan operística, tan arrolladora, tan embriagante… Desde los tiempos en que Telemadrid la programaba cada día 24 o 25 de diciembre, cogí la costumbre de verla todas las Navidades.

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    1. No sabía que Telemadrid tuviera esa buena costumbre de programar «Excalibur» todas las Navidades. Me parece tan adecuado como recuperar por esas fechas la capriana «Qué bello es vivir!» y mucho más apetecible que volver a engullir el tostón de «Los Diez Mandamientos» con el que no suelen obsequiar por Pascuas.

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  2. Recuerdo la alegría que provoca en un principio este musical con una Vanessa Redgrave bellísima y vital… y como poco a poco se va sumergiendo en las tinieblas y convirtiéndosee en un musical triste y oscuro…

    Las películas de Logan tienen un contraste curioso entre vitalidad y melancolía o tristeza. Así ocurre con «Picnic», «Bus Stop» o «La leyenda de la ciudad sin nombre». También tiene un melodrama bélico que me gustaría volver a ver que en su momento (y creo que ahora también) me interesó muchísimo, SAYONARA, con Marlon Brando.

    Besos
    Hildy

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  3. Hola, soy de Universo de A, he sabido que te has hecho seguidor de mi blog y quería expresarte mi alegría y gratitud porque te haya interesado tanto como para hacerlo.
    Y por supuesto, he venido a hacerte una visita para conocerte; decirte que me parece muy original tu idea de esta enciclopedia de cine con palabras y hacer definiciones a través de películas, sumamente interesante.
    En lo que respecta a esta película, sobra decir que me encanta y que es una de las mejores adaptaciones de los mitos artúricos, sin mencionar la magnífica música, además me has aportado datos sobre los que no había reflexionado o no me había fijado lo suficiente.
    Y si me lo permites, te aportaré otras películas sobre el Rey Arturo que considero imprescindibles sobre el tema:
    -Merlín el encantador: sí, la de Disney, es la adaptación sobre el primer libro de White, en «Camelot» se hace referencia a él parcialmente cuando se habla de la infancia del monarca.
    -Merlín: un telefilme de lo más completo sobre el famoso mago protagonizado por Sam Neil; cuenta toda la historia desde su perspectiva.
    En fin, gracias de nuevo, ¡y hasta otra!.

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  4. Uno de los últimos grandes musicales agónicos que produjo Hollywood (cuyos exteriores fueron, curiosamente, rodados en España por expreso deseo de Joshua Logan) cuando en el género se estaba efectuando una drástica “reducción de plantilla” a consecuencia de los disparados presupuestos y atendiendo a los mutados gustos de los nuevos espectadores –Logan sería también, tres años más tarde, el encargado de clausurarlo oficialmente con la excelente y melancólica “LA LEYENDA DE LA CIUDAD SIN NOMBRE” (Paint Your Wagon)– que pronto se decantarían por espectáculos de discutible concepción como “HAIR” y “JESUCRISTO SUPERSTAR”, hasta desem­bocar en el, por otro lado, notable “GREASE”.
    En el caso que nos ocupa, la feliz elección del último trabajo, uno de los más inspirados, del genial binomio Lerner & Loewe, dió como resultado un film de asombrosa belleza, original y arriesgado en su modernidad, entendiendo este término como una apuesta por soluciones visuales y de puesta en escena tan adecuadas como inteligentes, pero que no se ajustaban estrictamente a los cánones clásicos de un musi­cal de Broadway trasladado al cine. En este sentido, cabe destacar la sorprendente opción de filmar los cantables con abundantes y sostenidos primeros planos recogidos por una atenta y, en ocasiones, emocionada cámara.
    El bello tema de la historia que nos cuentan –los ideales vencidos por la pasión, la demolición de un sueño y la esperanza renacida de sus escombros–, los excelentes diálogos que van de la brillante ligereza en los momentos de comedia (el tono imperante en toda la primera parte del film que se rompe bruscamente en el resultado final del torneo entre Lancelot y los tres caballeros) al dramatismo y profundidad filosófica en la oscu­recida y pesimista segunda parte, el espléndido trabajo de Logan con los actores (gran fuerza en las miradas) y, por supuesto, la música de Frederick Loewe, hacen de “CAMELOT” un film hermoso e irrepetible (pese al recurrente saqueo del mito artúrico en el cine de las últimas décadas y que desemboca, de momento, en la nefasta “EL PRIMER CABALLERO” y la poco interesante “EL REY ARTURO”) y uno de los más grandes musicales de la historia del cine.
    La película ganaría tres Oscars (dirección artística, dirección musical, vestuario). Pese a ello, y a las más que evidentes virtudes expuestas en este breve comentario, los resultados de “CAMELOT” en taquilla fueron decepcionantes. El musical clásico «from Broadway», como género cinematográfico, ya era historia.

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