Palabra de origen francés cuyo significado original era taberna, pero que pasó a utilizarse internacionalmente para denominar a las salas de espectáculos, generalmente nocturnos, que suelen combinar música, danza y canción, pero que pueden incluir también la actuación de humoristas, ilusionistas, mimos y muchas otras artes escénicas. (Wikipedia)
«Estoy segura de que podría leer a Baudelaire en un cabaret y aplaudirían»
Edith Piaf (1915-1963) Cantante francesa
EL ÁNGEL AZUL (Der blaue engel) – 1930
Director Josef Von Sternberg
Guión Carl Zuckmayer, Karl Volmöller y Robert Liebmann
Fotografía Günther Rittau
Música Friedrich Holländer
Producción UFA
Nacionalidad Alemania
Duración 98m. B/N
Reparto Emil Jannings, Marlene Dietrich, Kurt Gerron, Hans Albers, Rosa Valetti, Hans Roth, Eduard von Winterstein, Rolf Müller, Carl Balhaus.
* Marlene Dietrich – Ich bin von Kopf bis Fuß auf Liebe eingestellt
«Estoy hecha de la cabeza a los pies para el amor, porque ese es mi universo y no tengo otro»
Solicitado por el productor Eric Pommer, Josef von Sternberg decidió interrumpir su exitosa carrera en Estados Unidos y viajar a Berlín para realizar una adaptación de la novela Professor Unrath de Heinrich Mann, que, a la postre, se convertiría en el primer largometraje sonoro alemán. En él, se narraba la historia de un adusto profesor de temperamento y ética casi invulnerables (Jannings en el apogeo de su popularidad) que era arrastrado a una progresiva y humillante degradación, tanto física como moral, por la perversa y descarnada concupiscencia de una provocativa artista de cabaret, de nombre Lola-Lola. Su refinado tratamiento visual, unido a una turbia y abrumadora atmósfera, convirtieron al film en un hito esencial del barroquismo cinematográfico, alcanzando un éxito a nivel mundial y consagrando como estrella a Marlene Dietrich, que no vaciló en marchar a Hollywood junto al realizador para protagonizar a sus órdenes seis películas más. Entre sus sensuales e inolvidables canciones cabe destacar Nimm dich acht vor blonden frauer e Ich bien die fesche Lola.
Otras películas ambientadas en un CABARET
El último cuplé – Juan de Orduña (1957)
Cabaret – Bob Fosse (1972)
Moulin Rouge – Baz Luhrmann (2001)
Diccineario 
¡Qué coincidencia! Justo la vi el otro día. Me zarandeó entero, menudo viaje emocional. Dentro de unas cuantas entradas (la cola de pendientes es extensa) aparecerá por el blog.
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A mi me ha ocurrido con alguna de las que has publicado tú… No me la perderé, estoy convencido que bordarás tu crítica sobre esta insoportable travesía por los abismos del escarnio y la abyección.
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El Ángel Azul sigue impresionando e impactando… es una película que refleja de manera dura la degradación y humillación de un hombre. Es difícil de soportar a ese hombre con rostro de payaso que entona de manera desgarradora el canto de un gallo… porque sabemos la historia que esconde ese rostro patético. Duele. Y efectivamente uno de sus logros son las distintas atmósferas…
Y una de ellas es ese Cabaret, El Ángel Azul, donde trabaja esa compañía de artistas donde se encuentra Lola Lola. Una Marlene Dietrich todavía sin pulir físicamente, totalmente auténtica y arrolladora (sin el glamour característico que iría adquiriendo en Hollywood) que se come la pantalla a bocados.
Pero también nombras otro maravilloso cabaret que siempre me fascina: el Kit Kat Club de la película de Bob Fosse… con ese maestro de ceremonias, ese banda de música femenina o esa cantante americana con rostro de Liza Minnelli…
Besos
Hildy
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Cierto, en esa escena radica probablemente la culminación del maltrato emocional al que es sometido el protagonista. El resto de películas que Marlene (ya pulida físicamente) hizo en Hollywood con el realizador vienés irán apareciendo por el blog poco a poco; igual que lo hará el mítico drama musical de Bob Fosse.
Un abrazo.
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No he visto la película, pero leí la novela y me pareció una historia muy interesante.
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Estoy convencido que debe ser una lectura tan interesante como desazonadora. Si puedes verla, hazlo. No te defraudará.
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Son los últimos días de la República de Weimar. La ciudad se halla atrapada en la siniestra calma de un huracán apocalíptico, la breve ventana encajada entre la Primera Guerra Mundial y el trueno del implacable Tercer Reich.
Soy un observador que se muestra indiferente y aturdido como si padeciera neurosis de guerra: jamás había sido testigo de algo semejante. Los bajos fondos que frecuento es una batalla campal fatalista, alimentada por una desesperación tan inmensa, que el único recurso es la danza del abandono, la última y más memorable pieza que toca la orquesta del Titanic cuando emerge el iceberg. Es un mundo de almas perdidas, en que los grandes han caído, donde los buenos hacen lo que pueden para llegar a fin de mes, donde todo está en venta y la virtud es un lujo inalcanzable. Gente de la alta sociedad ha de aceptar inquilinos, las prostitutas se mezclan con cantantes de ópera, mientras que yo voy buscando oportunidades con mi compatriota expatriada y compañera de piso, la aspirante a cantante de club nocturno, Sally Bowles, ay, mi querida Sally, es el emblema perfecto de esta maldita época: ciega a las consecuencias, caprichosa y depredadora, embotada por el alcohol y el sexo. No soy sentimental aunque sepa que pronto dejará de existir todo lo que conozco. El hedonismo de Weimar se está desvaneciendo, y pronto será erradicado. Sally se está convirtiendo en un ser distraído y desagradable. La tenue seguridad de los judíos Landauer no tardará en ser destruida. La joven comunista Rudi y su idealismo tendrá fatales consecuencias. La inocencia se perderá.
Soy una cámara con el obturador abierto, pasivo por completo, que rueda sin pensar. Estoy hablando de «Cabaret», espléndida película. «El Ángel Azul» es otra magnífica muestra de lo que representó un tipo de cine, una manera de hacer y de mirar. Y, por último añadiría, en vez del «Moulin Rouge» de Luhrmann, al otro «Moulin Rouge» de Huston en donde hace un retrato maravilloso del color insuperable. Y, «El último cuplé» no me gustó demasiado, y para ya.
Abrazos
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Magnífico texto en memoria de Christopher Isherwood y Bob Fossse… Mira, intentaré que esta emblemática película aparezca por el blog en breve.
El «Moulin Rouge» de Huston puede considerarse como una fiel aproximación a la figura de Toulouse-Latrec más que una película sobre el cabaret parisino. En ese sentido, sí podía haber incluido el «French Can-can» de Jean Renoir. No creas, a mi tampoco me gustan demasiado ni «El último cuplé» (quizás él film más recordado de Sara Montiel) como el «Moulin Rouge» de Luhrmann…
Un abrazo.
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Una crónica excesivamente aséptica y poco involucrada, que intuyo indica una escasa pasión artística vs pasional por la obra.
Yo la considero una de las más importantes, sensibles e hipnóticas películas de la historia del cine. Y si tenemos que sonsacar alguna de las secuencias icónicas del séptimo arte, decir que la humillación a modo de delirio gallináceo del gran profesor es en sí misma uno de los momentos más brutales que el cine ha dado. Obra maestra y cumbre absoluta del cine.
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Tienes razón, me ha quedado una reseña excesivamente desapasionada, que conduce además a engaño pues sí considero la película como una de las grandes obras maestras de principios del sonoro. Las prisas son muy malas consejeras…
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LA ví recomendado por Altaica, realmente dura y cruda, esa escena, no hace falta decir cuál, es de lo más duro que he visto en el cine sin que aparezca sangre, vísceras ni nada de eso, tremenda del todo, me marcó y mucho.
Evidentemente y tras leer los comentarios me refiero a la escena que dice el propio Altaica 🙂
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No cabe duda que es una escena crudísima, pero es que las escenas que se nos instalan en la memoria por su dureza e impacto emocional son precisamente las que no están bañadas de sangre ni de vísceras. No sé, a bote pronto, recuerdo los desenlaces de «La loba» de Wyler, «Las damas del bois de Boulogne» de Bresson o «La evasión» de Becker, por ponerte sólo tres ejemplos. Por cierto, te recomiendo encarecidamente esta última si todavía no la has visto. Hazme caso, mírala con detenimiento y concentración, y ya me dirás…
Un abrazo.
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Espléndida la recomendación de Antonio, respecto de una película magistral, que demuestra que la simplicidad en el cine puede esconder los más grandes hallazgos. Y ya que hablamos de escenas duras, a mi la que más me ha impactado en la historia del cine es el final de Ran.
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No me extraña, el desenlace de «Ran» es probablemente uno de los más hermosos y sobrecogedores de la historia del cine.
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