HIPOCRESÍA (Lejos del cielo)

Actitud constante o esporádica de fingir creencias, opiniones, virtudes, sentimientos, cualidades, o estándares que no se tienen o no se siguen. La persona hipócrita finge cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente tiene o experimenta. La hipocresía en si es un tipo de mentira o pantalla de reputación. La hipocresía puede venir del deseo de esconder de los demás motivos reales, o sentimientos. (Wikipedia)

«Cuando la hipocresía comienza a ser de muy mala calidad, es hora de comenzar a decir la verdad»
Bertolt Brecht (1898-1956) Dramaturgo y poeta alemán

LEJOS DEL CIELO (Far from heaven) – 2002

Director Todd Haynes
Guion Todd Haynes
Fotografía Edward Lachman
Música Elmer Bernstein
Producción Clear Blue Sky/John Wells Prod./Killer Films/Section Eight Ltd./TF1 International/Vulcan Prod.
Nacionalidad Estados Unidos
Duración 107m. Color
Reparto Julianne Moore, Dennis Quaid, Dennis Haysbert, Patricia Clarkson, Viola Davis, James Rebhorn, Bette Henritze, Michael Gaston.

«A veces quien mejor nos entiende es la gente más alejada de nuestro mundo»

Entre medias de dos íntegras revisitaciones sobre sendos episodios de la cultura musical norteamericana, la eclosión del estilo ‘glam rock’ en VELVET GOLDMINE (1998) y el controvertido itinerario acústico/eléctrico de Bob Dylan en I’M NOT THERE (2007), Todd Haynes firmó este sesudo homenaje al melodrama hollywoodiense de los cincuenta, elevado a categoría de arte por maestros como Sirk o Minnelli. Custodiándose en una suntuosa partitura de Elmer Bernstein, la película resucitaba con mimetismo el enardecido fulgor cromático de aquellos patrones estilísticos para traslucir con reticencia y sobrante pulcritud la abrumadora, prejuiciosa e hipócrita estrechez de miras provinciana que se anidaba en la trastienda de un acomodado matrimonio de Hartford (Connecticut), carcomido por su sexualidad reprimida. Un argumento descorazonador, atestado de sentimientos reprimidos e ideales desmantelados, que ponía al descubierto las máculas del ‘american way of life’ y consolidaba a la pelirroja Julianne Moore como una de las actrices más talentosas y polivalentes de su generación.

Otras películas sobre HIPOCRESÍA

Tartufo – F.W. Murnau (1925)
El apartamento – Billy Wilder (1960)
American beauty – Sam Mendes (1999)

15 comentarios

  1. Maravilloso homenaje al melodrama… y efectivamente estallando la hipocresía y falsas apariencias de la ‘perfecta’ sociedad que querían representar las familias de clase media americanas en los años 50… Qué buenas películas (precisamente los melodramas) han reflejado este tema.

    Por otra parte ¡qué brillante está Julianne Moore! Que no sólo es increíble en esta ‘lectura’ de los melodramas de Sirk sino que también estuvo sensacional en un remake de un melodrama olvidado (que los protagonistas eran Deborah Kerr y Van Johnson, Vivir un gran amor -que a la vez era una adaptación cinematográfica de una novela de Graham Greene)que se tituló El fin del romance de Neil Jordan.

    La verdad es que es una actriz que me gusta mucho. Desde que la vi en Vania en la calle 42.

    Besos
    Hildy

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  2. Es que solo centrándose en el ‘American Way of Life’ da para multitud de obras sobre la hipocresía (toda la serie ‘Mad Men’, por ejemplo). No obstante, no es una cuestión exclusivamente estadounidense. Basta con mirar nuestro ombligo mediterráneo a través los esperpentos de Berlanga (‘Plácido’ y su «pongan un pobre en la mesa por Navidad», por ejemplo) o las comedias sicilianas de Germi sobre el estatus de la mujer en Italia. Tan divertidas como aterradoras.

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  3. Un amigo bastante versado en el tema me dijo que viera «Mad men», que estaba convencido que me gustaría mucho, pero sigo resistiéndome a las series. Por mucho que digan que es el arte del siglo XXI (es posible, no lo discuto) yo prefiero seguir viendo cine. No creo que me acabe nunca la lista de películas que tengo pendientes, ¡como para engancharme ahora a las series!…
    Y tienes razón, la «Spanish and Italian way of life» también ha dado mucho de sí. Además, creo que ambos eran bastante más divertidos que el sistema de vida americano…

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    1. A mí me cuesta mucho seguir las series: exigen una regularidad y un esfuerzo prolongado que, en la mayoría de los casos no estoy dispuesto a aceptar. Pero claro, en esta denominada edad de oro de la televisión hay por ejemplo joyas en serie como The Wire, que suponen la mayor obra de arte audiovisual que he visto en mi vida (por encima de cualquier película, libro o lo que sea). Es decir, que bien vale atreverse y romper esquemas con ciertas cosas. Mad Men bien vale la pena, desde luego.

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  4. Maravillosa película y maravillosa revisitación de las historias contadas por Sirk, incluso dando una vuelta de tuerca al toque «perverso» del maestro.
    Excepto el Tartufo, que no puedo valorar, maravillosas las otras dos menciones.

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  5. Por fin encuentro especímenes que se niegan a ver series. Llevo defendiendo mi posición desde hace años y ¡ojo! no por ser mejor que otras, tan solo que no soporto estar pendiente de algo sí o sí.

    Me he quedado alucinado con la afirmación que realiza Abúlico sobre una serie en concreto, permitiéndose el lujo de valorarla como superior a cualquier película, obra literaria o lo que sea. Bueno creo que es cuando menos algo aviesa, pero viniendo de él la serie debe ser una maravilla.

    La película es bastante buena y me gustó especialmente por la realización que se implica formalmente con lo que cuenta y el cine de esa época, para que el choque con el fondo sea aún más impactante. Digamos que los subterráneos salen de las zonas ocultas pese a la suavidad y estilismo de la superficie.

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  6. Yo aluciné tanto como tú con la afirmación de nuestro admirado Abúlico, pero la tendré en cuenta. Algún día, cuando me jubile y me sobre el tiempo libre, intentaré constatar si aquella serie (u otra) merece ser considerada como la mayor obra de arte audiovisual que he visto nunca. No, espero poder admirarla antes, vaya a ser que me arrepienta de no haberlo hecho a su debido tiempo.
    En cuanto a «tu» posición, que es también la mía, te confesaré que yo llevo también años aguantando en cenas varias como todos hablan y hablan de series mientras yo no tengo ni pajolera idea sobre ellas. Siempre acabo quedando como un «frikie», en total fuera de juego, igual que yo si a ellos les empezara a hablar sobre Ozu, Dreyer u Ophüls.

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  7. Si te soy sincero yo llevo sin ver seriales desde hace más de 35 años y en casa, cuando las ponen, me voy a hacer otras cosas. Creo recordar que la primera serie que vi fue una de ciencia ficción americana cuando era muy niño y otra que se llamaba, si mal no recuerdo, «Los invasores», algo vi de «Hombre rico, hombre pobre» y algunas más de la época. Dejé de verlas y hasta ahora. Por cierto, tienes que cambiar de amigos, jajaja. Es broma, los míos no tienen ni idea de cine. Por cierto Ozu, maravilloso, Ophüls, sublime, y Dreyer, absolutamente sobrevalorado.

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  8. Te entiendo perfectamente, es más, me siento bastante identificado contigo. Acabo de publicar una película de Dreyer (para mí, un cineasta único), pero pronto aparecerá en el blog otra suya sonora y podremos hablar sobre él. En cuanto a Ozu y Ophüls, coincidimos plenamente.

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  9. Que buen tema para hacer una película sobre él. Saben que viene del griego que significa: representación de un papel en el teatro. Ficción, fingimiento, farsante. Disimular y engañar.
    Lo que has puesto sobre sentimientos reprimidos e ideales desmantelados y una sexualidad reprimida en una pareja, una visión idílica es enteramente utópica, porque en algún momento se va a plantear una separación entre lo que se quiere llegar a ser (ideales) y lo que es o lo que se quiere poseer. Si representamos un papel, no estamos siendo, estamos disimulando, engañando. Esto, en la ficción: en el cine, en el teatro, etc, no es hipocresía. Es arte. En cambio, en la vida real, los sentimientos y la sexualidad reprimida sumado a ideales derrumbados es un caos. Ya cuando hay represión hay desconocimiento de aspectos de uno, son impulsos o fuerzas que funcionan en nuestro mundo interno que quedan detenidos, trabados y a partir de este mecanismo de defensa que tenemos todos los seres humanos, hace que uno se prohiba vivir la sexualidad y los sentimientos con mayor libertad y placer. Si reprimimos afectos también estamos disimulando, y engañándonos y engañando al otro. Hay represiones que son necesarias para poder vivir en una sociedad. Pero esto nada tiene que ver con una sociedad hipócrita, ni con una pareja hipocresía. No se comunica, no se expresa, se dice lo que el otro espera que se le diga, la sociedad se desmantela, asi como la pareja o el individuo. Ah, y también los valores, que tienen que ver con los ideales.
    Cada uno se hará cargo ya que estamos incriminados.
    Cariños
    Hilda Zybert

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  10. Sin duda, la hipocresía es una actitud que ha dado mucho juego en el cine y, que, en mayor o menor medida, está presente en cualquier melodrama que se precie.
    En cuanto a tu reflexión sobre la hipocresía y el fingimiento y/o la represión de los sentimientos, qué más puedo decirte… En efecto, éstas forman parte de nuestro comportamiento diario, tanto a nivel laboral como familiar o personal. Por mucho que reneguemos de su práctica, se hace sumamente complicado no recurrir a tales conductas en una sociedad en la que la doble moral juega un papel preponderante.
    Saludos.

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