ALTER EGO (Los cuatrocientos golpes)

Persona real o ficticia en quien se reconoce, identifica o ve un trasunto de otra. (RAE)
Personaje de ficción cuyo comportamiento, lenguaje o pensamientos intencionalmente representan los del autor. (Wikipedia)

«Nunca tengo un alter ego en las películas. Esa es una ficción que la prensa ha inventado a lo largo de los años y es divertido escribirla. Les da algo que escribir.»
Woody Allen (1935-) Director de cine, actor y comediante estadounidense

LOS CUATROCIENTOS GOLPES (Les quatre cents coups) – 1959

400

Director François Truffaut
Guion François Truffaut y Marcel Moussy
Fotografía Henri Decae
Música Jean Constantin
Nacionalidad Francia
Producción Les Films du Carrose/Sédif
Duración 93m. B/N
Reparto Jean-Pierre Léaud, Claire Maurier, Albert Rémy, Georges Flamant. Guy Decomble, Patrick Auffray, Daniel Couturier, Michel Girard.

«Miento de vez en cuando, supongo. A veces digo la verdad y no me creen, así que prefiero mentir»

Truffaut debutó en la realización con este perspicaz estudio sobre el aprendizaje de la vida, que, debido a su clamoroso éxito internacional, supuso el lanzamiento masivo u oficial de un movimiento cinematográfico tan trascendente e iconoclasta como la ‘nouvelle vague’. Con el impetuoso entusiasmo propio de toda ópera prima y la nomológica franqueza de cualquier evocación autobiográfica, el cineasta galo describió el hostil y problemático acceso al mundo de los adultos del desubicado e incomprendido adolescente parisino Antoine Doinel, un alter ego truffautiano cuya vida transcurriría paralela a la de su intérprete Jean-Pierre Léaud, pues el actor volvería a encarnarlo en EL AMOR A LOS VEINTE AÑOS (1962), BESOS ROBADOS (1968), DOMICILIO CONYUGAL (1970) y EL AMOR EN FUGA (1978). Íntegramente rodado en escenarios naturales y con un presupuesto ciertamente asequible, el film convoca a la reflexión con una asombrosa ternura y delicadeza, patente en secuencias inolvidables por su sensibilidad naturalista como la célebre y postrera fuga hacia el mar del entrañable protagonista.

Otras películas protagonizadas por un ALTER EGO del cineasta 

El chico – Charles Chaplin (1921) / El vagabundo (The tramp)
Mi tío – Jacques Tati (1958) / Monsieur Hulot
Palombella rossa – Nanni Moretti (1989) / Michele Apicella

10 comentarios

  1. … En Sin novedad en el frente… qué imagen final más potente la mano y la mariposa. Es una película que todavía hoy conmueve y remueve…

    Y Los 400 golpes me encanta así como la vulnerabilidad de ese personaje maravilloso creado por Truffaut y su actor Jean Pierre Leaud, Antoine Doinel… que crecería e iría ‘madurando’ en pantalla.

    Los 400 golpes te atrapan y golpean… y ese rostro inmóvil de Doinel en su huida al mar mirándonos a todos es sobrecogedor… Como dices la película tiene ternura y delicadeza, dos cualidades que arrastraría el personaje en sus posteriores películas donde el realizador le ofrece un futuro movidito sentimental y emocionalmente pero con luz a final del tunel…

    Las otras películas que nombras en adolescencia son buenísimas pero Lilya Forever es de una dureza que golpea en cada fotograma.

    Besos
    Hildy

    Me gusta

  2. Es muy difícil no identificarse con el personaje de Antoine Doinel si has seguido su trayectoria vital, pues creo que todos en algún momento dado nos hemos sentido incomprendidos y faltos de cariño («Los 400 golpes»), ávidos de aventuras e insatisfechos laboralmente («Besos robados»), emocionalmente inseguros («Domicilio conyugal») o anhelosos por recuperar la llama de la pasión («El amor en fuga»).
    He incluido «Lilya forever» al ser una película que vi de casualidad y que me sorprendió muchísimo por su capacidad para ensamblar dureza y emotividad. Me alegro que la hayas visto…

    Me gusta

  3. Pues fíjate, a mí me ocurre todo lo contrario. Creo, que, junto a «La piel suave» y «Las dos inglesas y el amor», es la película de Truffaut que más me emociona y que vuelvo a ver con más asiduidad. El resto de su filmografía, como la obra de la mayoría de sus colegas nouvellevaguianos (Godard sobre todo) me resulta mucho más fría y proclive a frecuentar los contornos de la pretenciosidad.

    Me gusta

  4. No me tires de la lengua con Godard, pues es uno de los cineastas que ha conseguido sacarme de quicio con su emblemática «modernidad» cinematográfica. Nada que ver con Truffaut (estoy de acuerdo) ni tampoco con Rohmer, al que aprecio con devoción.

    Me gusta

  5. Rohmer debería de ser asignatura obligada para algunos directores de cine actuales y del pasado, sobre todo aquellos que son altamente pretenciosos, pues la fluidez y sencillez del primero es sencillamente deslumbrante.

    Sin entrar en un análisis del cineasta francés, recordar a «El pequeño salvaje», una obra que me parece sencillamente perfecta.

    Me gusta

    1. Me has despistado un tanto con tu comentario, pues al citar «El pequeño salvaje» no sé si en el párrafo anterior te referías a Rohmer o a Truffaut. De todos modos, abrigo una gran fascinación por el cine de ambos (especialmente por el primero). Si fuese cierta la frase sentenciada por Gene Hackman en «La noche se mueve» (ver una película de Rohmer es como ver crecer una planta») te aseguro que me hubiera aficionado a la jardinería.

      Me gusta

  6. Sí, al no diferenciar y siendo ambos franceses pues… Obviamente en el primer párrafo hablaba del gran Rohmer y en el segundo de Truffaut. Y aciertas en cuanto a la fascinación. Un abrazo.

    Me gusta

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.