AFECTIVIDAD (Los mejores años de nuestra vida)

Capacidad de reacción de un sujeto ante los estímulos que provienen del medio externo o interno, cuyas principales manifestaciones son los sentimientos y las emociones. (Espasa-Calpe)

«El matrimonio es un contrato de afectividad que no garantiza nunca su cumplimiento, pues el cariño se revisa cada mañana»
Pierre J. Proudhon (1809-1865) Filósofo político y revolucionario francés

LOS MEJORES AÑOS DE NUESTRA VIDA (The best years of our lives) – 1946

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Director William Wyler
Guión Robert E. Sherwood
Fotografía Gregg Toland
Música Hugo Friedhofer
Producción Samuel Goldwyn
Nacionalidad Estados Unidos
Duración 172m. B/N
Reparto Fredric March, Dana Andrews, Harold Russell, Myrna Loy, Theresa Wright, Virginia Mayo, Cathy O’Donnell, Hoagy Carmichael.

«Lo que más miedo me da es que ahora van a tratar todos de rehabilitarme»

La dura experiencia vivida por William Wyler en la Gran Guerra resultó fundamental a la hora de aceptar la propuesta del entonces productor independiente Samuel Goldwyn de dirigir una película sobre las dificultades del regreso a la vida civil de los excombatientes en la Segunda Guerra Mundial, tanto en su readaptación laboral como en la reconstrucción de su entorno familiar. El resultado fue un emotivo melodrama realista, inspirado en el relato Glory for me de McKinlay Kantor, que yuxtaponía en un tono profundamente melancólico las diferentes contrariedades de carácter social y afectivo que experimentan un sargento de infantería de acomodada situación profesional (Fredric March), un capitán de aviación sin empleo (Dana Andrews) y un mutilado marinero de clase media (Harold Russell, auténtico veterano de guerra). La pureza y sobriedad de su realización, la enternecedora delicadeza de sus interpretaciones y una majestuosa fotografía de Gregg Toland, con especial esmero en la profundidad de campo, convierten al film en uno de los títulos hollywoodienses más sugestivos, emblemáticos e influyentes de los años cuarenta.

Otras películas que expresan grandes dosis de AFECTIVIDAD

La gran ilusión – Jean Renoir (1937)
¿Dónde está la casa de mi amigo? – Abbas Kiarostami (1987)
Tierras de penumbra – Richard Attenborough (1993)

6 comentarios

  1. … Traes a este escenario de palabras uno de mis directores favoritos… siento total y absoluta afectividad hacia practicamente toda su obra.

    William Wyler siempre me ha fascinado. He visto mucho de su filmografía y puedo decir que nunca me ha decepcionado. Lo defiendo a capa y espada como un gran narrador cinematográfico.

    Su colaboración con Bette Davis (La Loba, La Carta, Jezabel), sus dramas sociales (Esos tres, Callejón sin salida, La Calumnia, Brigada 21…), sus escasas comedias (Una chica angelical, Vacaciones en Roma…), sus desgarradoras historias sobre amor y destrucción (Cumbres borrascosas, La heredera, Carrie, El coleccionista…), sus dramas bélicos (la que reseñas y La señora Miniver), sus películas más desconocidas (Desengaño, El forastero, La gran prueba)… ¿Se me nota que me encanta?

    Je, je, je… has activado mi verborrea incontenible. Lo siento.

    Besos
    Hildy

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    1. No lo sientas Hildy, todo lo contrario. Me encanta hablar de cine y me satisface constatar que hay gente que comparte mis filias cinéfilas. De vez en cuando, sirve para aseverar, que, en fondo, no soy tan «freaky» como otros insinúan o te hacen sentir.
      Puedes contar conmigo si se trata de defender a Wyler, injustamente tachado por la purista crítica hollywoodiense de la época como un director «sin estilo». Era un realizador todo terreno, que sabía adaptarse a la perfección a cualquier género (aunque su gran fuerte era el melodrama), narrando las historias como pocos y extrayendo el máximo partido de sus actores (Bette Davis, Audrey Hepburn, Gregory Peck, Dana Andrews…).
      De todas las películas que citas, y otras brillantes que no has nombrado como «Horizontes de grandeza» o «Ben Hur», me quedo con este extraordinario melodrama bélico por su fluidez descriptiva y exquisito tratamiento de los personajes. Creo que hay pocas películas en la historia del cine que sean tan largas y se hagan tan cortas. Son casi tres horas y estás deseando que no acabe nunca.
      A mi también se me nota que me encanta, no? jaja
      Volveremos a él, pues aparecerá a menudo por el blog…
      Un abrazo.

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